LAS
MASCOTAS COMO HIJOS Y LOS HIJOS COMO
MASCOTAS: UN NUEVO FENÓMENO SOCIOCULTURAL
Luis Julián Salas Rodas
Sociólogo
Especialista y Magíster en Ciencias Sociales
Magíster en Ciencias de la Educación
@luisJulianSalas
Medellín – Colombia
Definición de mascota: Mascota es un término que procede del francés y que se utiliza para
nombrar al animal de compañía. Estos animales, por lo tanto, acompañan a los
seres humanos en su vida cotidiana, por lo que no son destinados al trabajo ni
tampoco sacrificados para que se conviertan en alimento. (Https://definición.de/mascota).
Las
mascotas como hijos
Pinocho Salas… así, tal cual, escribió el
veterinario en el carné de vacunas de mi perro pastor ovejero australiano. ¿Cómo así que Salas?, le pregunté y
respondió: es para diferenciarlo de otros perros. ¿Y cuántos perros de nombre
Pinocho ha vacunado? Solo el suyo, me
contestó. Yo le puse el nombre de Pinocho más no le di mi apellido, en consecuencia
el carné solo debe llevar su nombre, sin mi apellido por cuanto Pinocho es una
mascota, la última de siete perros que me han acompaño en el curso de mi vida,
y no mi hijo. Esta práctica de asignar
el apellido del dueño al nombre de la mascota se ha vuelto habitual en los
consultorios y clínicas veterinarias, lo mismo que ponerle nombre de personas a las mascotas por parte
de sus dueños
Pinocho
Cuando la especie humana, en el período
neolítico, hace 8.000 A.C, dejó de
ser nómada, cazadora y recolectora para
convertirse en sedentaria y agricultora inició el proceso de domesticación de las
plantas y animales:
La domesticación es el
proceso por el cual una población de una
determinada especie animal o vegetal pierde, adquiere o desarrolla ciertos
caracteres morfológicos, fisiológicos o de comportamiento, los cuales son
heredables y, además, son el resultado de una interacción prolongada y de una
selección artificial por parte del ser humano o una selección adaptativa a la
convivencia con el ser humano. Habitualmente
la finalidad de la domesticación es obtener determinados beneficios de la
especie domesticada aunque en ocasiones se trata de un proceso espontáneo resultante
de un beneficio mutuo. (https://es.wikipedia.org/domesticación de
animales).
En
este texto consideraremos como mascotas a: perros, gatos, minicerdos, pájaros,
peces, conejos y hamsters. Las especies exóticas, cuya tenencia es prohibida
por Ley, no se consideran mascotas
domésticas.
Como
vemos las mascotas, como animales domésticos, están presentes desde hace muchos
siglos en la vida de las sociedades, no son un hecho reciente. Entonces, ¿a qué
debemos, en el presente, este “boom” exaltado e idealizado de las mascotas en la
publicidad, los medios de comunicación y las redes sociales? La convergencia de
tres factores explica este fenómeno socio cultural:
El posicionamiento
y movilización del movimiento de liberación y defensa animal en el mundo:
Este colectivo internacional de
activistas se opone al empleo de animales en todo tipo de aprovechamiento humano
sea este productivo o no. Manifiestan que al ser los animales seres
sintientes de emociones, sufrimientos y
necesidades son, por tanto, sujetos
de derechos. En los animalistas existen diferencias de
criterio y enfoque en cuanto a su consideración y tratamiento. Los
liberacionistas luchan por la abolición de todo tipo de explotación mientras
que los defensores abogan por que se brinden condiciones de bienestar a los
animales. Es un debate tanto ético como
legal. Desde la ética la discusión se plantea desde la tesis del Especismo, del sicólogo Richard D.
Ryder, en la cual predomina la cosmovisión antropocéntrica del mundo sobre los
demás seres vivos. Desde lo legal el debate se funda en que sólo los seres
humanos son sujetos de derechos y responsabilidades en cuanto tienen capacidad
de pensar, razonar y son conscientes de sus actos y comportamientos, mientras
que los animales solo son sintientes y no pueden, por sí mismos o por
decisiones de terceros asumir responsabilidades jurídicas y morales por sus
actos y comportamientos. Sin embargo,
tanto abolicionistas como liberacionistas propugnan por el reconocimiento del
estatus de ser sujetos de derechos bajo el concepto de Derecho No Humano, es decir, una titularidad que no implica asumir
obligaciones o responsabilidades. La
oposición de los animalistas se concretan en el rechazo a su empleo como fuente
de alimento, experimentación científica y médica, el entretenimiento en circos,
zoológicos, peleas de gallos, corrida de toros, actividades de caza y pesca, el
uso de piel, plumas, lana y pelo para confección de vestidos en la industria de
la moda.
