¿Qué tanto podemos indignarnos por la publicación de una foto?
Luis Julián Salas Rodas
Sociólogo
Especialista y Magíster en Ciencias Sociales
Magister en Ciencias de la Educación
Twitter: @LuisJulianSalas
Blog en Google: familia y otros
Medellín - Colombia
El fotógrafo colombiano Carlos Alberto Velázquez Piedrahita
obtuvo el primer premio de periodismo, categoría fotografía Rey de España por
su fotografía titulada "El último abrazo" donde capta el momentos
exacto donde un niño abraza el cadáver de su hermano muerto que se reportaba
como desparecido en el barrio la Gabriela del municipio de Bello. La fotografía
premiada ha despertado indignación en algunos círculos y personas que acusan al
fotógrafo de carroñero, de ganar premios con el dolor ajeno, de violar la
intimidad del niño. Opiniones respetables que no comparto. El fotógrafo, como
reportero gráfico de un medio de comunicación, cumplió y cumplía con su trabajo
de registrar los hechos de violencia en un barrio y un municipio donde mueren
al año cientos de jóvenes víctimas de las bandas delincuenciales que luchan
entre sí por la obtención de rentas ilegales en esos territorios. Es hacia
ellos donde debe dirigirse el repudio, la indignación personal y colectiva por
la muerte atroz del joven de 16 años, Miguel Ángel Pérez Oquendo y no al
fotógrafo, ni a quienes reenvían la foto en las redes sociales.
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“El último abrazo” de Colombia, Premio Rey de España de Fotografía" Imagen tomada de:https://www.eluniversal.com.co/ |
No es matando al mensajero portador de malas noticias, como
sucedía en la antigüedad, como se descarga la ira y la indignación. La ira y la
indignación deben dirigirse es hacia los actores armados que son los causantes
de los asesinatos y el dolor y sufrimiento de las familias de las víctimas.
Los reporteros de guerra y de los conflictos armados cumplen
un importante papel de hacer visible la tragedia humanitaria que traen las
guerras y los conflictos armados. Gracias a ellos queda para la historia el
registro fotográfico y fílmico de los delitos de lesa humanidad cometidos
contra la población civil. Y fue gracias a las fotos y las filmaciones
realizadas en los campos de concentración nazi contra los judíos en la Segunda
Guerra Mundial como se aportaron las pruebas, contundentes, para juzgar y
sentenciar a la alta oficialidad nazi de sus crímenes genocidas contra la
población judía; y fue, también, gracias a las fotos y filmaciones de los
reporteros de la Guerra de Vietnam, como la célebre foto de la niña que
caminaba desnuda y llorando por las bombas de napalm que el ejército de USA
arrojó sobre su aldea, que la ciudadanía estadounidense conoció, se sensibilizó
y movilizó en contra de la permanencia de las tropas de su país en tierras de
Vietnam.
Las fotos, los documentales y los videos son la memoria
histórica de lo acontecido. De que tales hechos atroces y terribles contra la
población civil y los mismos guerreros fueron cometidos. Esas pruebas quedan
como el testimonio para el no olvido, la no repetición de tales hechos; hechos
que a pesar de las evidencias tangibles a quienes se niegan a reconocer o que
quisieran que no se mostraran escenas desgarradoras y que solo se tuviera el
mero registro estadístico de las víctimas en un cuadro de Excel. Particular
reconocimiento merece, aquí, el periodista colombiano Jesús Abad Colorado que
ha registrado con su cámara, durante 30 años, las imágenes del conflicto armado
colombiano, imágenes que dice el son para suscitar nuestra reflexión.
La imagen del niño abrazando a su hermano mayor
muerto, envuelto en una precaria camilla, en el suelo, me conmueve y me genera
ira y compasión a la vez; porque me hace ponerme en el lugar de ese niño,
sentir su dolor, sus lágrimas por el hermano mayor muerto a quien nunca más
podrá abrazar por el resto de su vida. Si gracias a la foto del fotógrafo
Carlos Velázquez el dolor y el sufrimiento de ese niño, acontecido en un lugar
público, no quedó, solo en un registro estadístico en el anonimato de una muerte más. Es un
fallecido que tuvo un nombre, una identidad, una familia que, en su perdida, en
su dolor nunca lo olvidará. Como si lo hará, de seguro, el Estado y la
sociedad. Yo, por mi parte no lo haré. Y que se le haya concedido el premio al
fotógrafo es un reconocimiento merecido a su trabajo profesional que no es
propiamente el de "un carroñero"
Enlaces recomendados:
Documental: El Testigo (Netflix)
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