September 22, 2019

Beatriz Restrepo Gallego: una vida de coherencia entre el pensamiento y la acción



Beatriz Restrepo Gallego: una vida de coherencia entre el pensamiento y la acción

Luis Julián Salas Rodas
Sociólogo
Especialista y Magíster en Ciencias Sociales
Magister en Ciencias de la Educación
Twitter: @LuisJulianSalas
Blog en Google: familia y otros
Medellín - Colombia

UdeA.edu.co

Barranquilla 1941 – Medellín 2019



¿Qué significa pensar?  Bajo este sugestivo  título el filósofo alemán Martín Heidegger (1)  (1889-1976) dictó dos cursos durante los años de 1952 – 1953 en la Universidad de Friburgo, en Breisgau, Alemania.  La pregunta nos inquieta por cuanto creemos que todo el tiempo estamos pensando, sobre  lo divino y humano,  pero muy poco en el propio  significado del pensar. Heidegger señala que el pensar nombra, también, otras palabras como: memoria, gratitud, recuerdo. Y de la memoria Heidegger, en el texto ya citado, nos da una hermosa definición: la memoria es el recogimiento del recuerdo.


¿Y qué motivo nos convoca la lectura de este texto? No es otro que el recogernos en el recuerdo de nuestra admirada filósofa  y entrañable amiga Beatriz Restrepo Gallego. El recuerdo está asociado a las vivencias, y vivencia es toda aquella situación o experiencia que marca en forma significativa el curso de nuestra vida. Y aquellos de nosotros que tuvimos la oportunidad y el privilegio del encuentro con el pensamiento y la palabra Beatriz sí que podemos dar testimonio público de esa vivencia.

Durante 24 años Beatriz fue profesora de filosofía de la Universidad de Antioquia, trabajo de por sí  meritorio, pero su jubilación no implicó el retiro a una vida contemplativa y meramente privada  sino  todo lo contrario,  a una vida pública muy activa, como constataré en esta semblanza.

La educación fue  para ella no solo un espacio para  laborar sino, además, un ámbito para propiciar en sus estudiantes un ámbito para el pensar. Cuestionaba ella, siempre con fundamento, que el pensamiento reflexivo debe anteceder al pensamiento crítico porque no es posible aportar a una deliberación pública sin antes no se ha tomado el tiempo, el estudio y el juicio previo sobre el asunto en cuestión. Y este principio lo encarnaba ella en las reuniones de las juntas directivas de las que hacia parte; mientras que los demás miembros discutían, opinaban, alzaban la voz, repetían las ideas en tumultuosa algarabía, Beatriz en actitud de escucha activa y atenta guardaba prudente silencio. Solo al  final de la reunión, oídos todos los argumentos en pro y en contra, emitía sus concluyentes juicios y conceptos dando cierre a la reunión. La lección, aun no aprendida: primero reflexionar, luego criticar.

De las cuatro virtudes cardinales: la justicia, la fortaleza la templanza y la prudencia, es, a mi parecer, esta última la que mejor encarnaba la personalidad de Beatriz. Dice de la prudencia la escritora Andrea Imaginario:
    
La prudencia es una virtud que tiene como propósito enmendar o sanar la ignorancia de entendimiento, la prudencia es la capacidad de reflexionar antes de hablar o actuar, así como evaluar el modo y los medios adecuados para intervenir en una situación. Implica, por tanto el sentido de la oportunidad, es decir, de juzgar cual es el momento adecuado para actuar o hablar.

La práctica de la prudencia implica seguir al menos tres elementos esenciales, los cuales son: pensar con madurez, decir con sabiduría y actuar para el bien. Todo ello conlleva un proceso de reflexión continua. (www.culturagenial.com)

A lo anterior pienso cuanta falta hace hoy en día la práctica de la virtud de la prudencia como usuarios permanentes de las redes sociales donde ante un trino, una opinión, una imagen que nos disgusta, en medio de una sobrecarga de información y noticias falsas, respondemos de inmediato en forma emocional, airada, sin previa reflexión y confirmación, cayendo en el insulto, el agravio, la burla, la descalificación frente a quienes no sienten como uno, generando discursos de odio y enemistad. Y es la imprudencia, el antónimo de la prudencia, la que nos incita a obrar de más y pensar de menos.

Con respecto al uso inadecuado del lenguaje reiteraba Beatriz la importancia de la lectoescritura como competencia básica del aprendizaje y llamaba la atención en el aspecto del habla y la escucha en la formación del sujeto, asunto del cual afirmaba ha sido descuidado, la cito textual:

El habla no solo es herramienta de comunicación, también lo es de la construcción del yo, primer nombre que el niño aprende a verbalizar. La construcción de un relato favorece la reflexión, el pensamiento lógico, el desarrollo del vocabulario o sea, la capacidad de nombrar pero sobre todo la reflexividad como capacidad de designarse a sí mismo. (2)

Y este llamado de atención lo refería con énfasis en la carencia, en el déficit de los bachilleres que se presentan a la universidad sin saber hablar y sin poder lograr expresar verbalmente lo que quieren significar para poder ser entendido por los otros. Déficit, insisto, no exclusivo de los jóvenes bachilleres.

Hacemos mucho énfasis en promover la lectura desde las aulas y eso está bien, pero no merece nuestra preocupación que alrededor de 3.000.000 millones  de personas mayores de 15 años se les haya negado, por diversos motivos, el derecho fundamental a la educación. Esta realidad vergonzante del país no le fue, tampoco, ajena a Beatriz. Al igual que la filosofía, la ética fue otro campo de su conocimiento y de su práctica humana, social y política. En muchas ocasiones expuso, siempre con argumentos, que el principio de la Dignidad Humana era el fundante de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, entendiendo por dignidad el reconocimiento propio y ajeno del ser humano por el solo hecho de nacer y existir. Explicaba sus orígenes desde la religión cristiana, la filosofía de Inmanuel Kant (1724-1804) y del filósofo y humanista católico Jacques Maritan (1882-1973); tenía ella muy claro cuál era la condición del ser humano como un Sujeto Moral. No bastaba, decía Beatriz, ser ciudadano(a) y ser sujeto político.

Confundido tratando de entender la similitud o diferencia  entre moral y ética le pregunté un día a Beatriz por su esclarecimiento, y palabras más, palabras menos, esto me respondió, en su acostumbrado tono de voz pausado y directo:

Julián: cuando hablamos de moral nos referimos a las conductas, comportamientos o prácticas que las personas realizan en su vida social. Cada sociedad, cada grupo humano establece unas normas, unos valores y unos fines acerca de lo que se puede o no puede hacerse de acuerdo con la moral, la ley y las costumbres.  La moral es relativa, particular de una sociedad. Y cuando mencionamos la ética nos referimos es a la reflexión que desde la filosofía se realiza sobre la moral y las virtudes cardinales. Son dos cosas distintas pero relacionadas.  (En esta apreciación sobre la ética y la moral coincidía Beatriz con su colega catalana Victoria Camps  (1941 -).  Te pongo un ejemplo: cuando un hijo pequeño pregunta ¿Papá, por qué me debo portar bien?, lo que ese niño está haciendo es una pregunta de una gran profundidad ética por cuanto ha reflexionado acerca de las razones del comportamiento al tiempo que invita a su padre a compartir tal reflexión. ¿Y cuál es la respuesta generalizada de los padres a tan ética pregunta, si la hay? Pues debes portarte bien porque aun eres chiquito y yo soy tu papá. Y de esta forma, unilateral y autoritaria, Julián, el padre desaprovecha la oportunidad de continuar la reflexión ética a la que el hijo lo ha invitado. La ética no solo trata de teorías y conceptos, se aplica a todas las situaciones de la vida cotidiana.

Y seguí interrogándola. Beatriz, ¿qué es lo correcto hablar de código de ética o de código de conducta? A lo cual Beatriz me respondió: es impropio hablar de código de ética por cuanto esta no es normativa sino reflexiva. Lo propio es hablar de códigos de conductas de acuerdo con el propósito que se pretende y al público al que va dirigido. La moral puede ser doble o triple pera la ética no admite dobleces, es una sola. El filósofo alemán Ludwig Wittgenstein, (1889-1951) (siempre  daba el correspondiente crédito a sus colegas), afirmaba que la ética antes que enseñarse, se muestra. Un ejemplo: si las personas que conforman una junta directiva de una organización son éticas, el proceder de la misma será ético, proceder que se verá reflejado en su código de conducta o en su reglamento interno. No se trata Julián de predicar las virtudes sino, ante todo, de actuar en consecuencia, y quien así obra la sociedad se lo reconoce. La conciencia moral es la que nos obliga a ser responsables de las consecuencias de nuestra conducta. Es la evidencia de la auténtica autonomía del sujeto.

Su práctica de tantos años en la docencia hacía de ella una maestra singular para dar  a entender su pensamiento. En uno de sus últimos actos  públicos, cuando ya la enfermedad había comenzado a debilitar su cuerpo, nunca la lucidez de su mente, asistió a un encuentro de personeros(as) del Oriente antioqueño. Allí les hizo hincapié en la diferencia esencial entre ser funcionario y servidor público. El funcionario es aquel que es contratado por el Estado para cumplir unas funciones específicas contenidas en un manual o contrato, en cambio el personero(a) es un servidor público, lo que significa que su deber ante el ciudadano(a) va más allá de cumplir una función burocrática, una orden; está obligado a reconocer en quien sirve, ante todo, una persona digna y  necesitada. Ser Personero, les dijo Beatriz,  es apersonarse de los problemas y tratar de dar solución sin excusas y límites de horario.  Ese era el estilo de su talante; ese el compromiso de su carácter.
   
Beatriz no solo se ocupó y llamó la atención acerca del Sujeto y la Conciencia Moral entendido como la libertad que tiene todo ser humano de reflexionar, de decidir sobre las consecuencias, buenas o malas, de sus acciones de acuerdo al conocimiento de sí mismo y del contexto que lo rodea. Se ocupó, además, del Sujeto y la Conciencia Moral Colectiva cuando hizo parte, en compañía de su amiga  Lucía de la Cuesta de Londoño, como asesoras permanentes del Consejo Directivo de la Federación Antioqueña de Organizaciones No Gubernamentales FAONG. (Doña Lucía, (Q.E.P.D) fue fundadora y primera directora de la FAONG). 

En el 2008 Beatriz, en el Tercer Ejercicio de la Rendición Social Pública de Cuentas de la Federación, nos convocó a reflexionar acerca de la fundamentacion, del talante ético-moral de las organizaciones que conforman el gremio al reconocer la validez del ejercicio en cuanto a la construcción de confianza y transparencia y el ejemplo ante el Estado y el sector privado. Planteaba los siguientes argumentos:

Pero como organizaciones morales, los criterios que priman, frente a los cuales no se transige, son los morales, particularmente cuando hay conflicto de intereses. Frente a una situación económica angustiosa, que criterio adoptar ¿el económico de despedir, reducir o desmejorar, o el moral de no causar daño, aunque ello suponga sacrificios individuales o grupales? Frente a una exigencia de patrocinadores, sean estatal o privado, que afecta poblaciones vulnerables que criterio adoptar ¿el político que supone discriminar o excluir, o el moral que exige un tratamiento justo y equitativo?

El carácter moral de una organización determina que sus opciones obedezcan siempre a criterios morales y los conflictos que con mayor o menor gravedad están presentes en la vida cotidiana de las organizaciones, pueden servir para fortalecer este carácter moral, o, por el contrario, para debilitarlo y mermarlo cuando son los criterios técnicos o políticos los que priman desatendiendo o quebrantando criterios morales. (3).

El llamado de atención de Beatriz a las ONG aludía a la existencia o no de congruencia entre la moral proclamada en el direccionamiento estratégico (misión, visión, estatutos, reglamentos) y la moral visible en sus prácticas,  conductas,  conflictos de interés, así como la manera en que se asumen las responsabilidades por los resultados de sus acciones morales. Hacía énfasis, además, en la declaración, explícita, de la FAONG  ayudar a construir sociedad y la tarea de hacer  converger los esfuerzos en las áreas de la comunicación, el trabajo y la interacción para el fortalecimiento del capital social. 

Retomo apartes del texto ya citado:

Y si entendemos que crear valor es dar respuesta a necesidades, y es eso lo que no se puede olvidar: como ser vivo, su necesidad de arraigo y pertenencia a un territorio; como ser humano, su necesidad de reconocimiento a su dignidad primigenia; como actor social, su necesidad de ser acogido y de establecer relaciones; como ciudadano su necesidad de saberse seguro y amparado al ser sujeto de derechos; como persona moral, su necesidad de ser respetado por estar dotado de autonomía y libertad.

Las ONG, como entidades de fuerte talante ético y moral, no pueden postergar la atención de esas necesidades, así no sean ellas el objeto formal de su quehacer. Ninguna de ustedes puede pensar que cumple idóneamente con su trabajo, si no está comprometida con esta tarea fundamental de dar respuesta a necesidades insatisfechas del ser humano: el desinterés se  traduce en omisión, la comodidad que se traduce en descuido, son manifestaciones de un talante moral debilitado o inexistente, porque el centro de la vida moral es la persona que incluye en su comprensión todas las manifestaciones del ser humano.

Auún conservo en mi memoria el juicio concluyente de Beatriz en una reunión del Consejo Directivo de la FAONG: las ONG son un reconocido Bien Público pero no basta con serlo, todavía no tienen conciencia del poder real que tienen para incidir políticamente en los cambios que el país  requiere.  El día en que sean conscientes y hagan uso de ese poder la sociedad empezará a ser distinta.   Juicio que sigue siendo válido por cuanto el entorno no habilitante en que trabajan las ONG las coloca en el dilema ético de asegurar la sostenibilidad de las organizaciones concediendo más importancia a los medios que a los fines, es decir, privilegiando la consecución de proyectos rentables que aseguren la permanencia en el tiempo de la organización sobre  la satisfacción  de las necesidades insatisfechas de los seres humanos que se han comprometido atender.

La infancia y la familia fueron, también, asuntos de su reflexión y participación como actor social.  En 1998, la Fundación para el Progreso de Antioquia, Proantioquia, bajo la dirección de Beatriz Restrepo, convocó a un grupo de entidades públicas, universidades y ONG de Medellín para estudiar, analizar, y recomendar lineamientos  y acciones público-privadas acerca de la situación de la Primera Infancia en la ciudad. El resultado de esta convocatoria fue el documento denominado Proyecto de Atención Integral  a la Primera Infancia en la ciudad de Medellín, el cuál se convirtió en política pública bajo la administración del alcalde Sergio Fajardo Valderrama (2004 – 2007), con el nombre de Buen Comienzo, que fue, a su vez, inspiración de la Política Pública Nacional de la Primera Infancia de Cero a Siempre, mediante la Ley 1804 de 2016; política pública que hoy atiende, mediante el ICBF y Prosperidad Social alrededor de 3.000.000 millones de niños y niñas en sus primeros cinco años de vida.