Los perros y los gatos son las
mascotas más populares por cuanto son las que más se asemejan, en su conducta y
emociones, a los seres humanos. Los perros, descendientes de los lobos, gustan
de vivir en manada y su instinto los lleva a aceptar la jerarquía y el dominio
del más fuerte, sumisión que aceptas doblando la cola entre las patas y
tirándose boca arriba en el suelo. Para el perro domesticado el amo sustituye
al macho dominante, llamado también macho alfa. El amo es su jefe, su líder, su
padre, su hermano, es decir, la familia humana es sustitutiva de su manada
perruna. Si el amo no actúa como tal, entonces la mascota llega a convertirse
en el amo tirano de la familia. El perro, como ser sintiente, tiene una gran capacidad tanto para interpretar los
estados emocionales de los humanos como para expresar los propios mediante
ladridos, gruñidos, aullidos, gemidos,
saltos, movimiento de la cola y de las orejas. O sea que humano y canino,
mediante los sentidos, gestos y palabras, tienen los medios necesarios para
interactuar y comunicarse.
Los
cambios en la estructura, composición y estilo de vida de las familias
La domesticación de animales aconteció en sociedades
rurales donde la vivienda de las personas y los sitios de estancia de los
animales colindaban en estrecha cercanía. La familia era, al mismo tiempo,
unidad de producción y consumo, por cuanto ella era propietaria de la tierra,
sus productos y animales. Los miembros de la familia constituían la fuerza de
trabajo en la pequeña propiedad campesina. El desarrollo del capitalismo hizo
que los campesinos migraran a las ciudades para convertirse en trabajadores asalariados
de las fábricas. De la familia extensa rural, donde convivían varias
generaciones, se pasó a la familia nuclear urbana, donde conviven dos
generaciones. Las condiciones de la vivienda urbana ya no se prestaban para la
cría y comercialización de animales como acontecía en el campo. Los perros, los
gatos, los pájaros y los peces pasaron a ser las mascotas, de tiempo completo,
de las familias.
Decíamos antes que las mascotas han sido
acompañantes de la vida personal y familiar de los seres humanos desde hace
varios miles de años. No es un asunto reciente. Lo reciente es el fenómeno,
creciente y acelerado, de su “humanización” que ha llevado a considerarlos por
varios colectivos de la sociedad, ya reseñados, al mismo nivel y estatus de los
hijos, es decir, miembros de la familia. La “familia multiespecie” es el nombre que los
defensores de los animales han propuesto para considerar a las mascotas
integrantes plenos y con derechos de una familia. En otras palabras quieren significar que la
organización, estructura (límites, jerarquía, roles, normas, composición y dinámica de una familia que
acoge o adopta una mascota gira en función de ella. La tenencia o no de una mascota se convierte,
entonces, en el atributo esencial que define la organización familiar
independiente si es extensa, nuclear: biogenética, biparental o poligenética,
ampliada, monoparental, homoparental, hogar unipersonal o pareja sin hijos. (www.profamilia.org.co/docs). La cercanía
y el trato con la mascota resulta ser, en la familia multiespecie, el principal factor de cohesión emocional de
los miembros.
Y son las parejas de jóvenes milenios, sin hijos
biológicos o adoptados,, denominados, en inglés pet parents, en donde se viene dando
una mayor tenencia de mascotas. Según un estudio del Observatorio Nacional de
Política de Familia, del Departamento Nacional de Planeación de Colombia, 2015,
los hogares sin hijos han aumentado del
9.0% en 1993 a 14.3% en 2014- Por su parte
la Encuesta Nacional de Demografía y Salud en 2015 mostró que del total de hogares encuestados, el 11.2%
son unipersonales, frente a un 9.5% en 2010.
Los estudios evidencian,
pues, un aumento de las parejas sin hijos y de los hogares unipersonales como
resultado de los cambios demográficos y de los estilos de vida personal y
familiar.
El argumento de los partidarios de la familia
multiespecie es que no hay distinción en los vínculos afectivos y emocionales
entre las mascotas y las personas, por lo tanto debe reconocerse a las mascotas
como miembros plenos, y con derechos, de
las familias. (Consideraciones sobre la familia multiespecie, María Helena
Costa Carvalho de Araújo. Http://eventos.livera.com.br/trabalho)
Y si le damos ese estatus de reconocimiento,
entonces, tendríamos que incluir a la familia multiespecie como otra forma de
expresión de organización de la diversidad familiar. No es lo mismo ser padre o
madre de un hijo biológico o adoptado que comprar o adoptar una mascota. El
hijo biológico implica asumir el embarazo, el parto, y la lactancia; la adopción implica someterse a
trámites, pruebas legales y tiempos de espera. Situaciones que no afrontan las
personas que compran una mascota o la adoptan, y por lo tanto es más fácil y
cómodo la tenencia de una mascota que la responsabilidad de criar, formar,
socializar y educar a un hijo, sea este biológico o adoptado.
