Foro Empresa Familiarmente
Responsable
El
impacto de la conciliación en la familia
La familia soñada
LUIS JULIÁN SALAS RODAS
Sociólogo. Especialista y Magíster en Ciencias Sociales
Magíster en Ciencias de la Educación
Director Ejecutivo de la Fundación Bien
Humano
MARÍA AMALIA TRUJILLO JARAMILLO
Psicóloga, Especialista en familia
Coordinadora Programas Empresariales
“No es la crisis de
la familia la que genera los problemas de nuestra civilización. Son los cambios
es las estructuras económica y sociales las que le quitan como agente de socialización y formación”
Roberto
Lerner
PARA REFLEXIONAR
¿Qué tipos de
familia son las que tenemos hoy en la empresa?
¿Qué familias son
las que soñamos?
¿Cuáles son los efectos de la reducida presencia de los progenitores
sobre el bienestar de los hijos (bienestar físico, emocional, rendimiento
escolar, relacionamiento social)?
El
tiempo de calidad: ¿solución o excusa?
Desfamiliarización, cuidado y crianza
La Fundación Bien humano con su experiencia de trabajo con las
familias y consciente de sus responsabilidades y con
ambición y compromiso pretende
motivar y establecer reflexiones que permitan comprender algunas realidades, transformaciones y situaciones que
rodean a la familia Colombiana en la actualidad
y como desde las organizaciones, como motor de transformación, se puede
contribuir a potencializar su desarrollo
y funcionalidad.
No pretendemos dar a conocer un estudio sobre la familia en Colombia sino los
cambios y transformaciones que esta ha tenido en la contemporaneidad,
y los retos de la conciliación para lograr que la familia
cumpla sus funciones y responsabilidades
así como el papel que esta juega en la construcción de seres íntegros, éticos y
responsables.
Para poder
dar respuestas y construir una
cultura de conciliación y equilibrio en
la vida personal, familiar, laboral se
hace necesario reflexionar lo que entendemos por familia, sus funciones, características
y problemáticas, de forma que podamos comprender que el diseño e implementación
de estas medidas no solo impactará a las
personas sino también a las familias como una responsabilidad social pero también como el stakeholder que
esta representa para las empresas. Sabemos que las medidas EFR como calidad de empleo, flexibilidad temporal y espacial y apoyo a la familia tienen un alto impacto en las familias, y
que al conocer las realidades de las familias y sus
necesidades; es importante pensar y reflexionar cuáles están dirigidas al
colectivo de la familia como sujeto de
derechos y que fomentan el ejercicio de
la parentalidad, establecimiento de
vínculos sanos y positivos, la crianza humanizada, la prevención de Violencia intrafamiliar, la prevención
del embarazo adolescente, el alcoholismo y la drogadicción, entre otras.
Todos
los seres humanos reconocemos en la familia uno de los principales motivos de
existencia humana, otros como la fuente de felicidad, otros como una dimensión importante en la realización de sí mismos. En el estudio sobre Valores, Representaciones y Capital Social en Antioquia, 2013 al indagar sobre la importancia de la familia
se concluye que:
“Independientemente
de cualquier consideración teórica o normativa, la familia es la institución en
la que más confían los habitantes de Antioquia. Los datos apenas difieren en
pocos puntos porcentuales entre la metodología de encuestas y la metodología
experimental. La familia goza de más confianza que cualquier grupo informal o
formal de la sociedad civil y mucha más confianza que cualquier entidad
estatal, por lo cual puede afirmarse –sin lugar a dudas– que es parte
fundamental de la estructura básica de la sociedad antioqueña… La familia
también es –en Antioquia– el principal medio de socialización de las personas.
Cada habitante del departamento se relaciona en promedio con 6.4 familiares,
diferentes a los que viven con él en el mismo hogar, una cifra que excede en
dos enteros al grupo que le sigue en importancia que son los vecinos. (Pág.: 52, 54).
