Beatriz Restrepo Gallego: una vida de coherencia entre
el pensamiento y la acción
Luis Julián Salas Rodas
Sociólogo
Especialista y Magíster en Ciencias
Sociales
Magister en Ciencias de la Educación
Twitter: @LuisJulianSalas
Blog en Google: familia y otros
Medellín - Colombia
UdeA.edu.co
Barranquilla 1941 –
Medellín 2019
¿Qué significa pensar? Bajo
este sugestivo título el filósofo alemán
Martín Heidegger (1) (1889-1976) dictó
dos cursos durante los años de 1952 – 1953 en la Universidad de Friburgo, en
Breisgau, Alemania. La pregunta nos
inquieta por cuanto creemos que todo el tiempo estamos pensando, sobre lo divino y humano, pero muy poco
en el propio significado del pensar. Heidegger
señala que el pensar nombra, también, otras palabras como: memoria, gratitud,
recuerdo. Y de la memoria Heidegger, en el texto ya citado, nos da una hermosa
definición: la memoria es el recogimiento
del recuerdo.
¿Y qué motivo nos convoca la lectura de este texto? No es otro que el recogernos en el recuerdo de
nuestra admirada filósofa y entrañable
amiga Beatriz Restrepo Gallego. El recuerdo está asociado a las vivencias, y vivencia
es toda aquella situación o experiencia que marca en forma significativa el
curso de nuestra vida. Y aquellos de nosotros que tuvimos la oportunidad y el
privilegio del encuentro con el pensamiento y la palabra Beatriz sí que podemos
dar testimonio público de esa vivencia.
Durante 24 años Beatriz fue
profesora de filosofía de la Universidad de Antioquia, trabajo de por sí meritorio, pero su jubilación no implicó el
retiro a una vida contemplativa y meramente privada sino todo lo contrario, a una vida pública
muy activa, como constataré en esta semblanza.
La educación fue para ella no solo un
espacio para laborar sino, además, un
ámbito para propiciar en sus estudiantes un ámbito para el pensar. Cuestionaba
ella, siempre con fundamento, que el pensamiento reflexivo debe anteceder al
pensamiento crítico porque no es posible aportar a una deliberación pública sin
antes no se ha tomado el tiempo, el estudio y el juicio previo sobre el asunto
en cuestión. Y este principio lo
encarnaba ella en las reuniones de las juntas directivas de las que hacia
parte; mientras que los demás miembros discutían, opinaban, alzaban la voz,
repetían las ideas en tumultuosa algarabía, Beatriz en actitud de escucha activa
y atenta guardaba prudente silencio. Solo al
final de la reunión, oídos todos los argumentos en pro y en contra,
emitía sus concluyentes juicios y conceptos dando cierre a la reunión. La
lección, aun no aprendida: primero reflexionar, luego criticar.
De las cuatro virtudes
cardinales: la justicia, la fortaleza la templanza y la prudencia, es, a mi
parecer, esta última la que mejor encarnaba la personalidad de Beatriz. Dice de
la prudencia la escritora Andrea Imaginario:
La prudencia es una virtud que tiene como propósito enmendar o sanar la
ignorancia de entendimiento, la prudencia es la capacidad de reflexionar antes
de hablar o actuar, así como evaluar el modo y los medios adecuados para
intervenir en una situación. Implica, por tanto el sentido de la
oportunidad, es decir, de juzgar cual es el momento adecuado para actuar o
hablar.
La práctica de la prudencia implica seguir al menos tres elementos
esenciales, los cuales son: pensar con madurez, decir con sabiduría y actuar
para el bien. Todo ello conlleva un proceso de reflexión continua. (www.culturagenial.com)
A lo anterior pienso cuanta falta
hace hoy en día la práctica de la virtud de la prudencia como usuarios
permanentes de las redes sociales donde ante un trino, una opinión, una imagen
que nos disgusta, en medio de una sobrecarga de información y noticias falsas, respondemos
de inmediato en forma emocional, airada, sin previa reflexión y confirmación,
cayendo en el insulto, el agravio, la burla, la descalificación frente a
quienes no sienten como uno, generando discursos de odio y enemistad. Y es la
imprudencia, el antónimo de la prudencia, la que nos incita a obrar de más y pensar de menos.