Un asunto es la aceptación social y otro muy
distinto el reconocimiento legal. Conceder pleno derecho a las mascotas en este
aspecto implica aceptar hechos jurídicos como, por ejemplo, la tenencia, la
manutención y el régimen de visitas de
la mascota cuando hay divorcio o separación de la pareja. El debate está
abierto y aún no hay consenso en su aceptación plena por parte de los
estudiosos del tema de familia. (Ver en Google: ¿la familia multiespecie:¿otro
tipo de familia?).
Bueno, pero lo cierto es que no todas las personas y familias, que hemos tenido,
y tienen una mascota la consideren y la
traten como un miembro más de la familia, tal como pregonan los partidarios de
la familia multiespecie. Eso no
significa que no la valoren, dejen de cuidarla o que la maltraten; significa
que le dan el trato adecuado que se merece un animal doméstico cuya función es
brindar compañía, solo compañía, y no el de suplir, con ella, vacíos afectivos
o apegos emocionales en remplazo de vínculos humanos no deseados. Apegos excesivos e inadecuados adiestramientos
que llevan a las mascotas, en su proceso de humanización, a padecer trastornos cognitivos
y de comportamiento, similares a los
humanos. Dichos trastornos son el objeto
de conocimiento y tratamiento de la zoopsiquiatría, una nueva especialidad de
la medicina veterinaria. (Ver: Asociación Latinoamericana de Zoopsiquiatria: www.avlz.blogspot.com).
Mediante los sentidos percibimos estímulos del
medio, que nos causan reacciones psicofisiológicas en el cuerpo y que generan sentimientos en la mente y motivan las conductas, en cuanto seres
sintientes, tanto a humanos como a animales. Las emociones, son la materia
prima de las vivencias, de las experiencias y de los recuerdos de adquirimos y
nos marcan en el curso de nuestras vidas.
Y las emociones son un componente del afecto que es el que nos lleva a
interesarnos, a vincularnos y a apegarnos
ya sea a una persona, animal o cosa. Y, como ya escribimos, el proceso
evolutivo de interacción y la convivencia entre las mascotas y los humanos los
ha hecho susceptibles, a ambos, el intercambio de emociones y afectos.
Y la sociología de las emociones es también,
otra nueva área de estudio y de conocimiento, que parte de la premisa que tanto
el pensamiento como la conducta humana varían de acuerdo con la expresión de
nuestras emociones. Tehodore D. Kemper, Arlie R. Hochschied y Tomas Scheff son
tres de los autores más representativos. La sociología de las emociones se
ocupa del miedo, el enojo, la alegría,
la tristeza, la soledad, el odio, la venganza, la frustración, los sentimientos y las pasiones que las personas manifiestan en sus vínculos
y relaciones. Y dado que las mascotas
tienen relación y generan vínculos emocionales con las personas, son parte de
sus vivencias cotidianas, deberían ser incluidas como objeto de estudio de este
reciente campo de la sociología por cuanto los fenómenos emocionales son,
también, fenómenos sociológicos. (www.emotionresearchlab.com).
La tenencia de mascotas de razas finas, de
buen aspecto y con pedigree proporcionan, también, a sus dueños ganancias emocionales secundarias por cuanto gracias a su presencia llaman la atención de otras personas en la
calle y en los espacios públicos. Los elogios por las características físicas
de las mascotas, por parte de terceros, las perciben sus amos como un
incremento de su autoestima personal, estatus y
reconocimiento social. De esa manera la atención por la mascota suele derivar
en conversación y socializacion del dueño con dichas personas. Retroalimentación
que refuerza las razones y motivaciones por la
tenencia de una mascota.
Y esos fuertes lazos emocionales que
establecen ciertas personas con las mascotas es lo que permite que exista el
negocio, en países desarrollados por su alto costo, de la clonación de
mascotas, o sea la posibilidad de tener, por siempre, una copia del ejemplar
original tomando y conservando una muestra de su ADN. La clonación nos evita,
pues, la aflicción y el duelo por la
muerte de la mascota; pero no siempre son tan fuertes los lazos emocionales con
las mascotas y estas son maltratadas y abandonadas por sus dueños por diversos
motivos y circunstancias como embarazo no deseado, cambio de residencia,
crecimiento, imposibilidad de sostenerla y terminan en la calle o en el mejor
de los casos en albergues esperando una persona o familia adoptante. En defensa
de las mascotas hay que decir que no son ellas las que abandonan a sus dueños o
maltratan a sus cachorros sino al contrario, los humanos son quienes abandonan y maltratan tanto a las mascotas como a sus propios
vástagos.