Beatriz también participó en la redacción del Código de Infancia y Adolescencia  el cuál se refrendó en la Ley 1098 de 2006 e hizo parte del equipo del ICBF que divulgó el Código en todas las oficinas regionales. En cuanto al tema de familia, como director ejecutivo que fui por muchos años de la Fundación Bien Humano, ONG reconocida por su trabajo con las familias, coincidíamos que la atención a la Primera Infancia debía siempre considerar e incluir a la familia, y todos sus integrantes, como la primera agencia de formación de los seres humanos por cuanto es en ella donde los niños y las niñas tienen o no sus primeras vivencias del amor, la solidaridad, la fraternidad, y los esenciales  cuidados para su salud y sano desarrollo. Así lo manifestaba en su condición de miembro de junta directiva de la Fundación Integrar, ONG especializada en la atención a personas con trastorno del espectro autista, y como presidenta que fue de la junta directiva del Comité Privado de Asistencia a la Niñez, PAN, expresando su última voluntad a sus amistades de hacer donativos póstumos a PAN en vez de arreglos florales.
                
Hanna Arendt, (106-1975), (5) gran pensadora política del siglo XX, escribió en uno de sus libros: La Condición Humana  que la existencia de los seres humanos esta signada por tres determinantes: la labor, el trabajo y la acción. La labor se refiere a los cuidados físicos y materiales cotidianos necesarios para asegurar la vida, la reproducción de la especie  y que se consumen en su realización. El trabajo que posibilita la fabricación de objetos útiles y prácticos para el uso al tiempo que proporciona los medios de subsistencia para la satisfacción de las necesidades. Y Ll acción es el espacio público de la interacción política de las personas donde es posible el despliegue y reconocimiento de la pluralidad, pero a la acción debe de preceder el pensar, el sopesar, el discernimiento, la duda razonable y el juicio que nos  permita desplegar la capacidad de decidir y elegir.

Para Arendt la plenitud de la vida humana es la acción por cuanto una vida  dedicada solo a laborar y consumir carece de trascendencia. Y si aplicamos este precepto de Arendt al itinerario de  la vida pública de Beatriz vemos que lo cumplió a cabalidad, por cuanto ella no fue una espectadora pasiva sino protagonista de su pensar y actuar tanto en la docencia, y en los cargos administrativos que tuvo a su cargo como la vicerrectoría académica, decana de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas y de la Facultad de Artes y  directora del Museo de la Universidad de Antioquia,  así como en  la Gobernación de Antioquia como secretaria de educación y secretaria ejecutiva del Planea, como integrante de juntas directivas como la de  EPM, la Universidad EAFIT y otras ONG, ya mencionadas. Y la acción de su vida pública también se constató  en sus escritos donde la claridad  y lucidez de su pensar se reflejaba en calidad de su prosa, resultado de su sólida formación académica adquirida en el Manhattanville College, de Nueva York, la Universidad Complutense de Madrid y de la Universidad de Católica de Lovaina. Escritos que eran un todo un   acontecimiento comunicativo porque en ella tanto el lenguaje oral como el escrito eran instrumentos de revelación de su excepcional inteligencia y conocimiento.

Iniciamos la lectura de esta semblanza de Beatriz acudiendo a un texto del filósofo Martin Heidegger, de quien ella consideraba era el último gran filósofo clásico de la modernidad, de un nombre sugestivo: ¿Qué significa pensar?  Heidegger nos daba algunas pistas al indicarnos que en la memoria, el recuerdo y la gratitud podríamos encontrar respuestas al interrogante. Definía él la memoria como: el recogimiento del recuerdo. Y ha sido esa la intención explícita de esta semblanza. Recordar que el pensar de Beatriz no era un pensar calculador sino un pensar reflexivo, más no pasivo. Un  ejemplo permanente de la coherencia entre un pensamiento claro, un lenguaje claro y una escritura clara. Damos fe pública que así fue siempre. Coherente, recta, como persona ética y moral, entre su pensamiento y su acción.

Decía y escribía Beatriz que: solo con la muerte se define el carácter moral de una persona y solo en ese momento el juicio moral   de la comunidad a la que perteneció recae sobre la totalidad de su vida cuando se reconoce su talla moral y se le pone como ejemplo. (4). De eso se trata la escritura  de esta semblanza ante el suceso de su fallecimiento: un reconocimiento póstumo de su pensar y obrar acerca del ejemplo de la grandeza y altura de su talla moral.
 
Y para finalizar esta semblanza, vuelvo a decirlo,  de nuestra admirada filósofa y entrañable amiga quiero expresar mi gratitud personal hacia ella. La gratitud, como lo ha indicado Heidegger es otro atributo del pensar. La gratitud, es el reconocimiento explícito de un beneficio recibido. Muchos de quienes la conocimos y tratamos tenemos ese noble sentimiento por Beatriz porque con su profundo respeto a la dignidad humana y su genuina actitud de escucha activa nos hizo muy bien, el Bien.

Cuando escribí, en el 2007, mi libro: En el mundo de las ONG, vivencias, reflexiones y aprendizajes del ejercicio profesional, fue Beatriz quien me honró con la deferencia de escribir el prólogo; deferencia que continuó en los años sucesivos con la lectura atenta y los comentarios pertinentes a los ensayos que escribía, sobre temas de familia y ONG, para colgarlos en los blogs. Y de este oficio, que la  mayoría de las veces  es arduo, y laborioso me dio el mejor consejo, que trato siempre de cumplir, Julián, no hay que apresurase en la publicación de un texto. Hay que seguir el ejemplo del buen pan que requiere reposo y tiempo para que la levadura crezca, alcance consistencia y buen sabor. 

Beatriz Restrepo Gallego:   una vida de coherencia entre el pensamiento y la acción

(1)    ¿Qué significa pensar?  Martín Heidegger. Editorial Nova. Tercera edición. Buenos Aires. 1978

(2)     Reflexiones sobre Educación, Ética y política. Beatriz Restrepo Gallego.  Comfama. Medellín.  2014. Pág: 31

(3)    Fundamentación ética de la rendición social de cuentas de las ONG. Beatriz Restrepo Gallego. Federación Antioqueña de ONG. Medellín. 2008. Pág: 8. 

(4)    Reflexiones sobre Educación, Ética y Política. Beatriz Restrepo Gallego. Comfama. Medellín. 2014. Pág:63

(5)    La Condición Humana. Hanna Arendt. Trad. Ramón Gil. Editorial Lumen. Barcelona. 1993.

August 08, 2019


¿MINISTERIO DE FAMILIA O MINISTERIO DE DESARROLLO HUMANO  SOSTENIBLE?


                                                                                             

El Colectivo Familia y Democracia pone a consideración del sector académico, político, de activistas, movimientos sociales, ONG y de la población en general la propuesta de creación en Colombia de un Ministerio de Desarrollo Humano y Sostenible cuya misión será la orientación, coordinación y gestión del gasto del sector social. De esta manera se establece el equilibrio entre los ejes del Estado Social de Derecho que son los órdenes económico, político, la justicia, las relaciones internacionales y el sector social. Esta propuesta surge como respuesta a los proyectos de Ley de creación de un Ministerio de Familia, por parte del partido Conservador y el partido Cambio Radical. La propuesta del partido Conservador  fue archivada el 21 de junio de 2019 por la Cámara de Representantes por  cuanto solo tuvo uno de los cuatro debates reglamentarios en la legislatura correspondiente. 

Varios son los interrogantes que nos suscita el archivo de la propuesta de creación del Ministerio de la Familia:

¿Por qué son iniciativas de los partidos  y no del Gobierno Nacional, como lo establece la Constitución Política (Art. 154 inciso segundo)?

¿Por qué solo tuvo un debate? ¿Qué razones o motivos se presentaron para no continuar los otros debates reglamentarios y se diera un primer debate en plenaria?

¿Será que el tema de familia se ha convertido en “una papa caliente”, en un debate ideológico sobre el cual nadie está dispuesto a darse el costo político de cambiar la legislación y proponer  otra arquitectura institucional y, más bien, dejar el status quo actual?

Primeras Consideraciones

En un Estado Social de Derecho las instituciones son los instrumentos que ponen en marcha la gobernabilidad y llevan a cabo las acciones pertinentes para cumplir con sus fines esenciales y sus funciones constitucionales y legales; su gestión se orienta por los principios y postulados establecidos en la Constitución Política y en las leyes que la regulan. Colombia es un Estado social de derecho organizado como República unitaria, descentralizada, democrática, participativa, pluralista, fundada en la dignidad humana, en la solidaridad, y en el trabajo de quienes la integran[1]. Estas características conforman el marco conceptual y político  que orienta la función pública del Estado y de las Entidades que lo conforman.

La República de Colombia es una unidad en la pluralidad, lo cual supone el reconocimiento del arco iris cultural presente en las regiones que la conforman; en ellas convive la trilogía étnica que dio origen a un mestizaje, valioso culturalmente y con amplias potencialidades, que corre por las venas de la población desde los tiempos de la conquista y que se ha enriquecido con las últimas migraciones que han llegado al país. La pluralidad étnica y cultural es reconocida en la Carta Política y en buena medida justifican la existencia y descentralización de las regiones[2].

La República de Colombia es una democracia en la que habrían de prevalecer los derechos humanos, la participación ciudadana, la dignidad humana y la seguridad. Es un Estado Social de Derecho cuyos frentes de acción son: la defensa y ejercicio de los derechos humanos, la seguridad interna y externa, la economía, las relaciones internacionales y el monopolio de la fuerza y de la justicia. Las instituciones que le dan personalidad al Estado atienden estos cinco frentes bajo la suprema dirección de la Carta Fundamental.

Los fines esenciales del Estado Social de Derecho están enumerados en el artículo 2º de la Carta Constitucional; es bueno recordarlos por cuanto ellos marcan el derrotero de las instituciones y definen  las obligaciones que les corresponden en el marco constitucional y legal, estos son:

1.     Servir a la comunidad.
2.     Asegurar la efectividad de la Constitución.
3.     Facilitar la participación de las personas y los grupos en las decisiones de su interés en todos los escenarios de la vida nacional.
4.     Mantener la unidad territorial y defender la independencia nacional.
5.     Asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo.[3]

Las autoridades deben proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias, garantizarles sus derechos y libertades así como asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares[4].

El Estado Social de Derecho debe consolidar un equilibrio entre lo político, lo económico y lo social; esto quiere decir que en sus definiciones y principios el Estado tiene que atender estos tres frentes en igualdad de condiciones ejecutivas, operativas y financieras. Y lo mismo tendría que suceder en la institucionalidad correspondiente.

Problemas en la estructura actual del Estado Colombiano

Una peculiaridad de la estructura del Estado colombiano es el desequilibrio en la gestión del orden económico y político, el manejo de las relaciones internacionales y de la justicia, y la institucionalidad encargada de la gestión social. Con anterioridad a la Constitución del 91 la gestión pública social y la gestión dirigida al orden económico tenían orientaciones diferentes: el intervencionismo del Estado en el orden económico y el asistencialismo para conducir la cuestión social. Con este criterio se crea en 1958 el Departamento Nacional de Planeación -DNP- y el Consejo Nacional de Política Económica y Social -CONPES- con la misión de preparar las estrategias pertinentes para la ejecución de las políticas públicas en el orden económico y social. El CONPES es una entidad puramente técnica y asesora del poder ejecutivo en lo económico y social y su tarea se orienta a los grupos en situación de vulnerabilidad.

En la esfera puramente social se crea en 1968 el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar -ICBF-, que es la primera institución de origen nacional  y ente rector del sistema nacional de bienestar familiar, el cual está configurado como: “Un conjunto de agentes, instancias de coordinación y de relaciones existentes entre estos, para dar cumplimiento a la protección integral de los niños, niñas y adolescentes y al fortalecimiento familiar en los ámbitos nacional, departamental, distrital y municipal”[5]. Esta entidad es eminentemente técnica, inicialmente estuvo adscrita al Ministerio de Salud y tras la creación del Departamento para la Prosperidad Social pasó a ser entidad adscrita a este Departamento.

El Departamento para la Prosperidad Social fue creado en el 2011 y restructurado en el 2015 bajo el nombre de Prosperidad Social, como entidad responsable a nivel nacional para diseñar, coordinar e implementar las políticas públicas para la superación de la pobreza y la equidad social. Pretende erradicar la pobreza extrema y la pobreza multidimensional. Lo integran cinco Entidades adscritas que son: la Agencia Nacional para la Superación de la Pobreza -ANSPE-, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar -ICBF-, la Unidad para la Atención a las Víctimas, la Unidad para la Consolidación Territorial y el Centro de Memoria Histórica. Como puede apreciarse, las instituciones que hoy existen en Colombia para la gestión de las políticas sociales son todas de orden técnico. La máxima jerarquía es la de Departamento, solo existen dos relativos a la política social: el Departamento Nacional de Planeación y  el de Prosperidad Social.  Llama la atención el caso de lo que se estableció para la Consejería para la Niñez y Adolescencia y las del ICBF. El ICBF tiene a la familia dentro de una de sus estrategias y programas pero su énfasis principal está en la protección y atención a la infancia.


En suma, el Estado Colombiano no cuenta con una estructura institucional que tenga a su cargo la gestión social en el mismo nivel jerárquico del orden económico, de las relaciones internacionales, de la seguridad y la justicia; todos estos frentes cuentan con sus respectivos ministerios (Hacienda, Justicia, Interior, Defensa y Relaciones Internacionales) mientras que los aspectos sociales se encuentran diseminados en otras entidades.  (Departamentos, Consejerías, Direcciones, Unidades, etc.).

Esta dispersión institucional es el resultado de la carencia de una idea clara de las finalidades esenciales del Estado Social de Derecho por parte de quienes asumen las responsabilidades de la gestión pública. En necesario señalar que además de los vacíos conceptuales en el orden interno, el Estado colombiano centra sus prioridades en el cumplimiento de los compromisos derivados de la globalización de la economía (descentración del trabajo, intercambios comerciales y la inversión de capitales extranjeros) y olvida que desde hace medio siglo circula en el universo internacional otra globalización, como es el paradigma de los derechos humanos. Este sistema universal también impone obligaciones jurídicas a los Estados que ratifican los tratados internacionales de derechos humanos. En consecuencia, el Estado colombiano tiene dos grandes fuentes de obligaciones emanadas del orden internacional que, de cumplirse en igualdad de condiciones podrían establecer el equilibrio institucional y financiero entre el orden económico y el Estado social de derecho.

Una institucionalidad equilibrada para el Estado social de derecho

¿De qué manera puede y debe el Estado colombiano cumplir esas obligaciones? Es indudable que debe establecer una política social que interprete y ponga en marcha los fines esenciales del Estado social de derecho y que disponga con una institucionalidad de alta jerarquía que tenga la suficiente autoridad para poner en marcha las políticas sociales.