Con respecto al uso inadecuado
del lenguaje reiteraba Beatriz la importancia de la lectoescritura como
competencia básica del aprendizaje y llamaba la atención en el aspecto del
habla y la escucha en la formación del sujeto, asunto del cual afirmaba ha sido
descuidado, la cito textual:
El habla no solo es herramienta de comunicación, también lo es de la
construcción del yo, primer nombre que el niño aprende a verbalizar. La
construcción de un relato favorece la reflexión, el pensamiento lógico, el
desarrollo del vocabulario o sea, la capacidad de nombrar pero sobre todo la
reflexividad como capacidad de designarse a sí mismo. (2)
Y este llamado de atención lo
refería con énfasis en la carencia, en el déficit de los bachilleres que se
presentan a la universidad sin saber hablar y sin poder lograr expresar
verbalmente lo que quieren significar para poder ser entendido por los otros. Déficit,
insisto, no exclusivo de los jóvenes bachilleres.
Hacemos mucho énfasis en promover
la lectura desde las aulas y eso está bien, pero no merece nuestra preocupación
que alrededor de 3.000.000 millones de
personas mayores de 15 años se les haya negado, por diversos motivos, el
derecho fundamental a la educación. Esta realidad vergonzante del país no le
fue, tampoco, ajena a Beatriz. Al igual que la filosofía, la ética fue otro
campo de su conocimiento y de su práctica humana, social y política. En muchas
ocasiones expuso, siempre con argumentos, que el principio de la Dignidad
Humana era el fundante de la Declaración Universal de los Derechos Humanos,
entendiendo por dignidad el reconocimiento propio y ajeno del ser humano por el
solo hecho de nacer y existir. Explicaba sus orígenes desde la religión
cristiana, la filosofía de Inmanuel Kant (1724-1804) y del filósofo y humanista
católico Jacques Maritan (1882-1973); tenía ella muy claro cuál era la
condición del ser humano como un Sujeto Moral. No bastaba, decía Beatriz, ser
ciudadano(a) y ser sujeto político.
Confundido tratando de entender
la similitud o diferencia entre moral y
ética le pregunté un día a Beatriz por
su esclarecimiento, y palabras más, palabras menos, esto me respondió, en su
acostumbrado tono de voz pausado y directo:
Julián: cuando hablamos de moral nos referimos a las conductas,
comportamientos o prácticas que las personas realizan en su vida social. Cada
sociedad, cada grupo humano establece unas normas, unos valores y unos fines
acerca de lo que se puede o no puede hacerse de acuerdo con la moral, la ley y
las costumbres. La moral es relativa,
particular de una sociedad. Y cuando mencionamos la ética nos referimos es a la
reflexión que desde la filosofía se realiza sobre la moral y las virtudes
cardinales. Son dos cosas distintas pero relacionadas. (En esta apreciación sobre la ética y la
moral coincidía Beatriz con su colega catalana Victoria Camps (1941 -).
Te pongo un ejemplo: cuando un
hijo pequeño pregunta ¿Papá, por qué me debo portar bien?, lo que ese niño está
haciendo es una pregunta de una gran profundidad ética por cuanto ha
reflexionado acerca de las razones del comportamiento al tiempo que invita a su
padre a compartir tal reflexión. ¿Y
cuál es la respuesta generalizada de los padres a tan ética pregunta, si la
hay? Pues debes portarte bien porque aun eres chiquito y yo soy tu papá. Y de
esta forma, unilateral y autoritaria, Julián, el padre desaprovecha la
oportunidad de continuar la reflexión ética a la que el hijo lo ha invitado. La
ética no solo trata de teorías y conceptos, se aplica a todas las situaciones
de la vida cotidiana.