La manifestación de emociones y el
establecimiento de vínculos afectivos es una de las características de la
familia humana pero ella sola no la define por cuanto la familia humana cumple,
además, otras funciones como la conformación de redes parentales, la reproducción
de la especie, la socialización y crianza de los hijos, la supervivencia
económica, la regulación y educación sexual, y la protección ante riesgos y
amenazas del entorno. La familia humana es, también, agencia de formación de
ser humano y de ciudadanía, sujeto activo y colectivo de derechos y da origen a
responsabilidades y obligaciones entre sus miembros debido al parentesco.
La familia multiespecie pretende ser
reconocida como otra forma de organización familiar con el único argumento de la
manifestación de emociones y el establecimiento de vínculos afectivos entre los
seres humanos y las mascotas domésticas. La familia humana es una realidad muy
compleja y dinámica. Aceptar que la familia humana pueda convertirse en una
familia multiespecie por la pertenencia o no de una mascota es negar las otras
características que la define y la configuran.
Solo humanos conforman la familia humana. El
que las mascotas domésticas sean seres acompañantes no las convierte en el miembro no humano de la familia. Los
hombres se reproducen con mujeres, los perros con perras y los gatos con gatas.
No es posible genéticamente el cruce de ADN entre estas especies, como tampoco
lo es establecer parentescos y linajes entre todos ellos.
La familia Pinzón – Fernando Botero, 1989
El hecho que las mascotas sean incluidas en las
pinturas artísticas y en las fotos y retratos como integrantes de la familia refuerza por
asociación, en el imaginario colectivo, la idea y pretensión del reconocimiento
de la familia multiespecie como otra forma de organización familiar.
La economía del cuidado de las mascotas
La incidencia política, la difusión masiva en los medios de comunicación y las redes sociales de la humanización de las mascotas ha incentivado la producción distribución y consumo de bienes y servicios dirigidos a su bienestar configurando toda una “economía del cuidado” que mueve miles de millones de dólares en todo el mundo. El blog PetFood Latinoamérica afirma: según estadísticas recientes, los gastos en salud, alimentos y entretenimiento para mascotas podrían llegar tan solo en Estados Unidos llegar a más de 69.000 mil millones de dólares. De esta cantidad, US28.300 millones, cifras del2016, van directamente a la industria de alimentos para mascotas.
(www.petfoodlatinoamerica.com). El mismo blog informa que un estudio del
mercado de las mascotas en América latina realizado por la firma Monitor sitúa
a Colombia, después de Brasil, México y Chile como el cuarto país con más
crecimiento de la industria de las mascotas, con un crecimiento anual del 13%.
Andrés Vargas, jefe del proyecto ExpoPet Colombia dice: Una persona puede estar gastando en promedio al mes $300.000 en la
comida, $100.000 veterinario, $300.000 en peluquería, SPA y en artículos varios
$150.000. ( www.petfoodlatinoamerica.com). Y según
datos de B&Óptimos y Fenalco, en Colombia se estima que hay 10 millones de
perros y 4 millones de gatos que son alimentados diariamente con concentrados. (www.dinero.com/empresas/ la comida
para perros se vende como pan caliente).
Por
tener un origen de cazadores la carne era la alimentación natural de caninos
y felinos, por eso poseen colmillos,
superiores e inferiores, para desgarrar los alimentos. La humanización
de las mascotas alteró la nutrición de ellos al cambiar la carne y los
huesos por los concentrados, saborizados, húmedos o secos. Y este cambio ha traído problemas de salud
para estas mascotas en su pelaje y sistema digestivo. Obvio que resulta más
cómodo abrir una bolsa o una lata que la cocción de la carne y su hueso. Un
éxito de la industria mundial de los concentrados al lograr remplazar la carne
por los gránulos y los huesos por la carnaza y dejar sin uso, para la
alimentación, los colmillos.