En este orden de ideas, la prioridad para el Estado colombiano es crear una institucionalidad que responda a las siguientes prioridades: i) poner en marcha los fines esenciales del Estado social de derecho como lo ordena el artículo segundo de la Carta Política; ii) cumplir con las obligaciones adquiridas en virtud de la ratificación de los tratados internacionales de derechos humanos y del medio ambiente; iii) dar curso a las obligaciones adquiridas a través de conferencias internacionales y otros eventos como la Asamblea Extraordinaria de las Naciones Unidas que estableció el compromiso de los Estados miembros con los objetivos del milenio que se vencieron en el 2015 y de cuyo balance surgieron los objetivos del desarrollo sostenible de 2017. Estos objetivos tienen la ventaja de que están planteados no en coyunturas puntuales, sino en términos del desarrollo humano y sostenible del planeta como son: la erradicación de la pobreza extrema y el hambre, la educación primaria universal, la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer, la reducción de la mortalidad de niños menores de 5 años, la mejora de la salud materna, el combate al VIH-SIDA, la sostenibilidad del medio ambiente y el fomento de la alianza mundial para el desarrollo. El balance de los 15 años de vigencia de estos objetivos no presenta los éxitos esperados y, para subsanar las carencias, la Asamblea General estableció 17 estrategias encaminadas a promover y garantizar el desarrollo humano y sostenible.

Si se tiene en cuenta que estos objetivos son compromisos que fortalecen el Estado Social de Derecho, la prioridad del Estado es crear una institucionalidad apropiada que podría ser un Ministerio del Desarrollo Humano y Sostenible. Este tema no se ha planteado en esta administración pero dos campañas presidenciales del 2018 sí propusieron la creación del Ministerio de la Familia. El proyecto de ley: Ministerio de Familia, Sistema Único Nacional de Protección, Emprendimiento y Formación integral de la familia, fue radicado en la Cámara el 20 de julio de 2018 por el partido Conservador y archivado un año después, el 21 de julio de 2019, después de un amplio debate que permitió identificar problemas de concepción, financieros, burocráticos, y aún de redacción.

El hecho de que el proyecto esté archivado, abre nuevamente la reflexión sobre la necesidad de establecer cuáles son las prioridades del Estado colombiano para actualizar y adecuar las instituciones públicas a las nuevas exigencias de las políticas sociales. Es en este marco que se debe tomar la decisión de crear un Ministerio que les dé un estatuto superior e integre los asuntos sociales. Así podrá subsanar la deuda histórica que ha tenido el Estado con la gestión social. En ese marco ministerial, se podrán atender las necesidades de las familias, el desarrollo y aplicación de  las políticas sociales con el enfoque amplio de los derechos humanos y el desarrollo sostenible.

¿Es pertinente crear un Ministerio de la Familia?

Es verdad que la familia es una prioridad olvidada en este país. La legislación sobre este tema es prácticamente inexistente, la única ley específica sobre la familia es ley 1361 de 2009, de Protección Integral a la Familia[6], que le impone al ejecutivo la puesta en marcha de la política pública nacional, departamental y municipal de apoyo y fortalecimiento a la familia: ya están los lineamientos de la política nacional pero son pocos los departamentos, ciudades y municipios que cuentan con estas políticas, y el CONPES que debe ser aprobado sigue pendiente. El ICBF hace énfasis en la protección y atención a la infancia mientras que el tema familia es secundario. Pero, ¿es pertinente crear un ministerio de la Familia? O, ¿lo prioritario es equilibrar la gestión social y la gestión relativa a la economía, la política y las relaciones internacionales?

La estructura del Estado debe ser construida en función de los pilares que lo sustentan y lo definen. En Colombia el déficit está en la institucionalidad para la política social, luego es en este campo que hay que buscar la solución para hacer visible a la familia como actor político. En primera instancia hay que modificar el hilo conductor de la gestión social, se debe salir del asistencialismo a las poblaciones en situación de vulnerabilidad para pensar en la calidad de vida de la gente, basada en sus derechos, así debe interpretarse el servicio a la comunidad que aparece como uno de los fines esenciales del Estado Social de Derecho.  En este marco del desarrollo humano y sostenible la gran protagonista deben ser las familias y sus integrantes. En efecto, de lo establecido en la Constitución Política se desprende que la familia es un sujeto colectivo porque es titular de derechos y agente garante de los derechos de sus integrantes. En esta medida la familia es un agente político interlocutor de la sociedad y del Estado y en consecuencia, debe ser la actora central en los escenarios de las políticas públicas sociales por cuanto por su intermedio, es más factible la articulación y la coordinación de las políticas relacionadas con sus integrantes y con sus entornos: el medio ambiente, la seguridad alimentaria, la erradicación de la pobreza y los otros objetivos del desarrollo sostenible.

La unificación institucional de la gestión y las políticas sociales para las familias en Colombia concebida en el marco del desarrollo humano y sostenible es una respuesta más integral y estratégica porque evita la tendencia actual a la sectorización de la institucionalidad que abre las puertas para la reivindicación de ministerios específicos como el Ministerio de la Mujer que desde hace un tiempo se está solicitando y fortalece la atención dispersa a grupos de población, lo cual va en contravía de la necesidad de integrar los programas y los recursos destinados a las políticas sociales[7].

Un Ministerio de Desarrollo Humano Sostenible pondría en práctica el Estado Social de Derecho consagrado en la Constitución de 1991. Este Ministerio se encargará de coordinar las políticas de equidad de género, de la garantía y restablecimiento de los derechos de la infancia y la adolescencia, de promover las oportunidades para la juventud, de la promoción y defensa de los derechos de la vejez, entre otras funciones, y de articular programas que garanticen la realización de los derechos de las familias en armonía con la realización de los derechos de sus integrantes. Se reconoce que atender las problemáticas que afectan a cada integrante de una familia o a cada sector o grupo de población, garantizar sus derechos y brindar las oportunidades para el mejoramiento de su calidad de vida, mejora también la calidad de vida de las familias. No obstante, este camino de diferenciación y sectorización que prima en la actualidad en el cumplimiento de las obligaciones del Estado y la sociedad en Colombia, detiene el desarrollo, constituye un obstáculo para la comprensión y visión integral de la familia; igualmente, dificulta la gestión pública, la integración, coordinación y racionalización de los recursos destinados a las políticas sociales.

Otra objeción de fondo a la creación de un Ministerio de la Familia es el trasfondo ideológico que sustenta el proyecto presentado a la Cámara de Representantes pues presenta a la familia como núcleo de la sociedad, un núcleo “armónico y funcional”; no tiene en cuenta sus dinámicas o su articulación con los procesos económicos, sociales y políticos; mantiene la enunciación taxativa del artículo 42 de la Constitución Política respecto a la concepción de familia según el modelo nuclear convencional, basado en el matrimonio heterosexual; y su finalidad es la procreación biogenética. Estas características le plantean al posible Ministerio de la Familia el imperativo de ser el guardián del orden y olvida los desarrollos jurisprudenciales del Consejo de Estado, la Corte Constitucional y la Corte Suprema de Justicia de Justicia los cuales buscan ajustar la concepción de la familia a las nuevas realidades y transformaciones de los últimos años que tienen que ver con la pluralidad, diversidad y formas de organización.

En el proyecto de Ministerio de la Familia discutido en la Cámara de Representantes tampoco se tiene en cuenta la Ley 1361 de 2009 de Protección Integral a la Familia, y la reforma del 2017, ni el documento de la Política Pública Nacional de Apoyo y Fortalecimiento a la Familia, que formuló el Ministerio de Salud y Protección Social, con el apoyo de la Comisión Técnica Nacional de Familia, según mandato de dicha Ley.

Esta mirada ideologizada y parcial de la familia desconoce la función del Estado de reconocer, respetar, proteger y defender la diversidad y complejidad de las organizaciones  familiares existentes en el país. La responsabilidad del Estado es validar el fortalecimiento de sus potencialidades, garantizar el despliegue de las capacidades, brindar y darle sostenibilidad a las oportunidades para los diversos grupos familiares, no solo en los múltiples y diversos territorios sino también en las múltiples realidades culturales y socio económicas.

Es en el marco del Ministerio de Desarrollo Humano y Sostenible, como se deberá responder a la necesidad de poner en marcha las políticas que aseguren la calidad de vida de todas las personas titulares de los derechos humanos: los derechos civiles y políticos y los derechos económicos, sociales y culturales y las estrategias relacionadas con el desarrollo sostenible, y de las familias como sujetos colectivos de derechos y garantes de los derechos de sus integrantes.

Aún es tiempo para abrir y participar en este debate que tiene repercusiones importantes para el país y para la realización del Estado social de derecho con los parámetros nacionales e internacionales que el Estado colombiano debe tener en cuenta.


Colectivo Familia y Democracia, agosto de 2019.


COLECTIVO FAMILIA Y DEMOCRACIA


Razón de ser

El Colectivo Familia y Democracia es un escenario de debate crítico y flexible y de conversación no institucional, que, sin pretender consensos absolutos ni decisiones unánimes, se ocupa de asuntos de relevancia nacional e internacional relacionados con la familia y sus integrantes individualmente considerados. Lo integran profesionales de diferentes disciplinas con una fuerte convicción y compromiso ético y político con el conocimiento y las realidades que la afectan; conjugamos nuestros saberes y ejercicios profesionales e investigativos para contribuir a la transformación de los modelos tradicionales, hegemónicos y autoritarios que han orientado las dinámicas familiares, propiciado formas de violencia en su interior y desconocen la dignidad y los derechos humanos de sus integrantes.

Somos voces alternativas a las corrientes tradicionales que pretenden imponer su concepción hegemónica y autoritaria sobre la familia sin tener en cuenta sus dinámicas actuales, sus diferentes formas de organización y las particularidades de sus integrantes.

Nuestra concepción de familia

Miramos la familia en su dimensión histórica y en sus contextos económico, social, político, ambiental y cultural. Resaltamos su capacidad para establecer relaciones democráticas en su interior, la consideramos como agente político interlocutor de la sociedad y del Estado y sujeto capaz de participar en los asuntos y decisiones de su interés. En esta calidad, es un ente articulado a los otros factores del desarrollo social y sostenible como son el medio ambiente, el mercado, los sistemas de educación y de salud, así como de las organizaciones sociales y las comunidades. Por estas consideraciones, la familia es un sujeto colectivo de derechos y obligaciones que se enmarca en la pluralidad en sus formas de organización, la diversidad étnica, de género, generacional y cultural, la integralidad y demás principios que orientan la Constitución Política colombiana.

Objetivo y modalidades de trabajo

Nuestro objetivo es desarrollar, divulgar, impulsar debates y realizar estudios que lleguen a todos los niveles sociales y territoriales y tengan incidencia en las instancias de decisión, construcción y difusión de leyes, políticas y programas relacionados con las familias y la realidad social que las rodea. Nos pronunciamos mediante estudios de fondo que, en el marco del pensamiento contemporáneo, permitan divulgar las concepciones contemporáneas y democráticas sobre la familia y sus contextos; igualmente, haremos pronunciamientos que tengan que ver con las situaciones de coyuntura y las decisiones que tomen las autoridades sobre la familia y sus integrantes.

Trabajamos con independencia conceptual y política, con la flexibilidad necesaria para garantizar la diversidad y el pluralismo cultural, regional, social e intergeneracional característico de la nación y de las familias en Colombia. Utilizaremos los medios y las nuevas tecnologías de la comunicación para que estas voces lleguen a todos los confines y rincones del país.

Integrantes del Colectivo Familia y Democracia:

Blanca Inés Jiménez Zuluaga
Trabajadora social. Medellín

María Cristina Palacio Valencia
Socióloga. Manizales

Yolanda Puyana Villamizar
Trabajadora social. Bogotá

Pilar Morad Haydar
Trabajadora social. Cartagena

Raúl Jaimes Hernández
Psicólogo. Bucaramanga

Yolima Amado Sánchez
Psicóloga. Bogotá

Yomaira García Acuña´
Psicóloga. Barranquilla

Ligia Galvis Ortiz
Coordinadora del Colectivo Familia y Democracia
Abogada y filósofa. Bogotá

Luis Julián Salas Rodas
Secretario del Colectivo Familia y Democracia
Sociólogo. Medellín
                                                                                               





[1] Constitución Política –CP-  Art. 1º
[2] C.P. Art. 7º
[3] C. P. Art. 2º inc. 1º
[4] C. P. Art. 2º inc. 2º
[5] Página Web. Icbf.gov.co
[6] Reformada por la ley 1857 de 2017
[7] Después de analizar la creación de Ministerios de Familia o propuestas afines en algunos países de Latinoamérica, se pudo concluir que: la creación o la propuesta de creación de ministerios que en su denominación incluyen el vocablo familia, se ha sostenido principalmente en cuestiones de orden administrativo o presupuestal, sin que ello implique mayor atención a las familias o sus integrantes; por el contrario, tales carteras ministeriales terminan delegando en otros organismos el que se ocupen de definir, ejecutar y realizar el seguimiento a los grupos poblacionales que cada Estado considera que se encuentra en mayor situación de vulnerabilidad, siendo la niñez en general la beneficiaria de los mayores esfuerzos, por lo que se desdibuja el quehacer con las familias, habida cuenta de la atención a cada grupo poblacional.


May 28, 2019

Balance de la ley 1361 de 2009, de protección integral a la familia: logros, dificultades y recomendaciones




BALANCE  DE LA LEY 1361 DE 2009, DE PROTECCIÓN INTEGRAL A LA FAMILIA: LOGROS, DIFICULTADES Y RECOMENDACIONES



Luis Julián Salas Rodas

Sociólogo
Universidad  Pontificia Bolivariana

Especialista y Magíster en Ciencias Sociales
Universidad de Antioquia

Magíster en Ciencias de la Educación
Universidad París XII

Twitter: @LuisjulianSalas

Blog en Google: familiayotros.blogspot.com
                                                            

Medellín – Colombia


CONTENIDO

  1. La noción de familia en la Ley 1361 y su relación con las sentencias de las Altas Cortes
  2. La familia concebida como un Sujeto Colectivo de Derechos y obligaciones
  3. La Unidad – Persona Familia
  4. Deberes de corresponsabilidad del Estado y la sociedad para con las familias en la Ley 1361 de 2009
  5. Otros aspectos de la Ley 1361 de 2009
  6. Ley 1857 de 2017
  7. Las familias en la política y la politización de las familias
  8. Entes territoriales que han formulado Política Pública de Familia de acuerdo con la Ley 1361 de 2009
  9. Conclusiones
  10. Recomendaciones
Bibliografía 


La Ley es una declaración de voluntad soberana manifestada en forma preventiva en la Constitución Nacional. El carácter general de la Ley es mandar, prohibir, permitir o castigar.  (Código Civil de Colombia).

Dura lex, sed lex: dura es la Ley pero es la Ley.  Principio del derecho romano, base del Estado de Derecho; indica que las leyes son obligatorias para todas las personas.

Los funcionarios públicos solo pueden hacer lo que la Ley les permite, mientras que la ciudadanía puede hacer todo aquello que la Ley no le prohíba.

La ley no resuelve todos los problemas de una sociedad, pero sin  Ley no es posible comenzar a solucionarlos.

(El autor agradece los aportes y comentarios de las colegas integrantes del Colectivo Familia y Democracia en la construcción del texto).
  
El propósito de este ensayo argumentativo es realizar un balance de logros, realizaciones, retos, escollos y omisiones acontecidos en el lapso de una década, 2009 – 2019, desde la expedición de la Ley 1361,  conocida como Ley de Protección Integral a la Familia. Con tal fin daremos cuenta de los contenidos de dicha Ley,  de sus alcances y de los entes territoriales que la han acatado y tratado de desarrollarla con las familias de sus respectivos territorios. Al final quedan consignadas las recomendaciones.