Y seguí interrogándola. Beatriz, ¿qué es lo correcto hablar de código
de ética o de código de conducta? A lo cual Beatriz me respondió: es impropio
hablar de código de ética por cuanto esta no es normativa sino reflexiva. Lo
propio es hablar de códigos de conductas de acuerdo con el propósito que se
pretende y al público al que va dirigido. La moral puede ser doble o triple
pera la ética no admite dobleces, es una sola. El filósofo alemán Ludwig
Wittgenstein, (1889-1951) (siempre daba el correspondiente crédito a sus colegas), afirmaba que la ética antes que enseñarse,
se muestra. Un ejemplo: si las personas que conforman una junta directiva de
una organización son éticas, el proceder de la misma será ético, proceder que
se verá reflejado en su código de conducta o en su reglamento interno. No se
trata Julián de predicar las virtudes sino, ante todo, de actuar en
consecuencia, y quien así obra la sociedad se lo reconoce. La conciencia moral
es la que nos obliga a ser responsables de las consecuencias de nuestra
conducta. Es la evidencia de la auténtica autonomía del sujeto.
Su práctica de tantos años en la
docencia hacía de ella una maestra singular para dar a entender su pensamiento. En uno de sus
últimos actos públicos, cuando ya la enfermedad había
comenzado a debilitar su cuerpo, nunca la lucidez de su mente, asistió a un
encuentro de personeros(as) del Oriente antioqueño. Allí les hizo hincapié en
la diferencia esencial entre ser funcionario y servidor público. El funcionario
es aquel que es contratado por el Estado para cumplir unas funciones
específicas contenidas en un manual o contrato, en cambio el personero(a) es un
servidor público, lo que significa que su deber ante el ciudadano(a) va más
allá de cumplir una función burocrática, una orden; está obligado a reconocer
en quien sirve, ante todo, una persona digna y necesitada. Ser Personero, les dijo Beatriz, es apersonarse de los problemas y tratar de
dar solución sin excusas y límites de horario.
Ese era el estilo de su talante; ese el compromiso de su carácter.
Beatriz no solo se ocupó y llamó la atención acerca del Sujeto y la Conciencia Moral entendido como la libertad que tiene todo ser humano de reflexionar,
de decidir sobre las consecuencias, buenas o malas, de sus acciones de acuerdo
al conocimiento de sí mismo y del contexto que lo rodea. Se ocupó, además, del
Sujeto y la Conciencia Moral Colectiva cuando hizo parte, en compañía de su
amiga Lucía de la Cuesta de Londoño,
como asesoras permanentes del Consejo Directivo de la Federación Antioqueña de
Organizaciones No Gubernamentales FAONG. (Doña Lucía, (Q.E.P.D) fue fundadora y
primera directora de la FAONG).
En el 2008 Beatriz, en el Tercer Ejercicio
de la Rendición Social Pública de Cuentas de la Federación, nos convocó a
reflexionar acerca de la fundamentacion, del talante ético-moral de las
organizaciones que conforman el gremio al reconocer la validez del ejercicio en
cuanto a la construcción de confianza y transparencia y el ejemplo ante el
Estado y el sector privado. Planteaba los siguientes argumentos:
Pero como organizaciones morales, los criterios que priman, frente a
los cuales no se transige, son los morales, particularmente cuando hay
conflicto de intereses. Frente a una situación económica angustiosa, que
criterio adoptar ¿el económico de despedir, reducir o desmejorar, o el moral de
no causar daño, aunque ello suponga sacrificios individuales o grupales? Frente
a una exigencia de patrocinadores, sean estatal o privado, que afecta
poblaciones vulnerables que criterio adoptar ¿el político que supone
discriminar o excluir, o el moral que exige un tratamiento justo y equitativo?
El carácter moral de una organización determina que sus opciones
obedezcan siempre a criterios morales y los conflictos que con mayor o menor
gravedad están presentes en la vida cotidiana de las organizaciones, pueden
servir para fortalecer este carácter moral, o, por el contrario, para
debilitarlo y mermarlo cuando son los criterios técnicos o políticos los que
priman desatendiendo o quebrantando criterios morales. (3).