La
variedad de marcas de concentrados ocupa, cada vez más, espacio en los
almacenes de grandes superficies. Por igual surgen tiendas especializadas, en
barrios de todos los estratos socioeconómicos, en todo tipo de artículos para
el bienestar de las mascotas: champús, jabones, huesos de carnaza, juguetes, ropa, collares, sujetadores, nidos,
chips electrónicos, etc. Y qué decir de
la oferta de servicios: guarderías, hoteles de vacaciones, spa, transporte,
peluquería, pedicure, paseo diario, emergencia veterinaria, pompas fúnebres. En
ingles se denomina Pet Friendly la tendencia de aceptar e incluir a las
mascotas en todos los espacios y lugares humanos: restaurantes, medios de
transporte y sitios de trabajo. El poder estar con la mascota en la jornada de
trabajo es ya una realidad aceptada por empresas privadas y oficinas públicas.
El alcalde de la ciudad de Medellín-Colombia adoptó dos perros del albergue
municipal para tenerlos como mascotas permanentes en su despacho, al tiempo que
motiva a los empleados municipales a imitarlo. Y si las mascotas pueden estar
en el lugar de trabajo, entonces, en igualdad de condiciones, los empleados
municipales también podrían llevar a sus hijos pequeños a sus puestos de
trabajo como acompañantes cuando no tienen quien los cuiden en casa.
La
humanización de las mascotas raya en lo absurdo, diría en lo ridículo, con la
práctica de vestirlas a semejanza de los humanos atentando contra su imagen,
identidad, bienestar y salud; práctica que resulta masiva en los desfiles y
caminatas que suelen organizar los colectivos amigos de las mascotas.
La economía del cuidado es, pues, un negocio, tanto
global como local que genera miles de empleos y millones de ingresos. Y los
propietarios de la economía del cuidado descubrieron que el fomento a la humanización de las mascotas se retribuye en
mayores ventas y ganancias. De ahí que no sea gratuito el apoyo a todo tipo de
campañas y actividades que emprenden los colectivos animalistas. Generosas
pautas publicitarias son dadas en medios de comunicación, en apoyos a caminatas
y desfiles de mascotas con sus dueños, en donación de concentrados para
mascotas abandonadas y en el patrocinio de ferias de alimentos en todo el
mundo, ver: (www.petfairasia.com; www.globalpetexpo.org;
www.superzoo.org).
Y… los
hijos como mascotas:
En el pasado cuando las familias eran
numerosas en el número de hijos y parientes a las mascotas se les veía y
trataba como tales, no como hijos. La numerosa prole demandaba mucha atención y
gastos a sus padres para destinar un presupuesto específico al cuidado de las
mascotas, no hacían parte de la canasta familiar. Aún la industria alimenticia
para mascotas, que conocemos hoy, estaba poco desarrollada y dicho mercado
todavía era pequeño. Las mascotas, los perros sobre todo, eran alimentados con vísceras
de carne y restos de la comida, y huesos crudos para ruñir, que por cierto,
disfrutaban mucho. Se les llevaba poco al veterinario y a excepción de la
vacuna contra la rabia no era costumbre ponerles otros tipo de vacunas para
prevenir enfermedades. No abundaban,
como hoy, los caninos y sus dueños en
las calles, parques y zonas verdes de las ciudades.
Como ya vimos,
los cambios sociales, económicos, culturales y demográficos incidieron
en la vida cotidiana de las familias, siendo la disminución en las tasas de
fecundidad, el uso de anticonceptivos por parte de las mujeres y la reducción
en el número de hijos, la postergación o
ausencia de ellos y la aparición de nuevas formas de organización familiar,
entre otros, hechos relevantes.
Tener hijos era el mandato religioso y
cultural bajo la hegemonía de la familia nuclear. No tenerlos era considerado
una desgracia por cuanto se consideraban una bendición y la alegría de la
familia, siendo la madre la destinada a su crianza y cuidado y el padre a la
proveeduría. Con el acceso a generalizado de la mujer a todos los niveles de la
educación formal y a los métodos de planificación familiar la edad para ser
madre se fue postergando y la prioridad por la maternidad se fue remplazando
por la obtención de un título, una profesión y un empleo que posibilitara la
autonomía económica. La cultura y la tradición ordenaban la permanencia de la
mujer soltera en su familia de origen.
El matrimonio o la unión libre eran los medios legítimos y aprobados por
la sociedad para salir de ella. Con la preparación académica y un empleo
estable la mujer soltera cambio esa cultura y tradición patriarcal. Vivir y disfrutar la vida, con empleo e
ingresos estables, sin las responsabilidades que implican la crianza, la
formación y los gastos de los hijos fue otro cambio cultural posible para
muchos hombres y mujeres de las nuevas generaciones.