1. La noción de familia en la Ley 1361 y su relación con las sentencias de las Altas Cortes


El 3 de diciembre de 2009 nos enteramos por la prensa escrita y por el diario oficial Nª47.552  del Congreso de la República de la creación de la Ley 1361 de Protección Integral a la Familia. Esta Ley fue una noticia sorpresiva para las personas y las organizaciones de la sociedad civil que tenían, y tienen, como misión el apoyo,  fortalecimiento y acompañamiento a las familias de Colombia. No hubo un  debate público abierto, transparente y democrático en los medios de comunicación y redes sociales acerca del proyecto de Ley.  (Ver texto completo en Google: Ley 1361 de 2009).

Lo primero que encuentra el lector en dicha Ley es la definición de familia  en el  artículo 42 de la Constitución Política:

Es el núcleo fundamental de la sociedad. Se constituye por vínculos naturales o jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio o por la voluntad responsable de conformarla.

El origen de constitucional de este artículo se encuentra en el Código Civil de 1873, Libro Primero Personas, Titulo IV, del matrimonio:

El matrimonio es un contrato solemne por el cual un hombre y una mujer se unen con el fin de vivir juntos, de procrear

O sea que la definición de familia del artículo 42 toma del Código Civil tanto la institución del matrimonio como el de la unión de una pareja heterosexual para definir la familia. Definición que ya en el inciso primero hace uso de una metáfora biológica para introducir la definición al declarar que: la familia es el núcleo fundamental de la sociedad. En otras palabras: que la familia es la responsable directa de lo bueno y lo malo que le sucedan a las personas y la sociedad. No cualquier núcleo, es el fundamental. ¿Y cómo se define la palabra núcleo?: 

Parte central de una cosa material. Parte principal, fundamental o más importante de algo. (www.dedinicion.com)

Los constituyentes de 1991 al tomar la definición del matrimonio y de la pareja heterosexual del Código Civil no solo pretendieron significar y dar prelación a una forma específica de organización familiar como es la familia nuclear (papá, mamá, hijos) para  excluir de la noción de familia a otras formas de organización familiar como la conformada por parejas del mismo sexo.  Es de mencionar que en aquellos años no existía la conciencia colectiva de los derechos sexuales y reproductivos, los cuales, apenas, fueron reconocidos en la nueva  Constitución de 1991 al igual que el famoso artículo 42.
 
Este artículo 42 es también la expresión del sacramento religioso del matrimonio heterosexual, monogámico e indisoluble cuya idealización para los creyentes es la figura de la Sagrada Familia: la virgen María, San José y Jesús. Expresión cristiana de la familia nuclear que fue retomada por los sociólogos Frederic Le Play (1806 – 1882), Augusto Comte (1858 – 1917), Emilio Durkheim (1858 – 1927) y Talcott Parsons (1902 – 1979). Estos sociólogos ubicaron, en sus planteamientos, a la familia como garante del orden social al reafirmar la metáfora biologista y religiosa de la familia nuclear como base  de la sociedad, y, dieron paso, desde la Ley, y luego desde las políticas públicas, a un enfoque patriarcal y familista, tanto en su concepción como realización. El familismo, es esa concepción ideológica que sostiene la ahistoricidad de la familia; que solo reconoce y acepta la familia nuclear heterosexual, con subordinación de la mujer al hombre; con roles predeterminados e inmodificables entre hombres y mujeres, desconociendo otras formas de organización familiar. El familismo es una postura conservadora y tradicional de la familia. (Puyana, 2018).

Fue gracias a la toma de conciencia, a la movilización ciudadana y al marco interpretativo de  las jurisprudencias de la las altas Cortes (Corte Suprema de justicia, Corte Constitucional y Consejo de Estado) ante las demandas instaurada, por la ciudadanía y los colectivos sociales, que se amplió la interpretación y los alcances jurídicos del artículo 42  a otras formas de organización familiar y su conexión con otros artículos constitucionales como el derecho de las minorías, la no discriminación, y el libre desarrollo de la personalidad.

A continuación las definiciones jurídicas de interpretación de lo que tanto la Corte Constitucional como el Consejo de Estado entienden como familia:


Corte Constitucional sentencia C -577 de 2011:

«Así las cosas, la protección a las parejas homosexuales no puede quedar limitada a los aspectos patrimoniales de su unión permanente, porque hay un componente afectivo y emocional que alienta su convivencia y que se traduce en solidaridad, manifestaciones de afecto, socorro, ayuda mutua, componente personal que, además, se encuentra en las uniones heterosexuales o en cualquier otra unión que, pese a no estar caracterizada por la heterosexualidad de quienes la conforman, constituya familia»   

Consejo de Estado/2013

(…) Una estructura que se constituye a partir de un proceso que genera vínculos de consanguinidad o afinidad entre sus miembros. Por lo tanto, si bien la familia puede surgir como un fenómeno natural producto de la decisión libre de dos personas, lo cierto es que son las manifestaciones de solidaridad, fraternidad, apoyo, cariño y amor, lo que la estructuran y le brindan cohesión a la institución En ambas sentencias las Cortes son claras y precisas en que la pareja, heterosexual u homoparental, puede tener o no tener hijos; que como pareja constituye familia; que tanto en la familia consanguínea como de afinidad lo importante de la convivencia de sus integrantes son los valores y las expresiones de solidaridad, afecto, fraternidad, apoyo, amor, cariño y ayuda mutua, independiente de la forma de organización familiar.

Queda claro, entonces, que en la formulación de las políticas públicas, proyectos y programas de los entes territoriales (nación, departamentos, distritos y municipios) están obligados a  atender e incorporar tanto las normas de la Constitución, las leyes y las sentencias de las altas Cortes en materia de la noción jurídica de familia.  Cualquier exclusión u omisión al respecto  puede ser impugnada por personas o colectivos de la sociedad civil. Es más, en el artículo tercero   de la Ley 1361 se afirma que los lineamientos de la política pública de familia deben ser para todas las familias. (Jaramillo, 2018).


2. La familia concebida  como un Sujeto  Activo Colectivo de Derechos y Obligaciones

¿Qué se entiende por Sujeto?

El Derecho entiende el Sujeto como aquella persona natural o física a las que pueden imputársele derechos y obligaciones mediante normas y leyes. En las ciencias sociales y humanas se concibe el Sujeto en sus relaciones de convivencia y de vínculo con otros seres humanos en cuanto el individuo requiere de otras personas para su sobrevivencia y desarrollo.

¿Qué se entiende por Activo?

 De acuerdo con Vigésima Segunda Edición del Diccionario de la Lengua Española a palabra Activo significa: Qué obra o tiene virtud de obrar. Diligente y eficaz. Que obra prontamente, o produce sin dilación su efecto.

¿Qué se entiende por Colectivo?

La noción de colectivo hace mención a un grupo de personas o asociaciones que  compartiendo unas  características comunes, trabajan unidos en defensa y promoción de unos mismos intereses y objetivos. La pertenencia a un colectivo implica para la persona que lo integra un reconocimiento, ante terceros,  que puede ser de tipo político, étnico, religioso o cultural. La existencia y actuación de colectivos humanos da cuenta de la pluralidad de opciones, de creencias e intereses distintos. Los colectivos, formales o informales son la expresión de sociodiversidad en una sociedad; y así como la biodiversidad es la riqueza de una selva, la sociodiversidad es la riqueza cultural de una sociedad. El riesgo es que los colectivos se conviertan en especies de guetos intolerantes, cerrados, aislados unos de otros, sin puentes comunicantes que posibiliten el encuentro y la defensa del Bien Común.
   
¿Qué se entiende por Derecho?

Se entiende por derecho el conjunto de normas de carácter general que se dictan para dirigir a la sociedad a fin de solventar cualquier conflicto de relevancia jurídica que se origine; estas normas son impuestas de manera obligatoria y su incumplimiento acarrea sanción.

El fin del derecho es dotar a todos los miembros de la sociedad de los mínimos de seguridad, certeza, igualdad, libertad y justicia.

Aquello que guía el accionar correcto de las personas.  (https://significados.com/derecho)

¿Qué se entiende por Obligaciones?

En el contexto de los Declaración de los Derechos Humanos,  artículo 29, se afirma que toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad. El otorgamiento de un derecho, individual o colectivo, implica la contraprestación de una obligación ya sea para sí mismo o para la sociedad. Un ejemplo: la Constitución de Colombia, en su artículo 42 dice que la pareja tiene derecho a decidir libre y responsablemente el número de sus hijos, y deberá sostenerlos y educarlos mientras sean menores o impedidos. No siempre, por diversas circunstancias, como negligencia, abandono y extrema pobreza, la pareja falta a sus obligaciones no  se hace cargo de sus hijos menores, faltan a sus obligaciones, teniendo el Estado y la sociedad asumir su protección y manutención. Si el Estado reconoce y respeta los derechos humanos de las personas estas, a su vez, están obligadas a respetar los derechos humanos de los demás. El Estado es el primer titular de obligaciones mientras que las personas, las familias, las empresas y la sociedad son corresponsables de su ejecución.

En el marco de los Derechos Humanos las obligaciones del Estado y, en corresponsabilidad, la sociedad, las familias y las personas son la de respetarlos, protegerlos y hacerlos efectivos.

El Derecho a tener Derechos, tal como lo afirmaba la filósofa Hannah Arendt, incluye no sólo que a las persona se les reconozca y se les respeten los Derechos Humanos sino, además, sus Derechos Colectivos por pertenecer a grupos organizados de personas, en sociedad. 

Una pertinente aclaración: la noción de la familia como un Sujeto Activo y Colectivo de Derechos y Obligaciones SACDO no debe entenderse como si la familia se tiene que convertir en una persona jurídica, o sea una institución con estatutos, reglamento y representante legal. Esa no es la intención de la propuesta.

Analizada, en sus términos, la noción de la familia como un Sujeto Activo y  Colectivo de Derechos y Obligaciones detengámonos en su concepción y aplicación en  La Ley 1361 de 2009. Esta Ley contiene, pues, tanto elementos conservadores como modernos en la manera de entender la Protección Integral a la Familia: conservadora la noción de familia como núcleo fundamental de la sociedad pero moderna, de avanzada, en cuanto al reconocimiento, implicito, de la familia como un Sujeto Activo y Colectivo de Derechos y Obligaciones. (El adjetivo Activo es una propuesta del autor de estas líneas).

Este reconocimiento se expresa en los 19 derechos otorgados a la familia y los 10 deberes de corresponsabilidad del Estado y la sociedad con la familia.

Los derechos colectivos que el Estado y la sociedad deben de garantizar a las familias son:

Derecho a una vida libre de violencia.
  1. Derecho a la participación y representación de sus miembros.
  2. Derecho a un trabajo digno e ingresos justos.
  3. Derecho a la salud plena y a la seguridad social.
  4. Derecho a la educación con igualdad de oportunidades, garantizando los derechos a la asequibilidad, adaptabilidad, accesibilidad y aceptabilidad, en condiciones de universalidad, equidad, calidad y gratuidad.
  5. Derecho a la recreación, cultura y deporte.
  6. Derecho a la honra, dignidad e intimidad.
  7. Derecho de igualdad.
  8. Derecho a la armonía y unidad.
  9. Derecho a recibir protección y asistencia social cuando sus derechos sean vulnerados o amenazados.
  10. Derecho a vivir en entornos seguros y dignos.
  11. Derecho a decidir libre y responsablemente el número de hijos.
  12. Derecho a la orientación y asesoría en el afianzamiento de la relación de pareja.
  13. Respeto y libertad en la formación de los hijos de acuerdo a sus principios y valores.
  14. Derecho al respeto recíproco entre los miembros de la familia.
  15. Derecho a la protección del patrimonio familiar.
  16. Derecho a una alimentación que supla sus necesidades básicas.
  17. Derecho al bienestar físico, mental y emocional.
  18. Derecho a recibir apoyo del Estado y la sociedad para el cuidado y atención de personas adulta

El cuestionamiento a esta Ley no es a los derechos colectivos reconocidos sino a la capacidad real del Estado colombiano y la sociedad civil de garantizar su total cumplimiento atendiendo a las definiciones de Atención Integral:

Satisfacción de las necesidades físicas, materiales, biológicas, emocionales, sociales, laborales, culturales, recreativas, productivas, y espirituales de las familias, permitiéndoles su desarrollo armónico.

¿Esta definición de Atención Integral, tal como está redactada, deja entender que tanto el Estado como la sociedad están obligadas a atender todas necesidades de las familias? ¿Y ellas que ponen? ¿Qué les corresponde? ¿A que están obligadas? ¿Qué necesidades pueden ser atendidas por ellas mismas? ¿Cuáles serían los alcances y límites reales y justos de la Atención Integral?

Es obvio que tanto el Estado colombiano como la sociedad civil no están en capacidad económica, administrativa y política de cumplir a cabalidad muchos de los derechos colectivos contemplados en la Ley; tratar de hacerlo sería caer en el populismo y el total asistencialismo. Es un asunto de gradualidad y de aplicación de la regla fiscal en cuanto a los derechos colectivos, al igual que con los derechos humanos individuales; sin embargo, al estar ya reconocidos son susceptibles de ser demandados y restablecidos en su aplicación mediante la figura de Acciones Populares o  de Grupo, ante la Defensoría del Pueblo, que protegen los derechos colectivos tal como están reguladas en el artículo 88 de la Constitución Nacional y la Ley 472 de 1998. De ahí que podría una familia o un grupo de familias demandar mediante una Acción Popular o de Grupo  uno o varios de los derechos colectivos de la Ley 1361 de 2009 o de la Ley 1857 de 2017.
 
Si bien La Ley 1361 incluye la definición de la Atención Integral  la Política Pública Nacional, ya aprobada,  es de Apoyo y Fortalecimiento, no incluye la Atención Integral, es decir, no se hace responsable de satisfacer desde el Gobierno Nacional las múltiples necesidades que dicha Ley afirma, hacerlo implicaría, como ya expresamos, hacer populismo y asistencialismo.

La noción y aplicación de la familia como un Sujeto Activo y Colectivo de Derechos y Obligaciones implica un reconocimiento a la capacidad de agencia y su potencial para generar acciones de cambio tal como lo enuncian las  profesoras  de la Universidad de Caldas Nelly del Carmen Suárez Restrepo y Dalia Restrepo Ramírez:

La condición agencia se refiere a su capacidad para actuar hacer que sucedan cosas, y de su poder para intervenir en el curso de ciertos acontecimientos. Esta condición les da la posibilidad de dotar a sus miembros de habilidades para actuaren forma nueva, en un contexto  de valoración de la vida humana, de reconocimiento y respeto por el otro y de establecer relaciones equitativas; además, la de convertirse, como grupo total, en unidades actuantes y deliberativas con capacidad de inducir cambios en la sociedad y de incidir en las trayectorias de las transformaciones sociales. (Suárez, 2016).

El objetivo superior de una Política Pública de Familia es  la de apoyar, acompañar y fortalecer a las familias para que estas se empoderen y tomen conciencia de sus derechos colectivos  y de su papel protagónico, sin mediación de terceros, como actoras sociales y políticas de su propio destino; y que como Sujeto Colectivo dejen de ser  objeto pasivo de  intervención de otros actores para convertirse en Sujetos de Desarrollo y de Cambio, con capacidad de agencia, vocería propia y defensora y protectora de los derechos de sus integrantes bajo el principio de la unidad persona-familia.