Es
por ello que nuestra primera reflexión se dirige a poder conocer los cambios y transformaciones que la
familia ha tenido, especialmente en la contemporaneidad para poder comprenderla y establecer con claridad, acierto y coherencia las
necesidades de conciliación. Es evidente que la Familia, en la primera década del milenio como institución social, es permeada por factores de
diversa índole que repercuten en toda su organización y en sus interacciones
ecosistémicas, entre ellas la empresa, pero también la economía, el contexto,
las políticas sociales, educativas y religiosas. La familia ha
sido, sin duda, uno de los actores sociales que ha vivido las transformaciones
más profundas; cambios que oscilan en la descomposición- recomposición de
formas familiares, como expresión de la
fragmentación de la sociedad colombiana, de los procesos de inclusión –
exclusión, de violencia, desplazamiento, migración, de la fragilidad de los
vínculos afectivos y de cambios
progresivos en las relaciones de
género, especialmente de la mujer,
lo que ha incidido en la evolución de la familia. Sin duda estos
cambios han llegado a las empresas y se expresan a nivel privado en problema de
rupturas de pareja, suicidios,
enfermedades, fracasos escolares,
embarazo adolescentes, problemas
alimenticios, consumo de drogas, abuso sexual, violencia intrafamiliar y
endeudamientos. Estos cambios en el
“mundo privado” trascienden en la
empresa en conflictos laborales, desmotivación,
bajo rendimiento, productividad, ausentismo, poco compromiso, estrés e
infelicidad. La OIT señala que “La tensión entre vida familiar y laboral
puede generar un menor rendimiento en el puesto de trabajo, insatisfacción e
incremento de la rotación a nivel de unidades productivas”. (OIT, trabajo y
familia: Hacia nuevas formas de
conciliación con corresponsabilidad
Social, 2009)
Hasta hace unas décadas el modelo tradicional
de familia que prevalecía, se
caracterizaba por una infancia que se desarrollaba en el hogar, la madre estaba dedicada a la crianza, y el cuidado de los hijos y el
hogar, la alimentación, las tareas escolares, el cuidado y por otro lado el
padre estaba en el mundo laboral y público encargado de la solvencia económica
y el ejercicio de su profesión con poca o nula presencia en la familia. Uno de
los cambios sociales de los años 60 del siglo 20 fue la incorporación de la
mujer al mundo profesional y laboral por lo cual el mundo familiar, privado y público
empezó a transformarse tanto para las
mujeres como para los hombres. La mujer empezó a combinar los nuevos roles profesionales y
laborales con el cuidado de la familia, sin embargo los hombres apenas empiezan a combinar estos roles y
todavía social y culturalmente los
hombres no han asumido en igualdad de condiciones las tareas y responsabilidades del mundo familiar reconociendo que laboralmente persisten
prácticas en las que este cambio cultural no
responden a la nueva realidad de
la familia. Padres y madres vivencian grandes dificultades para ejercer sus funciones parentales y dar el soporte
psicológico y emocional que requieren
los hijos y lograr su estabilidad y adaptación.
Los
procesos de urbanización e industrialización, al pasar de una económica
agrícola a una industrial y en la
actualidad a una económica
globalizada caracterizada por el consumismo, el capitalismo y el modelo neo-liberal, y la revolución en las comunicaciones con el
uso y consumo de la televisión, computador, internet, el celular y las redes
sociales y en Colombia, fenómenos como el narcotráfico y el dinero
fácil, la constitución política de 1991 y
un nuevo contexto jurídico; han transformado a la familia no solo en su estructura sino también en su
funcionamiento, características y
dinámicas que se evidencian en la
reducción de la tasa de natalidad y
mortalidad infantil y en general de la población, la pérdida de fuerza de la familia nuclear y extensa, el aumento de divorcios y
rupturas de pareja así como una recomposición de esta; al hogar llegan nuevas imágenes familiares,
valores sexuales, estilos de vida y
hábitos que antes no habían sido confrontados por las generaciones y los miembros de la familia.