Vida sin hijos, sólo o en pareja, sí, pero con
vínculos afectivos y emocionales con mascotas. Ellas se adaptan a la
convivencia humana con facilidad por cuanto los miles de año de evolución a su
lado los han predispuesto para ello. Como ellos somos mamíferos, poseemos instintos,
sentidos, capacidad de expresión
emocional, y necesidad de vínculos y relacionamiento. A diferencia de las mascotas que se
adiestran, en especial los perros, los seres humanos requieren un proceso largo
de crianza, formación y educación para el logro de la autonomía y emancipación
de sus padres, proceso que demanda tiempo, atención, cuidados y
responsabilidades y erogaciones económicas permanentes; mientras las mascotas
están destinadas a una vida de dependencia, obediencia, sumisión y complacencia a los gustos y deseos
de sus amos a cambio de su manutención. Y esa manutención se refuerza con
demostraciones de apego y afecto de las mascotas a sus propietarios. Los hijos
decepcionan, se rebelan, suelen ser ingratos, displicentes y altaneros. Las
mascotas no. Hay, pues, muchas razones objetivas que llevan a las personas y
las parejas a preferir la compañía incondicional de una mascota a la compleja
convivencia con un hijo.
Cuando las parejas jóvenes sienten que ya han alcanzado un buen nivel de vida, de ingresos y de estabilidad económica deciden que ya es el momento para tener hijos y los desean a su imagen y semejanza, de la misma manera como eligieron y adiestraron a su mascota. Suelen decir que la tenencia de una mascota es como una preparación para la llegada de un hijo (¿?). El fenómeno es más evidente gracias a los métodos de la fecundación asistida y la maternidad subrogada donde hay la posibilidad de perfilar las características fenotípicas del futuro hijo; hijo que es visto como otro logro a mostrar a su familias y círculo de allegados. Para estas personas hijo y mascota se equiparan, y son acogidos por igual, en sus mentes y corazones.
Cuando las parejas jóvenes sienten que ya han alcanzado un buen nivel de vida, de ingresos y de estabilidad económica deciden que ya es el momento para tener hijos y los desean a su imagen y semejanza, de la misma manera como eligieron y adiestraron a su mascota. Suelen decir que la tenencia de una mascota es como una preparación para la llegada de un hijo (¿?). El fenómeno es más evidente gracias a los métodos de la fecundación asistida y la maternidad subrogada donde hay la posibilidad de perfilar las características fenotípicas del futuro hijo; hijo que es visto como otro logro a mostrar a su familias y círculo de allegados. Para estas personas hijo y mascota se equiparan, y son acogidos por igual, en sus mentes y corazones.
Y surgen inevitables paralelos entre la atención excesiva a las mascotas y la atención excesiva a los hijos, en especial cuando se es hijo único. La atención excesiva se manifiesta en actitudes y comportamientos hipervigilantes de los padres y los amos frente a la conducta de los hijos y las mascotas que pueden devenir en sobreprotección, en una compulsiva compra y dotación de objetos y servicios con el fin de proporcionar un pretendido estado de bienestar material tanto a las mascotas como a los hijos.
Los padres y madres sobreprotectores son aquellos que no posibilitan la adquisición de autonomia y la toma de decisiones de los hijos de acuerdo con su edad y capacidades. No aceptan que los hijos crecen y que otras personas adultas y amigos se relacionen con ellos. La sobreprotección es un exceso de cuidados y prohibiciones. La sobreproteccion mina la confianza, deteriora las relaciones y la comunicación entre padres, madres e hijos. En su inconsciente e imaginario este tipo de progenitores desean que sus hijos e hijas se comporten como obedientes mascotas el resto de sus vidas y no salgan nunca del "nido familiar".
El Derecho
Animal como una extensión del Derecho Humano
Bajo el principio del libre desarrollo de la
personalidad nada impide que consideremos y tratemos a las mascotas como hijos
y a los hijos como mascotas. El asunto se complica cuando se pretende dar un
estatus legal a dicha condición, es decir, que la tenencia de las mascotas
cause efectos jurídicos respecto a derechos y responsabilidades. La Ley 1774 de 2016, la que compartimos en
todos sus aspectos, castiga el maltrato animal por cuanto los considera como seres sintientes sujetos de sufrimiento
y dolor y no ya como bienes muebles o cosas. Tres principios orientan dicha
Ley: la protección al animal, el bienestar animal y la solidaridad social. Proteger,
brindar bienestar y expresar solidaridad
a los animales son los principios que orientan esta Ley. Y esta Ley está
en concordancia con las políticas públicas de bienestar animal adoptadas por
varios municipios del país como Medellín, quien es reconocido por su liderazgo
y logros concretos en esta materia y de muchas ONG y colectivos defensoras de
los animales. (www.elmundo.com/noticia/ bienestar
animal en Medellín/diez años de política pública). (Http://defenzoores.co).