Y en cuanto a las obligaciones que se derivan de los derechos colectivos es necesario que el  Estado llame más la atención a las familias cuando haya incumplimientos frente al desempeño de sus funciones y tareas, por ejemplo, frente a la crianza y cuidado de los hijos tal como, para poner un ejemplo, lo ha establecido el ICBF con los padres y madres que permiten el uso de la pólvora en sus hijos(as); o como la medida que estableció, en 2017, el Comité de Convivencia Escolar en Bucaramanga de reportar a las Comisarías de Familia y el ICBF a los padres y madres que no atendían a los requerimientos de los maestros ante las faltas disciplinarias de sus alumnos y la inasistencia de los progenitores a la entrega de calificaciones y citaciones. En este sentido es pertinente retomar lo establecido en la Código de Infancia y Adolescencia, Ley 1098 de 2006, artículo 39, de las obligaciones de la familia con sus hijos(as) menores. 15 son las obligaciones enunciadas para promover la igualdad, el afecto, la solidaridad y el respeto recíproco entre todos los integrantes de la familia. (www.icbf.gov.co).

Convertirse en agente de cambio implica, en el buen sentido del término, la politización de las familias, ser actor social en el escenario del debate público, hablar en nombre propio, asumir posiciones y tomar decisiones frente a los intereses opuestos de otros actores y colectivos. (De la politización de las familias volveremos a referirnos más adelante en el texto). 
    
¿Cómo podría una familia llegar a ser  y ejercer como un Sujeto Activo y Colectivo de Derechos y Obligaciones? Una forma sería que se organice con otras familias y formen un grupo, un colectivo, en torno a uno o varios derechos colectivos de la Ley 1361 de 2009 como, por ejemplo,  el derecho a vivir en entornos seguros y dignos. En este caso la tarea de las ONG y de la sociedad civil sería la de apoyar y acompañar a este colectivo de familias en la obtención de sus objetivos ante el Estado, desde la asesoría jurídica, la movilización ciudadana en medios y redes sociales y la gestión de recursos económicos, respetando el liderazgo, la representación y la vocería de las familias.

Otro ejemplo. El artículo 8ª de la Ley 1361 de 2009 dice: Familias numerosas. Teniendo en cuenta la importancia de la familia dentro de la sociedad, el Gobierno Nacional establecerá estrategias y acciones necesarias a fin de proteger y apoyar las familias numerosas. Se consideran familias numerosas, aquellas familias que reúnen más de tres hijos.

Este derecho especial a las familias numerosas ha sido reconocido por la Ley, más sin embargo, por desconocimiento del beneficio para esas familias no ha sido aplicado. Para hacerlo efectivo es necesario que un colectivo de familias numerosas se organicen y demanden mediante una acción de cumplimiento ante las Altas Cortes para que el Gobierno Nacional establezca las estrategias y acciones necesarias  para tal fin.

Algunos ejemplos históricos de actuación de la familia como un Sujeto Activo y Colectivo de Derechos y Obligaciones:

Las Abuelas de la Plaza de Mayo en Argentina que exigieron al Estado argentino sobre las desapariciones de sus hijos(as) y secuestro de sus nietos(as) durante la dictadura militar  de 1976 a 1983.

Las Asociación Caminos de Esperanza Madres de la Candelaria de Medellín que exige al  Estado y la sociedad colombiana respuesta de justicia, reparación y garantía de no repetición por las desapariciones forzadas, secuestros y homicidios de sus familiares en el marco del conflicto armado, causantes de dolor y múltiples sufrimientos.

Las Madres del  Municipio de Soacha-Cundinamarca que piden justicia y verdad por el asesinatos de sus hijos por parte de integrantes de las Fuerzas Armadas para ser presentados como guerrilleros dados de baja en combate, conocido como falsos positivo

La Asociación Nacional de Usuarios del UPAC, ANUPAC. que reúne a las personas y familias afectadas por las crisis hipotecaria de finales de la década de los años 90 del pasado siglo que obligó a la devolución de las casas a los bancos.

La Federación Española de Familias Numerosas cuyo objetivo es conseguir reconocimiento social y económico a este tipo de familias por su contribución a la sociedad y, en consecuencia, otorgarles facilidades en el acceso a bienes y servicios tanto públicos como privados.

Un grupo de familias que se organizan y salen a la defensa de la construcción de una obra pública que perjudica su derecho colectivo a vivir en un entorno seguro y digno y solicitan de un juez la suspensión de la obra, ejemplo: los vecinos de la carrera séptima en Bogotá.

Lo que evidencia la experiencia histórica del actuar de los colectivos es que la reclamación de los derechos humanos de sus integrantes se hace más visible y eficaz, ante el Estado, la sociedad y la opinión pública, cuando las personas actúan en forma organizada mediante la pertenencia a un colectivo que en forma individual. (www.ohchr.org)

Varias condiciones se requieren para que las familias de Colombia obren como un Sujeto Activo y Colectivo de Derechos y Obligaciones. Una falencia de la Ley 1361 es la ausencia de un enfoque de capacidades en perspectiva de desarrollo humano Una condición, esencial, es la de apoyar, acompañar y fortalecerlas en sus capacidades y fortalezas internas al tiempo que puedan ofrecerles oportunidades políticas, sociales y económicas para su empoderamiento y con propia representación ante otros actores.

Voltear la página de considerar a la familia como célula, como núcleo fundamental de la sociedad y entenderla y aceptarla como un Sujeto Activo y Colectivo de Derechos y Obligaciones es cambiar el paradigma conservador y tradicional de la familia a uno más moderno donde se da cabida a las transformaciones políticas, sociales, culturales y económicas de las últimas décadas, en el mundo y el país, que han influido en la estructura, dinámica, roles, funciones e interacción de las personas con las familias y de estas con la sociedad y el Estado. En las familias modernas es posible y necesario que los derechos humanos de sus integrantes convivan con los derechos colectivos de las familias, que los proyectos de vida individuales de sus integrantes sean respetados y apoyados por la familia en pleno y que, a su vez, los integrantes puedan ver y sentir su familia y parentela como un proyecto compartido donde se manifiesta,  la solidaridad, el afecto,  la ayuda mutua, el respeto a las diferencias y la resolución pacífica de los conflictos.

Aunque en forma implícita la Ley 1361 reconoce a la familia como Sujeto de Colectivo Derechos se requiere una acción ciudadana, un grupo de familias, por ejemplo,  para que soliciten de la Corte Constitucional un pronunciamiento explícito al respecto. Este reconocimiento jurisprudencial sería un importante espaldarazo a legalidad de la noción de familia tanto de la Ley 1361 como de la Política Nacional de Apoyo y Fortalecimiento como a la que formulen los entes territoriales.

3. La Unidad Persona - Familia: la democratización de las relaciones familiares

Como puede colegirse varios de estos derechos colectivos  han sido ya reconocidos por la Declaración Universal de los Derechos Humanos, por la Constitución Política de 1991 y leyes subsiguientes. Algunos de ellos como los referentes a educación, salud, seguridad social, trabajo, deporte, recreación, cultura y cuidado de adultos mayores son responsabilidades directas de ministerios y entes oficiales de distinto nivel territorial. Un mérito de esta Ley es su ordenación en un cuerpo unitario y la asignación de un alcance colectivo. Otro mérito es que alude a la concepción y al trabajo articulado en la unidad persona-familia; es decir,  que la familia como sujeto colectivo debe respetar los derechos humanos individuales de sus integrantes y estos, a su vez, deben hacer lo mismo con los derechos familiares colectivos. En este sentido es que el sentido de la unidad persona – familia, en un contexto recíproco de  igualdad,  armonía y respeto entre los miembros. El documento técnico de la Política Pública Nacional de Apoyo y Fortalecimiento a las familias del Ministerio de Salud y Protección Social (página 17), dice al respecto:

 En el ejercicio de corresponsabilidad, las familias actúan como agentes políticos en interlocución ante la sociedad y el Estado, las instituciones y organizaciones sociales. Las familias son agentes sociales con capacidad de agencia de sus derechos y los derechos individuales

Por otro lado, hacer visible a las familias como agentes políticos, implica reconocer los derechos de sus integrantes y de la familia como colectivo, y por tanto en el ejercicio autónomo de los mismos. Lo anterior, sugiere una interacción constante entre la categoría familia con las características de sus integrantes como sujetos libres y autónomos.

De esta orientación surge la unidad persona – familia que a su vez expresa la pluralidad y diversidad y da cuenta de la complejidad del tema. Uno de los aspectos de tal complejidad es la coexistencia de proyectos individuales de sus integrantes en convivencia con el proyecto común de la familia. La interacción de todos ellos determina el modo de ser de las relaciones internas de las familias.

La unidad persona – familia implica, también, que las familias son corresponsables, junto  con el Estado y la sociedad, de la protección y defensa de los derechos especiales que la Carta Política ha otorgado a   los niños, niñas, adolescentes, mujeres y personas mayores. (Galvis, 2011).

EL primer principio del artículo tercero de la Ley 1361 define el enfoque de derechos como el reconocimiento y fortalecimiento del individuo y su familia como unidad. El segundo principio  acogido por esta Ley es el de la equidad: Igualdad de oportunidades para los miembros de la familia sin ningún tipo de discriminación. Y el tercer principio de dicha Ley es el de solidaridad: Construcción de una cultura basada en la ayuda mutua que debe existir en las personas que integran la familia.  Estos tres principios  reafirman el mandato de la Ley 1361 de tener muy en cuenta la unidad persona-familia  en lo concerniente a su comprensión, abordaje y atención.

La Carta Política de 1991 reconoció como titulares de derechos a distintos colectivos y grupos poblacionales, y para cada uno de ellos se han formulado políticas públicas y asignado recursos en programas y proyectos tanto del Gobierno Nacional como de los entes territoriales. La atención a cada grupo poblacional e individuo es una condición necesaria pero no suficiente por cuanto se hace de forma sectorial, descoordinada  y desarticulada. Lo que hace falta es incluir la perspectiva de familia como el eje transversal de las políticas sociales del  Estado,.y es en este sentido que cobra importancia el incluir el principio de la unidad persona-familia en el diseño, formulación y ejecución de toda política pública dirigida a un colectivo o grupo poblacional. Es una importante tarea por hacer.  

Por los tratados internacionales refrendados por el Estado y el Congreso de Colombia, acogidos por la Constitución Política, los niños, niñas y adolescentes son sujetos titulares de derechos y obligaciones y no propiedad de sus padres, madres biológicos o adoptantes como muchos siguen creyendo; y en consecuencia justifican la violencia, el abuso y el maltrato, ocasional o permanente, con los hijos. Igual sucede de los hombres hacia sus esposas o compañeras.  Que no acontezcan éstas situaciones en las familias es el llamado de la Ley 1361 cuando reconoce los derechos a una vida libre de violencia y al afianzamiento de la relación de pareja. Bajo el cumplimiento de la unidad persona-familia dicho derecho colectivo debería actuar como un factor preventivo en las relaciones intrafamiliares.

El documento de la Política Pública para la Familia de Medellín, que sirvió de base al Acuerdo 054 de 2011 del Concejo de Medellín por medio del cual se adoptó la política pública para la promoción, prevención, atención, garantía y restablecimiento de los derechos para la familia de la ciudad, alude a la importancia del enfoque de Derechos Humanos con respecto a la unidad persona-familia:

El marco universal de los Derechos Humanos es un importante referente para reconocer a la familia como colectivo; en tanto escenario de confluencia de la capacidad de concertación, negociación y acuerdos entre las diversidades de sus integrantes, desde los juegos de sus intereses particulares hacia la definición de un beneficio compartido, el cual fundamente la garantía de respeto, la seguridad y la dignificación humana. (Muñoz, Hernando, Palacio, María Cristina. 2012).

Y continua, al respecto, el texto citado:

En este sentido es pertinente reflexionar a partir de las palabras de Eleanor Roosvelt: “Porque ¿Dónde, después de todo, comienzan los Derechos Humanos Universales? En los pequeños lugares, cercanos al hogar -familia, escuela, vecindario, grupos de pares -  tan cercanos y pequeños que no puede verse en ningún mapa del mundo. Y, sin embargo, ellos son el mundo de la persona individual (…) Estos son los lugares en donde todo hombre, mujer o niños buscan igualdad ante la justicia, igualdad de oportunidades, igualdad de dignidad, sin discriminación. A menos que estos derechos cobren sentido allí, tendrán poco sentido en cualquier parte”. (Romany, Celina. 2007).

De las citas anteriores puede inferirse que la unidad persona-familia es la posibilidad de iniciar la formación de las personas como Sujetos Democráticos que portan un discurso y ejercen su derecho de participación en las decisiones políticas de su comunidad, sociedad y Estado; que como Sujetos Democráticos no determinen sus decisiones políticas con base en el miedo, el odio o el desconocimiento sino con conocimiento de causa y argumentos sustentados. El ejercicio consciente y cotidiano de la unidad persona-familia es lo que posibilita la puesta en práctica del principio de  la democracia en la familia y la familia en la democracia, en donde la familia como colectivo respeta los derechos humanos de sus   integrantes y estos, a su vez, reconocen a su familia como un proyecto común de intereses y voluntades.  Este principio no implica el desconocimiento de la autoridad parental sobre los hijos sino la eliminación de poderes despóticos, normas arbitrarias, violencias y sumisiones indebidas entre la pareja y entre esta y los hijos. Los niños, niñas y adolescentes no son propiedad de sus mayores,  son titulares activos de derechos, de acuerdo con los tratados internacionales y la Carta Política, y como tal los padres, madres y parientes deben considerarlos y tratarlos.

La investigadora, profesora y doctora en Ciencias Sociales Graciela Di Marco escribe al respecto de la democratización de las relaciones familiares:

El papel de las familias en la socialización de las generaciones jóvenes puede ser considerado como el simple reproductor de los patrones de jerarquía, por sexo y edad; de la desigualdad y el autoritarismo; o como el lugar donde se configuran y recrean sistemas de creencias y prácticas, acerca de varias dimensiones centrales de la vida cotidiana, entre ellos los relacionados con los modelos (convencionales o no) de género y autoridad. En las interacciones familiares es posible que se expresen acuerdos, desacuerdos o prácticas contradictorias en relación con esos patrones culturales. las familias, entonces, pueden ser comprendidas como los sitios de reproducción de valores y  normas, culturalmente tan arraigados, que se los considera "naturales" o, bien, como aquellos  donde se cuestiona y se cambian las reglas donde se producen procesos de transformación.  

La posibilidad de repensar los modos autoritarios de relación familiar, que someten a niños, niñas y mujeres a situaciones de violencia (verbal, emocional, física) - y permiten el desarrollo de más violencia  en una escalada en la que todos y todas se involucran -, es una forma de comenzar a replantear las demás relaciones autoritarias. La democratización de las relaciones de familia, puede retroalimentar la democratización de las instituciones próximas a la vida de todos los días. (Di Marco, Graciela. 2018). 