Estos cambios han diluido, extinguido e
incluso reducido las funciones que tradicionalmente cumplía la familia; funciones como la procreación, el
cuidado de sus miembros, la educación, la inserción en la sociedad, el
mantenimiento económico del hogar, la preparación de alimentos, la producción y
adquisición de bienes, son funciones que
la familia ha empezado a
encomendar a otras instancias; sin embargo hay dos funciones que consideramos
que son indelegables y sobre las cuales invitamos al mundo empresarial para que a través del modelo de conciliación EFR
podamos contribuir a que la familia las ejerza sin necesidad de delegarlas, mejorando la calidad de vida y el
bienestar de la familia y por supuesto de sus miembros. Estas funciones hacen
referencia al soporte emocional, acompañamiento psicoafectivo y socialización;
los cuales son esenciales para el desarrollo de una personalidad sana,
estable y feliz. La familia transmite
a los niños los valores y normas
sociales, que le permitirán vivir integrado socialmente, enfrentarse equilibradamente a una sociedad competitiva,
cambiante y conflictiva, relacionarse y establecer vínculos afectivos sólidos y
adaptados.
El
vínculo afectivo es lo que nos une, nos conecta, nos proporciona seguridad e
identidad, nos liga de por vida a la familia y a la parentela. Cuando el vínculo afectivo no se instala de
forma adecuada se presentan situaciones
de sobreprotección, abandono, negligencia, indiferencia, indulgencia y
violencia en la relación padres-.hijos, situaciones que afectan de manera negativa la oportunidad y la
calidad de los cuidados en la infancia. (Bolwlby, J. 1990)
Hitos en la evolución de la familia.
La
Desfamiliarización y familiarización
Por familiarización de la crianza y el cuidado se ha
entendido el conjunto de creencias, prácticas y
acciones que asumen las mujeres y las
propias familias sin remuneración y sin
cuestionar la división histórica, sexual y de género, y sin el apoyo de estrategias de conciliación
entre el trabajo remunerado y la vida familiar. Es una familiarización sin
perspectiva de género, anclada en la permanencia de los roles
tradicionales de desempeño de hombres y
mujeres. Así concebida, la
familiarización es percibida por el Estado y
la sociedad como un proceso natural, no valorado social ni
económicamente. En la vida cotidiana la
expresión “familiarización” implica cercanía, tratar con confianza,
conocimiento cercano con algo o alguien.
Por
des-familiarización de la crianza y el cuidado se entiende el conjunto de
políticas públicas y acciones por parte del Estado, la sociedad y el mercado
que remuneran a las mujeres y a otros agentes externos las tareas del
cuidado. La des-familiarización es el
resultado histórico de los procesos de modernización y urbanización de las
sociedades que han conllevado la pérdida de funciones y responsabilidades de la
familia tradicional en la crianza, formación y cuidados de sus miembros.
La familia es “agente que cuida y de
cuidado”. La familia, independiente de
su conformación y organización, es el único grupo humano que permanece y nos
acompaña en todas las etapas del ciclo vital, todos los otros grupos y
organizaciones son temporales. La
familia y el parentesco crean vínculos emocionales, afectivos, legales y
solidarios que no pueden ser asumidos ni
sustituidos por el Estado, la sociedad
o el mercado. Los vínculos parento-filiales y filiales son de por vida. Se
puede ser ex pareja, ex conyugue pero nunca ex
padre, ex hijo o ex hermano. Reiteramos
el derecho constitucional de los niños y niñas a tener una familia y a no ser separados de
ella. (Galvis, 2011, Pensar la familia de hoy)
En las sociedades occidentales ya no es
posible para las familias ocuparse
solas de la crianza y los
cuidados de la infancia; tampoco el Estado y la sociedad están en capacidad de
asumir, por entero, dichas responsabilidades.