Pero un asunto es declarar a los animales como
seres sintientes y otro muy distinto
equipararlos a las personas. Tres casos ilustrativos: uno fue la concesión de
Habeas Corpus, por parte de la Corte Suprema de Justicia, para Chucho, un oso de anteojos que fue
trasladado de la Reserva Natural Río blanco de Manizales al Zoológico de
Barranquilla para dar fin a su vida solitaria y tener la posibilidad de una
compañera de sum misma especie. En este caso la Corte le dio al oso el amparo
de la a libertad que se le concede a una persona ante la inminencia de su
cautiverio y ordenó, de nuevo, su traslado a la Reserva. El otro caso fue el
interponer una tutela a Negro, un perro, reclamando atención médica que se
hallaba en condición de indigencia y abandono. Y el tercer caso la sentencia
emitida por la Corte Constitucional que reconoció al río Atrato y su cuenca
como una entidad sujeta de derechos a la
protección.
La acción de la Corte Suprema se enmarca en
una nueva jurisprudencia que extiende los principios jurídicos de los seres
humanos a los seres sintientes, en la perspectiva de que los derechos son para todos los seres
vivos. Generalmente el ejercicio de un derecho implica asumir una
responsabilidad a su titular, responsabilidad significa tener conciencia, asumir
una obligación ante sí mismo, ante terceros o ante la Ley. ¿Los animales,
incluidas las mascotas, tienen conciencia y asumen responsabilidad por sus
conductas y actos? ¿Cuándo un perro ataca y muerde una persona responde por los daños infringidos? No.
Entonces el Derecho Animal solo puede referirse a la protección ante el
maltrato y las condiciones de su bienestar no a la asunción de
responsabilidades y obligaciones como el Derecho Humano. (Ver en Google:
declaración universal de los derechos de los animales, aprobada por la
Organización de las Naciones Unidas, ONU).
Ante la concesión del Habeas Corpus al Oso Chucho abogados Mario Felipe Daza Pérez
y David Roa Salguero, instauraron una acción de tutela para tumbar dicho fallo
por considerarlo improcedente e
inidóneo:
Instauramos
una acción de tutela para garantizar la seguridad y la estabilidad jurídica del
país, así como la igualdad y la confianza legítima, manifestó Mario Daza, quien
afirma que este mecanismo judicial tiene una naturaleza jurídica y un principio
por homine, es decir, son prerrogativas que se otorgan a sujetos con la
condición de persona física y de ser humano. En este sentido, según Daza, el
fallo de la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia crearía un caos
normativo y una alteración del orden jurídico… por su parte David Roa explica
que el recurso de Habeas Corpus resulta improcedente porque fue diseñado para
los animales racionales, no para los animales no humanos o irracionales. (www.elheraldo.co/entretenimiento).
Luego la Sala de Casación Laboral de la Corte
Suprema de Justicia tomo la decisión de derogar la orden de Habeas Corpus
emitida por el magistrado Luis Armando Tolosa Villabona, al referir que existen
otros mecanismos idóneos para salvaguardar
el bienestar de los animales, y concedió el amparo al zoológico de
Barranquilla ordenando la estancia de Chucho en dicha ciudad y su no traslado a
Manizales. El fallo de la Corte no solo
tumbo el Habeas Corpus al oso sino que entreabrió la puerta al reconocimiento
de los animales como sujetos titulares de derechos. (Número de providencia:
AHC4806-2017). https://www.elheraldo.co/barranquilla/asi-fue-la-llegada-de-chucho-el-oso-de-anteojos-al-zoologico-de-barranquilla-386981
Y en cuanto a Negro, el perro callejero de
Bucaramanga, el juez tercero laboral del circuito de Bucaramanga negó la
tutela por cuanto consideró que los
animales no tienen derechos fundamentales
y por lo tanto no podía emitir una orden para protegerlo. (www.lalibertad.com.co/2017/07/16)
El debate jurídico frente al alcance y límites
de los derechos de los animales versus la titularidad de los derechos humanos
está abierto. La tesis parte de dar un giro de una visión antropocéntrica a una
visión ecocéntrica-antrópica donde la especie humana se hace cargo y protege todas
las manifestaciones de vida y protección del medio ambiente en el planeta. Es
el mismo argumento que predica el papa Francisco de la Casa Común, del cual ya mencionamos. En principio, ninguna
oposición a la tesis. El repudio es a todo tipo de violencia y maltrato tanto a
humanos como animales o al medio ambiente, no en particular a uno para
desentenderse del otro. El bienestar humano y el bienestar animal no tienen por
qué ser excluyentes, se complementan pero no son la misma cosa. La tenencia de
una mascota, así sea en forma responsable, no es igual al ejercicio de la patria potestad de un padre y una madre
sobre un hijo por cuanto los alcances y límites legales, éticos, afectivos y
emocionales son distintos, tal como hemos visto. Lo que molesta e indigna en
este asunto es la presión, la influencia indebida de las multinacionales y
empresas de la economía del cuidado para profundizar la humanización de las mascotas en los medios de comunicación y las
redes y los colectivos sociales con el propósito de incrementar las ventas y aumentar
sus ganancias.