El llamado de atención de Beatriz
a las ONG aludía a la existencia o no de congruencia entre la moral proclamada
en el direccionamiento estratégico (misión, visión, estatutos, reglamentos) y
la moral visible en sus prácticas,
conductas, conflictos de interés,
así como la manera en que se asumen las responsabilidades por los resultados de
sus acciones morales. Hacía énfasis,
además, en la declaración, explícita, de la FAONG ayudar a construir sociedad y la tarea
de hacer converger los esfuerzos en las
áreas de la comunicación, el trabajo y la interacción para el fortalecimiento
del capital social.
Retomo apartes del texto ya
citado:
Y si entendemos que crear valor es dar respuesta a necesidades, y es
eso lo que no se puede olvidar: como ser vivo, su necesidad de arraigo y
pertenencia a un territorio; como ser humano, su necesidad de reconocimiento a
su dignidad primigenia; como actor social, su necesidad de ser acogido y de
establecer relaciones; como ciudadano su necesidad de saberse seguro y amparado
al ser sujeto de derechos; como persona moral, su necesidad de ser respetado
por estar dotado de autonomía y libertad.
Las ONG, como entidades de fuerte talante ético y moral, no pueden
postergar la atención de esas necesidades, así no sean ellas el objeto formal
de su quehacer. Ninguna de ustedes puede pensar que cumple idóneamente con su
trabajo, si no está comprometida con esta tarea fundamental de dar respuesta a
necesidades insatisfechas del ser humano: el desinterés se traduce en omisión, la comodidad que se
traduce en descuido, son manifestaciones de un talante moral debilitado o
inexistente, porque el centro de la vida moral es la persona que incluye en su
comprensión todas las manifestaciones del ser humano.
Auún conservo en mi memoria el
juicio concluyente de Beatriz en una reunión del Consejo Directivo de la FAONG:
las ONG son un reconocido Bien Público pero
no basta con serlo, todavía no tienen conciencia del poder real que tienen para
incidir políticamente en los cambios que el país requiere.
El día en que sean conscientes y hagan uso de ese poder la sociedad empezará a ser distinta. Juicio
que sigue siendo válido por cuanto el entorno no habilitante en que trabajan
las ONG las coloca en el dilema ético de asegurar la sostenibilidad de las
organizaciones concediendo más importancia a los medios que a los fines, es
decir, privilegiando la consecución de proyectos rentables que aseguren la
permanencia en el tiempo de la organización sobre la satisfacción de
las necesidades insatisfechas de los seres humanos que se han comprometido
atender.
La infancia y la familia fueron,
también, asuntos de su reflexión y participación como actor social. En 1998, la Fundación para el Progreso de
Antioquia, Proantioquia, bajo la dirección de Beatriz Restrepo, convocó a un
grupo de entidades públicas, universidades y ONG de Medellín para estudiar,
analizar, y recomendar lineamientos y
acciones público-privadas acerca de la situación de la Primera Infancia en la
ciudad. El resultado de esta convocatoria fue el documento denominado Proyecto de Atención Integral a la Primera Infancia en la ciudad de
Medellín, el cuál se convirtió en política pública bajo la administración
del alcalde Sergio Fajardo Valderrama (2004 – 2007), con el nombre de Buen Comienzo, que
fue, a su vez, inspiración de la Política Pública Nacional de la Primera Infancia de
Cero a Siempre, mediante la Ley 1804 de 2016; política pública que hoy atiende,
mediante el ICBF y Prosperidad Social alrededor de 3.000.000 millones de niños
y niñas en sus primeros cinco años de vida.
Beatriz también participó en la redacción del
Código de Infancia y Adolescencia el
cuál se refrendó en la Ley 1098 de 2006 e hizo parte del equipo del ICBF que
divulgó el Código en todas las oficinas regionales. En cuanto al tema de
familia, como director ejecutivo que fui por muchos años de la Fundación Bien
Humano, ONG reconocida por su trabajo con las familias, coincidíamos que
la atención a la Primera Infancia debía siempre considerar e incluir a la
familia, y todos sus integrantes, como la primera agencia de formación de los
seres humanos por cuanto es en ella donde los niños y las niñas tienen o no sus
primeras vivencias del amor, la solidaridad, la fraternidad, y los
esenciales cuidados para su salud y sano
desarrollo. Así lo manifestaba en su condición de miembro de junta directiva de
la Fundación Integrar, ONG especializada en la atención a personas con
trastorno del espectro autista, y como presidenta que fue de la junta directiva
del Comité Privado de Asistencia a la Niñez, PAN, expresando su última voluntad
a sus amistades de hacer donativos póstumos a PAN en vez de arreglos florales.