En la compleja problemática de la violencia intrafamiliar, que no disminuye sino que aumenta, uno de los factores que la causa es el ejercicio de un poder arbitrario y autoritario del hombre hacia la mujer y los hijos y de esta hacia ellos y ellas. El diario ADN informa que:

En el año 2019 van 32.792 casos de violencia intrafamiliar en el país, según el Instituto Nacional de Salud. Y, el departamento de Antioquia. con 6.041 es la segunda región con más incidencia. el 43% corresponde a la violencia física; 13.3% a la violencia psicológica;13.4% a negligencia y abandono;19.2% a violencia sexual de género e intrafamiliar. 

En Medellín, se han presentado 329 casos de violencia intrafamiliar y Medicina Legal ha realizado 106 exámenes por presunto abuso sexual. (Diario ADN. Año10. Número 2746, 5 de junio de 2019).

Sin duda el trabajar con las familias programas de promoción y prevención desde la perspectiva de la unidad persona-familia, junto con el enfoque de los Derechos Humanos y  la democratización de las relaciones entre sus integrantes puede contribuir a disminuir la prevalencia de la violencia intrafamiliar; y sin ésta, la familias dejan de ser un entorno destructor de sus miembros a ser, en verdad, un entorno protector.   

Sin Sujeto Democrático no es posible construir una verdadera democracia participativa, pljuralista y deliberativa Su formación es una tarea pendiente, y urgente,  por realizar de manera corresponsable entre el  Estado, la sociedad y las familias colombianas.

4. Deberes de corresponsabilidad del Estado y la sociedad para con las familias en la Ley 1361

  1. Promover el fortalecimiento de la familia como núcleo fundamental de la Sociedad, así como la elaboración y puesta en marcha de la Política Nacional de Desarrollo integral de la familia.
  2. Garantizar el ejercicio pleno de los derechos de la familia y de sus integrantes.
  3. Brindar asistencia social a las familias que se encuentren en estado de indefensión o vulnerabilidad.
  4. Dar orientación y asesoría en el afianzamiento de la relación de pareja y las relaciones de familia.
  5. Establecer estrategias de promoción y sensibilización de la importancia de la familia para la Sociedad.
  6. Proveer a la familia de los mecanismos eficaces para el ejercicio pleno de sus derechos.
  7. Establecer acciones y programas que permitan la generación de ingresos estables para la Generar políticas de inclusión de las familias al Sistema General de Seguridad Social.
  8. Las instituciones públicas y privadas que desarrollen programas sociales deberán proporcionar la información y asesoría adecuada a las familias sobre las garantías, derechos y deberes que se consagran en esta ley para lograr el desarrollo integral de la familia.
  9. Promover acciones de articulación de la actividad laboral y la familiar.

Es de anotar que varios de estos deberes ya el Estado y la sociedad, en corresponsabilidad, mediante organizaciones públicas y privadas del sector social lo vienen cumpliendo desde hace décadas. Lo importante de este apartado de la Ley 1361 es la convocatoria para el trabajo coordinado, articulado y en concurrencia de estas organizaciones frente a las familias.  De hecho el Sistema Nacional de Bienestar Familia, a cargo del ICBF, lo viene haciendo.

El reconocimiento de la familias como un Sujeto Colectivo de Derechos y Obligaciones es un llamado, lo reafirmamos,  a que estas se repiensen y pasen de ser un Sujeto Pasivo de la beneficencia, la caridad, la filantropía y el asistencialismo a un Actor Social y Político de primer orden. Un Sujeto Activo consciente y reclamante de los derechos otorgados por el Estado y de los deberes de corresponsabilidad del Estado y la sociedad para con ellas.

5. Otros aspectos de la Ley 1361 de 2009

Día Nacional de la Familia: se fijó el día 15 de mayo como el Día Nacional de la Familia en concordancia con el Día Internacional de la Familia de la Naciones Unidas 

Observatorio de Política de Familia: se ordenó la creación del Observatorio de Política de la Familia que permita conocer la estructura, necesidades, factores de riesgos, dinámicas familiares y calidad de vida, a fin de hacer el seguimiento a las políticas sociales encaminadas a su fortalecimiento y protección, así como al re direccionamiento de los recursos y acciones que mejoren su condición. Este observatorio a cargo del Departamento Nacional de Planeación funciona, en la práctica, como una página Web donde solo cuelgan investigaciones, artículos e información sobre temas de familia. Nada tiene que ver con hacer seguimiento a las políticas sociales para el fortalecimiento y protección de la familia. La Ley también ordena que los entes territoriales creen Observatorios a cargo de la respectiva Oficina de Planeación.

Familias numerosas: estableció la Ley 1361  como familias numerosas aquellas conformadas por más de tres hijos y que el Gobierno Nacional debería establecer estrategias y acciones encaminadas a su fortalecimiento y protección. Dichas estrategias y medidas no se han dado aún en 10 años de la vigencia de la Ley. 

Política Pública Nacional de Apoyo y Fortalecimiento a la Familia: Ministerio de Protección Social y entes territoriales: la Ley 1361 fijo un plazo máximo de un año al Gobierno Nacional, a partir de su promulgación,  para el diseño y elaboración de la Política Pública Nacional de Apoyo y Fortalecimiento a la Familia, PPNAFF, de acuerdo a los principios, objetivos y líneas de intervención establecidas en dicha Ley.

Como pasó el plazo máximo de un año y el Gobierno Nacional no hizo la tarea, un grupo de organizaciones de la Mesa de Infancia y Familia de la Federación Antioqueña de ONG elevó un derecho de petición al Ministerio de Salud y Protección Social solicitando el cumplimiento de lo ordenado en la Ley. Este derecho fue contestado favorablemente y el Ministerio de Salud contrató a la doctora Ligia Galvis Ortiz, abogada y PH.D en Filosofía, reconocida autoridad nacional e internacional en temas de familia y Derechos Humanos, como directora del proyecto de Formulación de la PPNAFF.

Para tal efecto se constituyó una Mesa Temática Nacional de Familia y se realizaron foros regionales en el país donde las personas, colectivos y organizaciones interesadas en el tema pudieron participar y ser escuchadas. El texto fue concluido y entregado al Ministerio de Salud y Protección Social por la doctora Galvis; sin embargo, el documento no fue aprobado, inicialmente y por un largo tiempo, debido a las objeciones políticas e ideológicas conservadoras del señor Alejandro Ordoñez Maldonado, Procurador General de la Nación que se oponían al reconocimiento de la noción de familia distinta a la consignada en el artículo 42 de la Constitución política de 1991, en donde se dice que solo forman pareja y familia la unión de un hombre y una mujer. El documento original tuvo varias modificaciones y versiones y hubo que esperar al retiro de este procurador para que en la nueva administración del procurador Fernando Carrillo Flórez  se aprobara, en forma oficial, el documento de la PPNAFF. Es de anotar que aún está pendiente la formulación de  un Plan de Acción y de un Documento Conpes (Consejo Nacional de Política Económica y Social) para que dicha política obtenga recursos y sea incluida en los Planes Nacionales de Desarrollo; a semejanza del Documento Conpes 109 de 2017 relativo a la Política Pública Y Social de Primera Infancia. 

Reiteramos que el asunto más importante e innovador de esta formulación de política pública es la noción de la familia como un Sujeto Colectivo de Derechos y Obligaciones en la perspectiva del mutuo respeto y entendimiento de la unidad persona-familia. La PNAFF hay que considerarla no como una imposición normativa sino como una directriz, unos lineamientos generales para la formulación de las políticas de familia de los entes territoriales, los cuáles deben contextualizar y ajustar dichas políticas con el conocimiento, los recursos y las realidades de las familias que viven en sus jurisdicciones. (www.minsalud.gov.co).  
       
Líneas de intervención de la Política: la Ley 1361 señaló que en la formulación de la PPNAFF incluyese como líneas de intervención los temas de vivienda, educación, productividad y empleo, salud, cultura, recreación y deporte; temas que, por lo demás, están dentro de los 19 derechos colectivos reconocidos en la mencionada Ley.

6.  Ley 1857 de 2017

Siete años después de expedirse la Ley 1361 el Congreso de Colombia la modificó con el fin de adicionar y complementar medidas de protección de la familia, estas fueron:

  • Inclusión a las personas en situación de vulnerabilidad o violación de sus derechos en rutas de atención, con sus familias, para acceder a programas de sociales y de subsidios
  • Conformación de equipos transdisciplinares de acompañamiento familiar en las entidades encargadas de la protección de las familias y sus miembros en sus planes de intervención.
  • Adecuación de horarios laborales para facilitar el acercamiento del trabajador con los miembros de su familia.
  • Implementación de una jornada familiar semestral en las empresas.
  • Día de la Familia como Día sin Redes: promover, en los operadores de telecomunicaciones de internet y telefonía móvil, mensajes y campañas acerca del uso responsable de los medios digitales y sus riesgos

En la inclusión a las personas en situación de vulnerabilidad o violación de sus derechos y la conformación de equipos transdisciplinares de acompañamiento familiar la Ley 1857 obliga dejar constancia de las actividades desarrolladas en un documento reservado denominado historia familiar. El llamado a conformar equipos transdisciplinares es de buen recibo y muy oportuno debido a que el abordaje, estudio y toma de decisiones acerca de las situaciones y problemas de las familias es complejo y no corresponde a un solo campo del saber o disciplina científica, siendo, en consecuencia, una tarea de convergencia del derecho, la medicina, la sicología, la antropología, la sociología, el trabajo social, la pedagogía, terapia de familia y el desarrollo familiar, entre otras.

Con relación a la adecuación de horarios laborales para facilitar el acercamiento del  trabajador con los miembros de su familia, es una directriz que tiene su origen en las propuestas de medidas de conciliación entre los tiempos personales, sociales, familiares y laborales. Horarios flexibles, teletrabajo, jornada reducida hacen parte de las medidas que pueden acordar los empleadores y los empleados. Medidas que favorecen las tareas de la crianza y el cuidado de los integrantes de la familia. La implementación de una jornada familiar semestral en las empresas ha generado controversia en su aplicación puesto que sectores de la empresa privada lo ven como un sobre costo de sus operaciones al tener que facilitar transporte y contratar con una caja de compensación dicha jornada; otros, los empleados en vez de las dos jornadas dos días adicionales de vacaciones. Falta que el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social reglamente la materia en cuestión.

La consideración de declarar el 15 de mayo Día de la Familia, aprobado por la Ley 1361 de 2009, también como Día sin Redes,  no ha sido suficientemente conocida ni divulgada. En el 2018 paso desapercibida y tampoco la Autoridad Nacional de Televisión destinó espacios institucionales a las entidades responsables de la coordinación de celebración del Día de la Familia. Toca a la ciudadanía y a las organizaciones de la sociedad civil que trabajan con las familias hacer exigible de las autoridades pertinentes el cumplimiento de estas disposiciones de Ley.

7.  Las familias en la política y la politización de las familias

 La inclusión de la familia en la Constitución de 1991 le dio el estatus de reconocimiento político y jurídico que no tenía en la Constitución de 1886. Fue un hecho histórico y trascendental. Este reconocimiento abrió el espacio para su visibilización como asunto público, de interés general, y actor, con capacidad de agencia, en el diseño, formulación e implementación de  las políticas públicas del Estado y sus entes territoriales.

¿Qué y para qué una política pública? El profesor Alejo Vargas de la Universidad Nacional de Colombia y Director del Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de Paz, de la misma universidad afirma que una política pública es:

El conjunto de sucesivas decisiones y acciones del régimen político frente a situaciones socialmente problemáticas que pretenden la resolución de las mismas o llevarlas a situaciones manejables

Otro profesor, Estanislao de Kostka Fernández de la Universidad Complutense de Madrid:

Una política pública es un programa de acción de una autoridad dotada  de poder político y autoridad gubernamental, que afecta a un sector de la sociedad o bien a un espacio geográfico determinado.

Y, por último: la definición de las profesoras e investigadoras Sandra Milena Franco y Gloria Inés Sánchez de la Universidad de Caldas:

Políticas públicas: capacidad de los actores sociales para participar (demandar, proponer y actuar) en la concreción de acciones estatales, gubernamentales e institucionales para atender aquellos aspectos considerados prioritarios en una sociedad, como también la capacidad para actuar responsablemente en la definición y construcción del proyecto de vida individual y colectivo. (Las familias:¿Un asunto de políticas públicas? PDF. (www.historiayespacio.univalle.edu.co).

Las políticas públicas se ocupan de atender y resolver asuntos complejos y problemáticos de una sociedad y para ello el Estado debe convocar a todos los actores involucrados y grupos de interés para que participen en su consulta, discusión y formulación, con la premisa, siempre, de privilegiar el interés general sobre el interés particular.

Si en la formulación de una política pública no hay participación activa de las distintas expresiones y organizaciones de la sociedad civil en el tema específico de la política y esta  no es el resultado de un proceso amplio de convocatoria, concertación, negociación y acuerdo entre las partes, dicha política tendrá cuestionamientos en su legalidad, gobernabilidad y legitimidad. La formulación y aprobación de una política pública es una tarea compleja, ardua, que requiere de paciencia, organización, estrategias, compromiso, respeto mutuo y mucha escucha. El Estado es quien debe liderar, no imponer, el proceso de formulación, aprobación e implementación de las políticas públicas.

El tema de familia ha dejado de ser un tema del cual solo se ocupaba  la vida privada e íntima de las personas para ser un asunto de estudio, debate, posturas y toma de decisiones políticas. ¡Enhorabuena! La politización de la familia (Concepto introducido al debate por la socióloga experta en familia María Cristina Palacio Valencia) es un hecho positivo tanto para ella como para la sociedad y el Estado.  Politizar la familia, en el buen sentido del término, es reconocerle el potencial y las capacidades para convertirse en un actor social con representatividad, reconocimiento, influencia, movilización e incidencia política.

Y tan importantes como la Constitución, las leyes y las sentencias de las Altas Cortes en lo atinente a la familia, también lo es la noción de familia de la que parten la formulación de las políticas públicas de familia de los entes territoriales. Del contenido de dicha noción se colegirá si la política, los programas y proyectos a implementar  tendrán contenidos y enfoques conservadores, modernos o eclécticos. (Ver: las familias: ¿Un asunto de políticas públicas?  Op.Cit). Por eso es fundamental la participación de la sociedad civil tanto en su formulación como en el monitoreo y vigilancia de las acciones públicas con las familias de sus territorios.

8.  Entes territoriales que han formulado Política Pública de Familia de acuerdo a la Ley 1361 de 2009 

Colombia tiene 32 departamentos y 1.101 municipios A la fecha se tiene conocimiento que solo 4 departamentos y 19 municipios y  distritos tienen aprobado por ordenanza o  por acuerdo, una Política Pública de Familia en sus territorios, tal como lo ordena la Ley 1361 de 2009; los casos conocidos, que se encuentran documentados en Google,  son: los departamentos de Santander, Cundinamarca,  Boyacá y Quindío, (el departamento de Antioquia en proceso), Bogotá D.C, y los municipios de Medellín, Cali, Bucaramanga, Valledupar, Palmira, Rionegro (Antioquia), San Pedro de los Milagros, Sonsón, Sabaneta, Tunja, Villavicencio, California, Soacha, Zipaquirá, Barrancabermeja, Floridablanca, San Bernardo y Bosbanza.