La aceptación de una mascota como hijo implica
establecer un parentesco, una filiación y ejercer una función materna y paterna
que desde lo simbólico y la metáfora pueden aceptarse pero no desde lo legal,
porque implicaría equiparar el derecho animal en las mismas condiciones que el
derecho humano, lo que traería complejos y graves problemas de todo tipo. Si
tal hecho sucediese, entonces, las mascotas tendrían derecho a heredar en
igualdad de condiciones que sus “hermanos humanos”, para no incurrir en una
práctica excluyente y discriminatoria. ¿Estarían, además, las Comisarias de
Familia obligadas por la ley a intervenir en casos de violencia
intrafamiliar en los casos que
involucren a las mascotas? En todo caso sería necesario reformar el Código
Civil para incluirlas como personas titulares de derechos. Qué al perro se le
considere como el mejor amigo del hombre,
vaya, y pase pero otra cosa es
pretender que el perro se convierta en el mejor hijo del hombre... o de la mujer, por
supuesto.
Las mascotas se domestican, los hijos se
forman. Las mascotas se mantienen en la dependencia. Los hijos se emancipan de sus padres para
volverse autónomos. Las mascotas viven una vida corta. Los hijos sobreviven a
sus padres. Las mascotas no conforman una familia propia. Los hijos sí. En
conclusión: las mascotas son las mascotas y los hijos son los hijos.
Este es
AIBO, amigo, compañero en
japonés, es la nueva versión mejorada del perro robot de la empresa Sony. Mide
30 cm, mueve los ojos, la cola, expresa emociones, gracias a cámaras y
micrófonos que se accionan desde un Smartphone. A diferencia de la mascota
animal, AIBO no se nutre con concentrados sino con recarga de baterías, no
requiere ser paseado, vacunado, desparasitado, bañado, o llevado al veterinario
zoopsiquiatra, y tampoco ataca o muerde a las personas. Cuando no se quiere
saber o interactuar con él, simplemente se desconecta. Está diseñado para Inspirar
ternura, encariñarnos y generar lazos
afectivos con él. Un adelanto
tecnológico de la era digital que está en capacidad de remplazar a la mascota
de carne y hueso. Por ahora resulta costoso su adquisición: 1.750 dólares pero si se populariza bajará de precio y se
hará accesible para las parejas que no desean hijos y para las personas solas
que buscan compañía incondicional. No es el futuro, es el presente que nos
ofrece ya la posibilidad de una mascota robot en vez de un hijo o una mascota
viva. Es la expresión del afecto humano hacia un objeto programado por
algoritmos que pretende gratificarnos emocionalmente sin demandarnos asumir responsabilidades
o contraprestaciones. (Ver video en: http://money.cnn.com/video/technology/2017/11/01/sony-dog-robot-aibo-ai-lon-orig.cnnmoney/index.html
¿Será AIBO una amenaza, un riesgo para la
economía del cuidado de las mascotas como: los paseadores de perros?
¿O para las tiendas de mascotas?
¿O para las guarderías y peluquerías caninas y
felinas?
¿O para la industria de alimentos de mascotas
vivas?
La historia de la civilización humana da
cuenta de la imposición de los cambios tecnológicos y en los estilos de vida y
como estos impactan la cotidianidad de las personas y sociedades: a la luz de
gas, siguió la luz eléctrica; a la máquina de escribir, el computador; al
telégrafo, la internet, a la telefonía fija, la telefonía celular; al coche de
caballos, el carro con motor de combustión, y a éste el carro eléctrico. ¿Será
que los hijos biológicos y adoptados serán finalmente sustituidos por las
mascotas animales y estás, a su vez, por las mascotas digitales En lo que a mí
respecta si me ponen a elegir entre una
mascota animal y una digital …me quedo con Pinocho.
2 comments:
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Es verdad que hoy en día una mascota es como un hijo. Las parejas milenials o la gente milenial en si no tiene tantas ganas ni posibilidades de tener hijos, y la concienciación con el cuidado de animales han hecho que para muchos sus mascotas sean sus hijos. Por eso en esta tienda de mascotas tienes los caprichos y los utensilios del día a día para perros y gatos pero con un diseño super chulo y original.
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