Hanna Arendt, (106-1975), (5) gran pensadora
política del siglo XX, escribió en uno de sus libros: La Condición Humana que la
existencia de los seres humanos esta signada por tres determinantes: la labor,
el trabajo y la acción. La labor se refiere a los cuidados físicos y materiales
cotidianos necesarios para asegurar la vida, la reproducción de la especie y que se consumen en su realización. El
trabajo que posibilita la fabricación de objetos útiles y prácticos para el uso
al tiempo que proporciona los medios de subsistencia para la satisfacción de
las necesidades. Y Ll acción es el espacio público de la interacción política de
las personas donde es posible el despliegue y reconocimiento de la pluralidad, pero a la acción debe de preceder el pensar, el sopesar, el discernimiento, la duda razonable y el
juicio que nos permita desplegar la
capacidad de decidir y elegir.
Para Arendt la plenitud de la
vida humana es la acción por cuanto una vida
dedicada solo a laborar y consumir carece de trascendencia. Y si
aplicamos este precepto de Arendt al itinerario de la vida pública de Beatriz vemos que lo
cumplió a cabalidad, por cuanto ella no fue una espectadora pasiva sino
protagonista de su pensar y actuar tanto en la docencia, y en los cargos
administrativos que tuvo a su cargo como la vicerrectoría académica, decana de la Facultad de
Ciencias Sociales y Humanas y de la Facultad de Artes y directora del Museo de la Universidad de
Antioquia, así como en la Gobernación de Antioquia como secretaria de
educación y secretaria ejecutiva del Planea, como integrante de juntas
directivas como la de EPM, la
Universidad EAFIT y otras ONG, ya mencionadas. Y la acción de su vida pública
también se constató en sus escritos
donde la claridad y lucidez de su pensar
se reflejaba en calidad de su prosa, resultado de su sólida formación académica
adquirida en el Manhattanville College, de Nueva York, la Universidad
Complutense de Madrid y de la Universidad de Católica de Lovaina. Escritos que eran
un todo un acontecimiento comunicativo
porque en ella tanto el lenguaje oral como el escrito eran instrumentos de
revelación de su excepcional inteligencia y conocimiento.
Iniciamos la lectura de esta
semblanza de Beatriz acudiendo a un texto del filósofo Martin Heidegger, de quien
ella consideraba era el último gran filósofo clásico de la modernidad, de un
nombre sugestivo: ¿Qué significa pensar? Heidegger nos daba algunas pistas al
indicarnos que en la memoria, el recuerdo y la gratitud podríamos encontrar
respuestas al interrogante. Definía él la memoria como: el recogimiento del recuerdo. Y ha sido esa la intención explícita
de esta semblanza. Recordar que el pensar de Beatriz no era un pensar
calculador sino un pensar reflexivo, más no pasivo. Un ejemplo permanente de la coherencia entre un
pensamiento claro, un lenguaje claro y una escritura clara. Damos fe pública
que así fue siempre. Coherente, recta, como persona ética y moral, entre su pensamiento y su acción.
Decía y escribía Beatriz que: solo con la muerte se define el carácter
moral de una persona y solo en ese
momento el juicio moral de la comunidad a la que perteneció recae
sobre la totalidad de su vida cuando se reconoce su talla moral y se le pone
como ejemplo. (4). De eso se trata la escritura de esta semblanza ante
el suceso de su fallecimiento: un reconocimiento póstumo de su pensar y obrar acerca
del ejemplo de la grandeza y altura de su talla moral.
Y para finalizar esta semblanza,
vuelvo a decirlo, de nuestra admirada
filósofa y entrañable amiga quiero expresar mi gratitud personal hacia ella. La
gratitud, como lo ha indicado Heidegger es otro atributo del pensar. La
gratitud, es el reconocimiento explícito de un beneficio recibido. Muchos de quienes la conocimos y tratamos tenemos ese noble sentimiento por Beatriz porque
con su profundo respeto a la dignidad humana y su genuina actitud de escucha
activa nos hizo muy bien, el Bien.