Es un asunto público-privado de corresponsabilidad entre los
agentes.
En
la Fundación Bien Humano reiteramos nuestra convicción de que son los padres y
madres, las personas más importantes y decisivas en la formación de los niños y
niñas. Ellos y ellas, y no otras personas, crean y mantienen los vínculos
emocionales y afectivos con sus hijos e hijas. Su presencia y permanencia
determinan la socialización primaria, la identidad, la confianza básica, la
autoestima, y la estabilidad emocional y afectiva de ellos. Su ausencia
o su presencia conflictiva generan trastornos y problemas que más tarde
se reflejarán en las relaciones y vínculos con la sociedad. Afirmamos la prelación de un cuidado con
afecto y amor sobre un cuidado
retribuido en dinero y como la precaria situación de cuidado de los
niños/niñas, personas enfermas o discapacitadas y adultos/as mayores,
particularmente de familias de menores ingresos, genera mayores riesgos para su
salud, integridad física, emocional y psíquica. Además, la falta de educación
temprana perjudica el posterior rendimiento y/o deserción escolar. Persistimos en
nuestra afirmación de considerar necesarios los jardines y centros de desarrollo infantil como
espacios complementarios de socialización, protección y nutrición, que no
sustituyen la vida familiar y la responsabilidad directa de los progenitores en
las tareas de crianza, formación y educación. Los cuidadores son personas que
están de paso en la vida de los niños, niñas y adolescentes, están con ellos porque
desempeñan un oficio o profesión por la cual se les remunera. Su función es la
tratar con amabilidad y competencia,
no la de establecer vínculos
afectivos y emocionales con ellos de carácter permanente.
La revolución
Tecnológica e informática
La
revolución informática nos enfrenta a
una paradoja propia de la época; la manera como ésta promueve nuevas formas de ser y
el papel mediático y socializador que cumplen en el entorno familiar y como ello
influyen en la estructura y el
funcionamiento familiar, generando ventajas en el cuidado parental, las tareas
domésticas, las conexiones globales, pero al mismo tiempo crea referentes
emocionales y afectivos, que distorsionan los vínculos y prioriza las
relaciones con las webredes, el sexo, la pornografía virtual, el acoso
electrónico, entre otros. Y por supuesto encontramos a pesar de las bondades en
el avance tecnológico, muchos de nuestros niños, niñas, jóvenes y dependientes se
encuentran cada vez más solos y pasan más tiempo bajo el cuidado de otras
personas que no son justamente los padres y madres por lo
cual el cuidado, la crianza, la educación y acompañamiento cada vez está más relegado a otras instancias. Es por ello que recalcamos
lo importante que es la familia como la primera entidad de protección, atención,
desarrollo y cuidado de los niños; en la familia se construyen las primeras relaciones de las personas, es
soporte afectivo y emocional, transmite
pautas de comportamiento, la red primaria para la educación y la
inserción en la sociedad, garantiza la confianza, la autonomía, la identidad y seguridad en sí
mismo.
La crianza y los cuidados en los tiempos de la
virtualidad
El grupo de puericultura de la Universidad de
Antioquia define la Crianza Humanizada:
“…como el
acompañamiento inteligente y afectuoso a los niños, niñas y adolescentes en la
aventura de la vida, para que ellos, como gestores de su propio desarrollo,
puedan construir y reconstruir permanentemente las metas de desarrollo humano
integral y diverso: autoestima,
autonomía, creatividad, felicidad, solidaridad y salud, todo en aras del
tejido de resiliencia, entendida esta como la capacidad de afrontar las
adversidades saliendo fortalecido de ellas.