Muy pobre, y lamentable, es el balance de la aplicación de la Ley 1361 de 2009 por parte de los entes territoriales: solo el 0.9% de los departamentos y el 1.7% de los municipios, en un país donde la Constitución Política afirma que la familia es el núcleo de la sociedad,   amén de que se carece de estudios evaluativos, en los territorios que ya la tienen, que informen acerca de los presupuestos, logros y dificultades de la ejecución de los planes, programas y proyectos. Habría, además, que cotejar estas políticas de familia, ya aprobadas con relación a la articulación con los lineamientos de la PNAFA en cuanto a la noción del Sujeto Colectivo de Derechos y la unidad persona-familia en sus textos, y a la misma Ley 1361 del 2009.

Lo que, además, puede colegirse de esta escaza aplicación de la Ley 1361 de 2009 es el desconocimiento de la misma no solo de las familias sino de las entidades públicas y privadas que bajo el principio de la corresponsabilidad están llamadas a acoger y apoyar su realización. Está en mora la Procuraduría Delegada para los Derechos de la Infancia, Adolescencia y la Familia, que procede en defensa de las disposiciones constitucionales y legales de protección de estos grupos humanos, en exigir el cumplimiento de la Ley 1361 de 2009 a los entes territoriales que aún no la han formulado e implementado; sin embargo, una realidad que no todos los entes territoriales, en especial los municipios con menor número de habitantes, presupuesto y recursos humanos, les es fácil acatar y desarrollar todas las políticas públicas  poblacionales que ordenan las leyes y demandan sus colectivos, donde la política de familia es tomada como otra más. Hace falta un replanteo y flexibilidad en la cobertura y el alcance real de la formulación, coordinación, articulación y aplicación de las políticas públicas en los entes territoriales del país

Una buena noticia es que el Gobierno Nacional cambio la competencia en cuanto al ente competente de la PPNAFF por cuanto ya no es el Ministerio de Salud y Protección Social el encargado sino el Departamento para la  Prosperidad Social DPS en coordinación con la secretaría técnica del ICBF. El DPS ha determinado que las familias constituyen el centro de la atención de los programas sociales del Plan Nacional de Desarrollo, según lo expresa la Dirección para la Superación de la Pobreza de entidad:

Esa ruta comienza con la Estrategia Unidos, cuyo foco es la familia, unidad sobre la cual se revisan sus necesidades, su potencial y las capacidades que requiere para que pueda superar la pobreza, a la vez que se trabaja en que los integrantes conozcan sus derechos.
(www.dps.gov.co).  

Entre más familias se saquen de la pobreza extrema y de la pobreza, menos familias que van a vivir de los subsidios, del asistencialismo, la beneficencia y la caridad, y más familias entraran a la clase media y serán no solo contribuyentes fiscales sino familias aportantes al desarrollo económico y social. Las políticas públicas de familia pueden favorecer el cambio pero por si solas no pueden superar las causas estructurales que generan y mantienen a  las familias en la pobreza y la exclusión como son las desigualdades, la falta de oportunidades y de ingreso. Se requieren otras transformaciones politicas, sociales y económicas para lograrlo. Las familias pueden salir de la pobreza extrema pero, también, pueden regresar a ella.       

A continuación presentamos, en forma de síntesis, los casos de Medellín, el departamento de Antioquia y Manizales. (El caso de la Política Pública Nacional de Apoyo y Fortalecimiento a la Familia, del Ministerio  de Salud y Protección Social, ya fue tratado):

El caso Medellín:

La ciudad de Medellín fue pionera en el país en legislar, crear institucionalidad e incorporar el tema de familia en sus planes de desarrollo. Ya en 1993 el Concejo de la ciudad promulgó el acuerdo 47 por medio del cual creó la Oficina de Coordinación para el Bienestar de la Familia, adscrita a la Secretaría de Bienestar Social, con el objetivo de planear, organizar, ejecutar, dirigir y controlar los programas de las distintas dependencias del municipio dirigidas a las familias del municipio.

En ese mismo año el Concejo de la ciudad, con el concurso de la administración y de las organizaciones sociales del Comité Interinstitucional de Familia CIF se estableció, mediante el Acuerdo 59 de 1993, el Plan Integral de Atención  a la Familia PIAF como el conjunto de políticas, estrategias, programas, proyectos y acciones de apoyo y fortalecimiento a las familias de Medellín.

El trabajo en alianza entre la administración, el Concejo y las organizaciones de la sociedad civil interesadas en el tema de familia: comunidad, ONG, universidades públicas y privadas con programas de familia e iglesias fue conformando una institucionalidad y unas acciones permanentes tales como: el proyecto de educación preventa Familia Siglo XXI, Hacia la Construcción de una Vida Cotidiana Diferente; el Centro de Atención a las Víctimas de Violencia Intrafamiliar AVISE; la realización de foros anuales de familia; congresos internacionales de familia (el Séptimo se realizó en 2018); el Comité Municipal de Familia; el Comité Técnico Asesor  de Familia; el Observatorio de Familia; el proyecto Volver a Casa, que busca facilitar el restablecimiento de vínculos familiares de personas en situación de vulnerabilidad social el Acuerdo 54 de 2011 por el cual se adoptó la Política Pública para la promoción, prevención, atención, protección, garantía y restablecimiento de los derechos para las familias de Medellín; el Plan Estratégico para la Política Pública de Medellín  2014 – 2022 y la Secretaría de Inclusión Social, Familia y Derechos Humanos, que tiene a cargo 19 Centros de Atención Integral a las Familias y el programa Familias Medellín para la superación de la pobreza extrema., el cual se viene desarrollando desde hace 3 administraciones y al cual se le dedica el 80% del  presupuesto de la Secretaría  que en el 2019 es  de $ 19.000 mil millones. La cobertura de este programa, a cargo de la Unidad de Familia de dicha Secretaría, con alrededor de 470 funcionarios, ha venido disminuyendo al pasar de un cubrimiento de 65.000 mil familias a una cobertura de 45.000. No se conocen estudios que indiquen cuantas familias que una vez salieron de la pobreza extrema a la pobreza. En Chile, de donde se trajo el programa, han evidenciado que una de cada tres familias regresa a la pobreza extrema. Muy necesario tener esta información para constatar si el monto tan alto de este programa tiene real impacto en las familias
.
Lo más importante, y trascendente,  de la Política Pública para la Familia de Medellín es la construcción y permanencia de una institucionalidad que convoca, agrupa y motiva la atención y las acciones público - privadas en torno al reconocimiento y bienestar de las familias de la ciudad.

El caso del departamento de Antioquia:

  • Administración del gobernador Sergio Fajardo Valderrama 2013 - 2015

En el 2013, bajo la administración de Sergio Fajardo Valderrama, la Gobernación de Antioquia, por medio de la Gerencia de Infancia, Adolescencia y Juventud, GIAJ, firmó un convenio de asociación con la Fundación Bien Humano para aunar esfuerzos para el diseño y formulación de la Política Pública  de Atención y Fortalecimiento para las Familias de Antioquia, PPAFFA; en cumplimiento de la Ley 1361 de 2009.

 La coordinación técnica del convenio estuvo a cargo de la doctora Ligia Galvis Ortiz. El convenio posibilitó la realización de foros de familia en las 9 subregiones de Antioquia e hizo posible, además,  la conformación de una Mesa Departamental de Familias y la elaboración de un documento teórico y técnico con los aportes de las personas, familias y organizaciones participantes en los foros, titulado: Las Familias También Cuentan: Marco Estratégico de la Política pública para las Familias Antioqueñas.  Se contó, además, con el aporte de la Universidad de los Andes, de su Programa de investigación en Género y desigualdad con el texto: Documento para el acompañamiento de la Política Pública de Familia: el caso del departamento de Antioquia. Otro insumo los aportó la Gerencia de Infancia, Adolescencia y Juventud con la realización de la Caracterización de Hogares en Antioquia, como una aproximación descriptiva para permitir establecer las formas de organización familiar y estructuras de los hogares del departamento. Por distintas razones políticas y administrativas entre los firmantes del convenio el proyecto de ordenanza no fue presentado a tiempo para su aprobación en la Asamblea Departamental.

  • ·    Administración del gobernador Luis Pérez Gutiérrez 2016 - 2019

En el 2016, bajo la administración del gobernador Luis Pérez Gutiérrez, la GIAJ, reinició el proceso de la formulación de la PPAFFA y para tal efecto reactivó la Mesa Departamental de Familias y se crearon las comisiones de interinstitucionalidad, comunicaciones y gestión del conocimiento, la secretaría técnica, lo mismo que la realización de foros subregionales y departamentales.  La convocatoria fue amplia e incluyente para todos los actores involucrados en el trabajo con y para las familias. Alrededor de 60 organizaciones, públicas y privadas, participaron de las actividades y discusiones. Para el efecto se propuso la elaboración colectiva de un documento técnico como soporte al proyecto de una nueva Ordenanza departamental, retomando los insumos obtenidos en la  administración anterior. En este documento se consignaron los antecedentes, objetivos, referentes conceptuales, principios, enfoques, ejes, noción de familia, situación de los hogares y grupos poblacionales en Antioquia, la voz de las familias y la gestión territorial: además,  la GIAJ actualizó el estudio de Caracterización de Hogares de Antioquia realizado en el 2015.

La Mesa Departamental de Familias y la GIAJ tienen la responsabilidad de presentar el proyecto de ordenanza de la PPAFFA a la Asamblea Departamental en el transcurso del 2017 para su debate y aprobación respectiva.

El caso Manizales

A continuación doy la palabra a la socióloga María Cristina Palacio Valencia, reconocida profesora e investigadora en temas de familia, quien fue partícipe de la propuesta de construcción de la Política Pública de Familia de esta ciudad:

Algunas pistas preliminares

El tema de familia en el país permite identificar la trayectoria de un proceso de politización  encontrándose en la agenda pública nacional y territorial. Vinculado a las decisiones del Estado en sus órdenes legislativo, ejecutivo y judicial, traduciéndose en marcos constitucionales, doctrinales y jurisprudenciales; en lineamientos de políticas públicas, institucionales y en apuestas programáticas de las campañas electorales.

 En este contexto la Alcaldía de Manizales, en el año 2015, acoge los requerimientos de la ley 1361 del 2009, en donde se establece que cada municipio del país, a través de la secretaría de planeación, defina su propia política acorde con las necesidades locales que presente la realidad familiar. “Para ello, se hace evidente la voluntad política de la administración municipal de acoger estos lineamientos legales y se inscribe en el camino transitado por Bogotá (2013), Cali (2007), Medellín (2010), Nacional (2012), Antioquia (2013) y Santander (2014)” (Documento de Lineamientos) y constituirse en la primera ciudad intermedia del país en disponer de estos lineamientos.

Metodológicamente el proceso articuló tres momentos: la elaboración de un diagnóstico con la participación amplia y representativa de diversos agentes institucionales, sociales y familiares; su validación por medio de estrategias también de participación y debate social y la definición de los lineamientos con base en los resultados de los dos momentos anteriores.

El criterio transversal para la construcción del diagnóstico fue el enfoque territorial, al consultar y generar estrategias de participación en las 11 comunas y los 7 corregimientos que conforman la estructura político administrativa del municipio de Manizales.

Los enfoques que orientan los lineamientos son: de los derechos, de la diversidad y la diferencia, de la seguridad humana y la dignidad, de la inclusión sin discriminación, de la participación activa y efectiva, de la veeduría familiar y territorial.

Los criterios que materializan estos enfoques son la interinstitucionalidad, intersectorialidad, interdisciplinariedad, alianzas y redes, promoción y prevención y la articulación entre las políticas públicas con enfoque territorial, sectorial y diferencial.

El objetivo general de los Lineamientos es “potenciar las capacidades, generar oportunidades y activar la participación responsable en y de la familia, las instituciones, la comunidad, el mercado y el estado para garantizar el bien-estar y la con-vivencia democrática en las familias de Manizales.

La línea transversal es la articulación de acciones orientadas al bien-estar de la familia como agencia de formación de ser humano, colectivo político y escenario de interacción democrática y ciudadana con, entre y desde las políticas públicas de familia, infancia, juventud, discapacidad, población LGTBI, género y mujer, desarrollo rural y adulto mayor existentes en el municipio.

Avances: con la construcción de los lineamientos de política pública para la familia del municipio de Manizales se puso el tema en la agenda pública de la administración municipal en sí mismo como asunto particular y específico; no como colateral, derivado o subsidiario de la discusión sobre población vulnerable y en riesgo. En este proceso por primera vez en la historia del municipio el asunto familia fue respaldado en el plan de desarrollo municipal con un presupuesto de 480 millones de pesos. Por otra parte, este proceso también logró en ese momento, a través de los talleres que se realizaron con el comité municipal de familia, poner la responsabilidad del Estado en el campo de familia, no como un gasto sino como una inversión.

Escollos: un matiz de la politización del tema de familia aparece en el Concejo de Manizales. En el proceso de construcción de lineamientos se buscó su aprobación vía Acuerdo del Concejo para que se instalara como política pública y no como política de gobierno: ante este escollo la el alcalde decidió, por decreto, en el 2017, el desarrollo de algunas de las estrategias propuestas El argumento de oposición frente a los lineamientos liderado por el representante del partido político  Centro Democrático en alianza con representantes de las iglesias cristianas y del partido conservador, se soportó en varios aspectos: el desconocimiento y negación del diagnóstico donde se puso los cambios y transformaciones que presenta la realidad familiar, invalidando los resultados y la rigurosidad metodológica del proceso; bajo el argumento que los “feligreses que iban diariamente a las iglesias eran más de 2.000” y el diagnostico se hizo con una consulta de más de 1.500 personas. El rechazo al enfoque de la diversidad, porque esto abría la puerta a que estos lineamientos orientaban al Concejo para que aprobara el matrimonio homosexual y el alquiler de úteros; señalando que si la Corte Constitucional había aprobado era porque esos magistrados eran ignorantes del tema de familia, además de ser de izquierda. El impedimento a estos lineamientos que desconocían a la familia como la célula básica de la sociedad, institución creada por dios para salvaguardar los valores que caracterizaban a la sociedad manizaleña.

El debate que se generó en torno a los lineamientos, no solamente expresa la circulación  del poder de la ideología y la ideología del poder (Goran Therborn) confesional y religiosa que se expande vertiginosamente, sino que también contiene el uso de este poder ideológico para marcar estrategias de oposición partidista, en un tema tan sensible políticamente como es la cuestión familiar. El alcalde pertenece al partido liberal.

Retrocesos. Este proceso que se generó en el Concejo expresa la expansión de la moral religiosa como criterio de decisión política y pública y su afianzamiento en el municipio en el campo de familia.  Con esto se bloquea y desconoce los avances jurisprudenciales existentes en el país y la construcción de escenarios de conversación incluyente en la diversidad, además se confunde el debate sobre ciudadanía y democracia respecto al tema de familia y desde aquí la obligación y responsabilidad del estado. Finalmente, se expanden señalamientos de amenaza a la “buena moral” si se ponen en ejercicio estos lineamientos.