Cuando escribí, en el 2007, mi
libro: En el mundo de las ONG, vivencias,
reflexiones y aprendizajes del ejercicio profesional, fue Beatriz quien me
honró con la deferencia de escribir el prólogo; deferencia que continuó en los
años sucesivos con la lectura atenta y los comentarios pertinentes a los
ensayos que escribía, sobre temas de familia y ONG, para colgarlos en los
blogs. Y de este oficio, que la mayoría
de las veces es arduo, y laborioso me
dio el mejor consejo, que trato siempre de cumplir, Julián, no hay que apresurase en la publicación de un texto. Hay que
seguir el ejemplo del buen pan que requiere reposo y tiempo para que la
levadura crezca, alcance consistencia y buen sabor.
Beatriz Restrepo Gallego: una vida de coherencia entre el pensamiento y
la acción
(1) ¿Qué significa pensar? Martín Heidegger. Editorial Nova. Tercera
edición. Buenos Aires. 1978
(2) Reflexiones
sobre Educación, Ética y política. Beatriz Restrepo Gallego. Comfama. Medellín. 2014. Pág: 31
(3) Fundamentación ética de la rendición social
de cuentas de las ONG. Beatriz Restrepo Gallego. Federación Antioqueña de
ONG. Medellín. 2008. Pág: 8.
(4) Reflexiones sobre Educación, Ética y
Política. Beatriz Restrepo Gallego. Comfama. Medellín. 2014. Pág:63
(5) La Condición Humana. Hanna Arendt. Trad.
Ramón Gil. Editorial Lumen. Barcelona. 1993.
1 comment:
La vida puede ser complicada y créeme, la vida me ha jugado muchos trucos, nunca creo en el vudú o el hechizo aunque he leído algunos libros sobre ellos. Un hombre especial llamado Dr. Ajayi me demuestra que el vudú / lanzamiento de hechizos es real y existe. Mi nombre es Sophia y tengo 45 años con tres hijos y un esposo amoroso. durante 8 buenos meses estuve deprimido porque mi esposo se despertó una mañana determinada y salió de la casa con algo de su ropa sin ninguna explicación, esperé a que volviera a casa ese día pero no lo encontraron en ninguna parte, llamé y dijo que ya no estaba interesado en nuestro matrimonio ni en los niños, esto me enfrió la piel y quedé en estado de shock porque no puedo recordar que tengamos ningún problema, luego descubrí que estaba con otra mujer, todas las conversaciones y El esfuerzo por hacerlo regresar a casa fue un fracaso, se comporta como si nunca antes me hubiera conocido. Estaba leyendo un artículo en un sitio web cuando vi el testimonio de una mujer que afirma que el Dr. Ajayi la ayudó a resolver sus problemas familiares y ella dejó de contactarlo. Elegí el contacto y le envié un mensaje al lanzador de hechizos Dr. Ajayi, le expliqué mis problemas, dijo que no debía preocuparme de que todo estuviera bien. Tengo dudas al respecto, pero decidí darle una oportunidad. Me dijeron ciertas cosas que debía hacer, ¿sabes que 3 días después del lanzamiento del hechizo en la mañana escuché un golpe en la puerta, era mi marido afuera, dijo que no sabía lo que estaba haciendo y Ni siquiera puedo recordar cuánto tiempo ha estado fuera de la casa, estoy muy feliz de recuperar a mi esposo y gracias, Dr. Ajayi, el lanzador de hechizos, ya que Contactarlo, mi vida ha ido sin problemas y quiero que la gente vaya. a través de mi condición anterior para tener ayuda rápida. Por eso estoy compartiendo mi testimonio. Entonces, si está pasando por algún tipo de dificultad de la vida, comuníquese con el Dr. Ajayi por correo electrónico: drajayi1990@gmail.com o Viber / Whatsapp: +2347084887094 y se alegrará de haberlo hecho.
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