En el discurrir de la
crianza van apareciendo en los niños y niñas que se sienten amados sensaciones
tan trascendentes como el apego seguro y
la confianza básica, que van a ser elementos fundamentales en la génesis de
la autoestima como meta del desarrollo infantil, que infundirá en los sujetos
de crianza la sensación de sentirse dignos, competentes y capaces, para avanzar
en el camino hacia la autonomía que les permita al terminar la crianza asumir
el comando de sus propias vidas” (Universidad
de Antioquia, 2009. Pág.: 2,
Boletín La Crianza Humanizada. N° 106)
La
crianza abarca todos los aspectos de la vida de los niños y de las niñas: tiene
que ver con la socialización, la transmisión de valores, los hábitos de higiene
y conservación de la salud, los hábitos alimenticios, la disciplina, el
ejercicio de la autoridad, la
sexualidad, la comunicación, el afecto,
el juego, la educación, los cuidados del embarazo, el parto y la lactancia y el
auto cuidado, entre muchos otros. Los
años de la crianza son fundamentales para el establecimiento de los vínculos
afectivos entre padres e hijos y demás familiares. Al Estado y la sociedad le competen apoyar,
preparar y acompañar a las familias para
que ellas puedan asumir las responsabilidades y compromisos que conlleva la
crianza.
Hacia
finales del siglo XX los agentes del proceso de socialización de la niñez eran
la familia, la escuela, los pares y los medios de comunicación (TV, radio,
prensa y cine). En la actualidad debemos
sumar el Internet, las redes sociales, los videojuegos, las
consolas, los computadores, las tabletas
y los teléfonos móviles. Para las
nuevas generaciones pareciera ser que no
existiese diferencia entre la virtualidad y la realidad. ¿La virtualidad es la realidad para ellos?
Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, TICS, han
transformado los vínculos y las relaciones entre las personas. Las exigencias de la
conectividad permanente han conllevado a que se preste más importancia al
ausente que al presente, han cambiado la cotidianidad de la vida familiar,
social y laboral. Niños, niñas y jóvenes
dedican más tiempo y prestan más atención a los contenidos, lenguajes e
imágenes que les ofrece la virtualidad, pues mediante ella tienen la
posibilidad de socializar no solo con sus pares generacionales sino con
personas de todas las edades y lugares. Internet es una oportunidad para
ampliar las fronteras de la educación, los conocimientos, y las interacciones
humanas pero es, al tiempo, un riesgo
para la formación humana y axiológica de ellos y ellas. El peligro ya no está
solo en la calle, ha ingresado a las pantallas y teclados hogareños. El enemigo
no es la tecnología, que siempre termina imponiéndose, sino, los tipos y la
calidad de los contenidos a los que
acceden los hijos.
RETOS Y
OPORTUNIDADES
- Para poder crear una cultura socio laboral basada en la conciliación de la vida personal, familiar y laboral es necesario conocer cuáles son las necesidades de las personas y las familias de los colaboradores; como viven, quienes son su familia, cuántos son niños/as?, qué problemáticas vivencian, que hacen en el tiempo libre, estudian?, Qué enfermedades sufren?, Como resuelven sus conflictos?, quienes conforman la familia?, en qué etapa del ciclo vital se encuentran, quien cuida a los niños?; entre otras de las muchas preguntas que debemos hacernos para conocer la realidad social y comprender las necesidades de conciliación familia y trabajo y que correspondan con la realidad de las familias y la sociedad
- Aceptar que los valores familiares competen a todos, empleados y empleadores, que para que la familia pueda cumplir su función y se rediman los valores familiares se requiere tiempo para compartir en pareja y con los hijos. Pero también se requiere de procesos formativos y reflexivos para ejercer la paternidad y maternidad, una parentalidad positiva permite la construcción de vínculos afectivos con el nuevo ser que inciden posteriormente en el desarrollo de competencias sociales y laborales. La ausencia o presencia de estas nos invitan a pensar en la historia de vida y en la relaciones con sus progenitores.