9.  CONCLUSIONES

Transcurrida una década de su entrada en vigencia  la aplicación real de la  Ley 1361 de 2009 de Protección Integral a la Familia evidencia estos resultados:

Baja incidencia e impacto  tanto en los territorios como en la sociedad y las familias
No solo son pocos los  entes territoriales que han formulado la Política Pública  de Apoyo y Fortalecimiento a las Familias, a tenor de la Ley 1361 de 2009, sino que, además,  hay un desconocimiento de la autoridades públicas para hacer viable la garantía de los 19 derechos otorgados a las familias y, tampoco, se aprecia un mayor interés de la sociedad por reforzar sus deberes de corresponsabilidad con las familias, lo que resulta paradójico por cuanto si la Carta Política de 1991 afirma que la familia es el núcleo fundamental de la sociedad debería evidenciarse en el cumplimiento de la Ley 1361 y en un mayor número de entes territoriales.
  
Las familias siguen siendo el Sujeto Pasivo del asistencialismo, la beneficencia, la caridad y la filantropía

La toma de conciencia y el ejercicio pleno de la noción de familia como un Sujeto Activo y Colectivo de Derechos y Obligaciones implica abandonar, dejar de ver y de tratar a las familias como un Sujeto Pasivo, dependiente, vulnerable, necesitado de protección y por lo tanto demandante de asistencialismo, beneficencia, caridad y filantropía. Y, por supuesto, también se requiere que las mismas familias se reconozcan y obren como actoras sociales y políticas ante el Estado, la sociedad y otros colectivos. Es un cambio de mentalidad que implica un proceso, ya lo dijimos, de conciencia, de movilización y pedagogía política. Misión difícil y compleja cuando organizaciones del Estado, del sector social, de la empresa privada y de las iglesias persisten en verlas y tratarlas como un Sujeto Pasivo. 

La ley 1361 de 2009 al llamarse Ley de Protección Integral a la Familia recoge el mandato constitucional que obliga al Estado, y a la sociedad en corresponsabilidad, a garantizar su protección integral.  Una de las acepciones del verbo proteger alude a evitar que una persona o una cosa sufra daño, resguardar a alguien o algo de un peligro.  (https//es.thefreedictionary.com).

La familia entendida como un Sujeto Pasivo es mirada como un objeto de protección especial por cuanto se la considera vulnerable, débil y frágil. Si el Estado y la sociedad y ella misma  se empodera y toma conciencia de las posibilidades de pasar de ser Sujeto Pasivo a un Sujeto Activo de Derechos y Obligaciones e inicia el proceso de convertirse en un actor social y político, con capacidad de agencia, reconocida ante otros actores dejaría de ser, mirada y tratada y demandada, como un objeto especial de protección  del Estado y de la sociedad.

Falta de inclusión de la perspectiva de familia en las políticas públicas poblacionales 

La Constitución Política de 1991 definió al Estado colombiano como un Estado Social de Derecho en el cuál este se obliga a reconocer las libertades y los derechos humanos de las personas que habitan en su territorio en el marco de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas y pactos subsiguientes como los derechos económicos, sociales y culturales. En consecuencia, reconoció, también, derechos tanto a minorías étnicas y grupos poblacionales específicos.

En los primeros años de existencia de la Constitución el Estado respondió al reconocimiento de los  nuevos derechos otorgados creando consejerías presidenciales mientras los entes territoriales abrieron oficinas de atención; luego cada minoría y colectivo fue demandando del Gobierno Nacional y de los entes territoriales la formulación de políticas públicas bajo el principio, también constitucional, de la participación ciudadana en los asuntos de interés general. Esta legítima acción de la ciudadanía tuvo como efecto la fragmentación de la política social y, por ende, la distribución de los presupuestos de inversión y gasto en los proyectos y programas gubernamentales. A modo de ejemplo en el municipio de Medellín existen reconocidas por Acuerdo del Concejo y en programas de distintas dependencias 14 políticas poblacionales en ejecución.

Hubo de esperar 18 años de expedida la Constitución de 1991 para que el Congreso de la república legislara mediante la ley 1361 ordenando al Gobierno Nacional y a los entes territoriales  la formulación de políticas públicas, regionales y locales, de apoyo y fortalecimiento a la familia. 

La familia, considerada como un grupo poblacional más, que no debería de ser, llegó tarde al proceso de formulación y reconocimiento de políticas públicas por parte del Estado y la sociedad. Hecho, por lo demás, paradójico, cuando la misma Constitución en el inciso primero del artículo 42 define a la familia como: núcleo fundamental de la sociedad. Sucedidos así los hechos uno se explica el porqué de la no inclusión de la perspectiva de familia en las políticas poblacionales. Es una ardua pero necesaria  tarea exponer argumentos y convencer a los demás colectivos de la importancia y beneficio de su inclusión. 

La tensión normativa e institucional frente al tema de familia entre la Constitución, la Ley y las Altas Cortes
  
Un mérito incuestionable de la Constitución de 1991 fue situar a la familia como sujeto político. Ni la Constitución de 1886, ni el Código Civil de 1873 hicieron mención de ella. Si bien la definió haciendo uso de una metáfora biologista, el incluir a la familia como sujeto político puso a esta en la agenda. De esta manera el tema de familia dejó de ser circunscrito al ámbito de la vida privada, exclusivo del hogar, de lo doméstico y de lo femenino para ser objeto del debate público entre el Estado y la sociedad civil.

El reconocimiento social a nuevas formas de organización familiar del país que no respondían ya a la definición de familia nuclear heterosexual del artículo 42 demandó de las Altas Cortes ajustes e interpretaciones jurídicas a las normas constitucionales en la materia hasta la aceptación de los derechos de la población LGTBI a la seguridad social el matrimonio igualitario y la adopción.

No existe un ambiente político en el Congreso para reformar la normativa en lo relacionado a la familia y en lo tocante a la sociedad el ambiente es de pugna y confrontación entre los colectivos acerca de la noción de familia. Ambiente que permea la discusión del proyecto de creación de un Ministerio de la Familia, entre partidarios de mantener una concepción conservadora y partidarios de no crearlo por el temor de convertir dicho ministerio en baluarte de la ortodoxia y las creencias religiosas  Deseable sería el poder contar con un Código de Familia, como tienen países vecinos, que agrupara  y ordenara toda la legislación dispersa de familia.  No hay, pues, un ambiente habilitante para dichos propósitos de reforma por lo que cabe suponer la continuidad del actual estatus quo entre los poderes institucionales y las fuerzas oponentes de la sociedad.

El caso de Manizales y el proyecto de creación del Ministerio de la Familia ilustran como los enfoques ideológicos y religiosos frente a la noción de familia aún dividen, y polarizan, a la sociedad y se expresan en los espacios de deliberación y toma de decisiones políticas, con base en posturas conservadoras o modernizantes, que pueden impedir o facilitar la aprobación de las políticas públicas de familia en los entes territoriales. Lo más importante de tales hechos es que, por fin, el tema de familia mueve la Opinión Pública, la politiza, adquiere carácter y contenido político, obligando al Estado a incluirla en su agenda; lo que no sucedía antes cuando el tema de familia era ignorado, subvalorado e invisible, y, por eso, debemos considerar esta nueva realidad como un gran avance histórico en el presente y futuro de la sociedad y las familias de Colombia.  

 10. RECOMENDACIÓNES

Exigir a los entes territoriales el cumplimiento de la Ley 1361 de 2009 y de la Ley 1857 de 2017
 
Tanto la Procuraduría General de la Nación mediante exhortos como las organizaciones de la sociedad civil que trabajan con y para las familias están en mora, mediante derechos de petición, exigir a las autoridades competentes en la materia en sus respectivos territorios la convocatoria a participar en la convocatoria, amplia y abierta en el proceso de formulación de la Política Pública Nacional de Apoyo y Fortalecimiento a las Familias PPNAFF en los órdenes, departamental, distrital o municipal, tal como lo ordena la Ley. 

La formulación y aprobación de esta política permitirá a los entes territoriales incluir la atención y los proyectos y programas de familia en los respectivos planes de desarrollo, al igual que en sus presupuestos. Sin estas acciones seguirán pasando muchos años más sin que las familias de Colombia puedan exigir tanto el cumplimiento de los 19 derechos colectivos como los 10 deberes de corresponsabilidad del Estado y la sociedad ante ellas.
Articular las políticas públicas de familia de los entes territoriales en los planes de desarrollo de los departamentos, distritos y municipios

La Ley 152 de 1994 conocida como la Ley Orgánica del Plan de Desarrollo obliga a todos los entes territoriales del país a establecer los procedimientos y mecanismos para la elaboración, aprobación, ejecución, seguimiento, evaluación y control de sus  planes de desarrollo. Es en estos planes donde los entes territoriales deben incluir  una parte estratégica los recursos del presupuesto para la inversión y el gasto social. Dichos planes deben de ser aprobados por cada  Asamblea Departamental o Concejo Distrital o Municipal previa consulta de los Consejos Territoriales de Planeación..

El contar con una Política Pública de Apoyo y Fortalecimiento a las Familias PNAFF en cada ente territorial y, además, con la participación activa de las organizaciones sociales de familia en los Consejos Territoriales de planeación, haría obligatorio incluir los ejes temáticos y las directrices de la PPNAFF en el plan de desarrollo regional y local. Es inclusión dotaría de presupuesto a los programas de atención, promoción, prevención y asistencia a las familias.

Incluir la Ley 1361 como parte del Sistema Nacional General del Cuidado

La Ley 1413 de 2010, iniciativas de la senadoras Cecilia López y Gloria Inés Ramírez, tomaron la iniciativa de crear esta Ley por medio de la cual se regula la inclusión de la economía del cuidado en el sistema de cuentas nacionales con el objeto de medir la contribución de la mujer al desarrollo económico y social del país y como herramienta fundamental para la definición e implementación de políticas pública.

Desde la expedición de esta Ley se estima que el trabajo no remunerado de la mujer en el hogar y los cuidados domésticos aporta alrededor del 120 millones de pesos anualmente al PIB nacional, 19% de la cuentas nacionales. (Por un sistema nacional de cuidados estatal y paritario. Documentos trabajo legislativo, 29 de octubre de 2014.  (Www.angelarobledo.com).

Todas las  investigaciones realizadas acerca de la distribución de los tiempos dedicados por hombres y mujeres a los cuidados, crianza y oficios domésticos en el hogar confirman que las mujeres destinan más tiempo que los hombres:

Según la Encuesta Nacional  de Uso del Tiempo del DANE, la proporción  de mujeres que hacen trabajo doméstico no remunerado es un43% más alto que la de los hombres (90% a 63%). Mientras las mujeres dedican 6 horas diarias a este trabajo, los pocos hombres que hacen este trabajo dedican 1:50 minutos. 72% de mujeres suministran alimentos, mientras que solo el 22% de hombres hacen esta actividad. Solo el 10%  de hombres hacen mantenimiento del vestuario y el 40% de mujeres hace esta labor (…) Una de cuatro mujeres se dedica la cuidado físico y ni siquiera el 5% de hombres hace esta actividad.

El espíritu de la Ley 1413 de 3010 es lograr que tanto el Estado como la sociedad, las familias, hombres y mujeres asuman de manera concertada y paritaria los asuntos del cuidado de las personas y que estos no sigan siendo asumidos, de manera preponderante, por las mujeres y las familias. Al efecto existe en el país una Mesa Intersectorial de Economía del Cuidado conformada por diversas organizaciones público-privadas y personas naturales que se han comprometido a formular un Sistema Nacional de Cuidados que incida en políticas públicas bajo un enfoque de derechos  y de género. Proponen una Agenda Nacional de Cuidados como parte de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible.
El lograr que en Colombia se establezca tanto como política pública como en la institucionalidad de los entes territoriales y el Gobierno Nacional un Sistema Nacional General de Cuidados constituiría un gran avance para, por fin, articular y coordinar la atención, los programas y recursos dedicados a garantizar los derechos individuales y colectivos. Bajo esta perspectiva se haría indispensable integrar la Ley 1361 de 2009 que implica trabajar en la unidad persona-familia.
  
Avanzar hacia una concepción moderna de las familias  en la formulación e implementación de la política pública.

La ley no resuelve todos los problemas de una sociedad, pero sin  Ley no es posible comenzar a solucionarlos.

El epígrafe al comienzo del texto nos lleva a reflexionar cual es el papel y la importancia de la  Ley y su aplicación para incidir en el cambio de realidades problemáticas en una sociedad. Las leyes 1361 de 2009 y 1857 de 2017, así como la jurisprudencia de las Altas Cortes frente a la interpretación de las normas constitucionales  y las demandas de la ciudadanía en el ejercicio de sus derechos son una oportunidad para avanzar hacia una concepción moderna de las familias en la formulación e implementación de las políticas públicas de familia de los entes territoriales, a semejanza de lo acontecido con la PNAFF del Ministerio de Salud y Protección Social que da líneas orientadoras al respecto.

Reconocer y aceptar las diversas formas de organización familiar del país, la pertinencia de distintos enfoques: de Derechos Humanos, de género, de territorio, de capacidades, de curso de vida y diferencial, es aportar, volvemos a decirlo, a la construcción de un imaginario distinto, a una percepción diferente de las familias con relación a ellas mismas y del Estado y la sociedad frente a ellas.

La concepción moderna de la familia implica, además, el respeto a la pluralidad étnica y multicultural de las minorías del país, reconocida por la Carta Política: indígenas, afrodescendientes, negritudes, palenqueros, raizales y Rrom. Poblaciones que merecen un  particular atención de los entes territoriales en la formulación de la política pública de familia.

Cuando afirmamos continuar por el camino de una concepción moderna de las familias no implica que haya que optar por una concepción ecléctica, intermedia, entre la concepción tradicional y la moderna. Un híbrido que en vez de aclarar las cosas las confundiría mucho más. Aquí no vale la propuesta del justo medio para dar gusto a ambas partes. Hay que tomar partido.

Una concepción moderna debe ir encaminada a revalorar la familia como la primera agencia de formación del ser humano, de su socialización primaria, de su pensar y actuar ético, del logro gradual de su autonomía y autogobierno, mediante el ejemplo y las vivencias que pueda proporcionarle la vida cotidiana familiar. 

Una concepción moderna que oriente las políticas públicas, apoyen y acompañen a las familias no solo en la atención de sus necesidades primarias sino, además, en la afirmación de los principios y valores de la democracia y equidad de género tanto en las relaciones de pareja como en las relaciones parento-filiales y fraternas. Es en las familias donde debe iniciarse, mediante el ejemplo y las vivencias de sus padres,  la formación de un Sujeto Democrático que luego, ya mayor, ejerza sus derechos y responda por sus obligaciones  en los distintos ámbitos de su vida. La Ley hace su parte para que ocurran los cambios requeridos pero no puede hacerlos todos. El cambio también debe operar en las mentalidades individuales y colectivas, procesos lentos, que toman mucho tiempo pero que hay que iniciarlos. Dice un antiguo proverbio chino: un viaje de mil leguas comienza por el primer paso. He ahí, pues,  la trascendencia y el beneficio de una Ley y una política pública moderna de familia que posibilite su transformación de sujeto pasivo de terceros a  protagonista activa de su propio destino. Lo que nos falta, al estado, la sociedad, a las familias y a las personas es mayor voluntad y responsabilidad política para impulsar los cambios aludidos.

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