- EL alcoholismo, drogadicción, violencias intrafamiliar, pérdida de valores, vínculos afectivos frágiles e inestables son productos no calculados de la ausencia de políticas de bienestar social para una sociedad que ha tenido cambios y trasformaciones abruptas por razones internas y externas. En la medida en que padres y madres puedan ejercer la parentalidad y la empresa contribuya a ello no solo con políticas de flexibilidad, sino también con procesos formativos y reflexivos, habrá un mayor retorno de capital humano e impactos positivos en la competitividad, productividad y en la calidad de vida.
- A lo largo de toda la vida, cualquier persona necesita apoyos para el ejercicio de sus funciones en el marco familiar, tanto en su infancia, como en la adultez, o vejez y en los distintos aspectos, incluyendo la educación, la conciliación de la vida familiar y laboral, la vivienda, la economía y el trabajo. En la medida en que padres y madres puedan ejercer la parentalidad y la empresa contribuya a ello no solo con políticas de flexibilidad , sino también con procesos formativos y reflexivos, acciones de promoción y prevención, habrá un mayor retorno de capital humano e impactos positivos en la competitividad, productividad y la calidad de vida. La familia, como un valor que apoya o sustenta la empresa.
- La tradicional familia nuclear de hombre proveedor y mujer cuidadora ya no es el único referente de las formas de organización familiar. Los hombres y mujeres jóvenes de hoy, que han hecho ruptura con el pasado, cuando son pareja desempeñan el doble rol de proveedores y cuidadores. Autoridad, responsabilidades y decisiones son compartidas. Es este un desarrollo cualitativo muy significativo en la convivencia humana. Sin embargo aún subsiste, opera y coexiste la cultura y la conducta patriarcal que impone restricciones a la libertad, a la expresión y a la disposición del cuerpo de la mujer. El trabajo por lograr la equidad de género debe seguir persistiendo.
- Proponer la eliminación del modelo de escuela de padres, que parte de la premisa que padres y madres saben poco y se equivocan en la crianza de los hijos, e implementar el modelo de las escuelas de familia donde se convoca a todos los miembros, padres, madres, hijos y parientes al dialogo, la reflexión participativa y al encuentro generacional.
- La gran tarea que tenemos como sociedad y Estado es repotenciar en las familias el desempeño de las funciones de protección, afectiva y de socialización, así como reducir toda forma de abuso, maltrato y violencia; es una nueva “familiarización” de la crianza y los cuidados de la infancia revalorando el papel de las mujeres e incorporando la participación de los hombres. Otorgar un nuevo significado al papel de los padres dentro de la familia, como personas afectivas, interesadas en y capaces de asumir responsabilidades familiares: crianza de hijos e hijas, cuidado de ancianos/as y familiares enfermos, tareas domésticas.
- Proponemos una nueva familiarización de la crianza y el cuidado de la infancia no solo en las mujeres sino una familiarización que tenga en cuenta la equidad de género y el reconocimiento, respeto de los derechos de cada uno de sus miembros y la conciliación de los tiempos personales, laborales y familiares. La nueva familiarización es también un seguro, una red de solidaridad a quien acudir en el proceso de envejecimiento y vejez. En países como el nuestro con débiles sistemas públicos de seguridad social y baja cobertura pensional, las familias se constituyen en el apoyo emocional, afectivo y económico de las personas mayores que requieren de cuidados. Sin familias, sin redes parentales y sin seguridad social, privada o estatal, la etapa de la vejez se convierte en una dura realidad y la muerte en un acto de extrema soledad.
- Es preciso que los agentes corresponsables ofrezcan y mantengan con las familias acciones tanto de des-familiarización como de familiarización. . El punto crucial es que dichas acciones no sean excluyentes sino complementarias. Los agentes corresponsables debemos emprender con las familias más programas en asuntos como pautas y prácticas culturales de crianza, lúdica, puericultura, nutrición, asesoría legal, hábitos de vida saludables, convivencia pacífica, el sentido de la ética y la moral.
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