Una reflexión en el Dia del Padre
Luis Julián Salas Rodas
Sociólogo
Especialista y Magíster en Ciencias Sociales
Universidad de Antioquia
Magíster en Ciencias de la Educación: Opción
Desarrollo Social
Universidad Paris XII
Luijus34@gmail.com
@LuisJulianSalas
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Medellín – Colombia
La mejor herencia que los padres le podemos dejar a nuestros hijos son los buenos recuerdos
Fernando Savater
En la celebración de el Día del Padre la sociedad reconoce y felicita a aquellos hombres amorosos,
cuidadores, que escuchan, que forman, que son responsables y comprometidos, que
hacen presencia en el hogar, que participan en desempeño de las tareas
domésticas, y que acompañan sus hijos/as en el Curso de sus Vidas.
Sin
embargo, en miles y miles de familias en Colombia los padres están ausentes,
han abandonado a la esposa o compañera y a los hijos/as, y no responden económicamente
por sus obligaciones parentales de sostenimiento. Hijos/as que crecen sin los
abrazos y manifestaciones de amor y afecto de su progenitor . El abandono de la figura del padre es la ausencia de su imagen ante ellos/as. La madre puede, en ausencia del padre, sustituirlo en sus algunas de sus funciones como proveedora y autoridad pero no puede representar ante los hijos/as la figura, la imagen del padre. En ocasiones la madre se une a un nuevo compañero que hace las veces de padrastro, que no remplaza al padre biológico, pudiendo ser tanto una figura positiva como negativa en cuanto a las relaciones con sus hijastros/as.
En
otros miles de familias tenemos padres violentos, maltratadores y abusadores
sexuales con los integrantes. Estos “padres” no son, por supuesto, buenas
figuras de identificación para los hijos/as; por el contrario, crean en ellos
traumas severos, odio, resentimiento y graves problemas emocionales y de
conducta.
No
siempre, pues, la familia es un espacio amable, seguro, de protección para sus
integrantes; también puede ser un espacio de dolor, de sufrimiento y
aniquilación emocional de sus miembros.
El
divorcio, la separación de los padres no debería implicar el rompimiento, a
veces violento, de las relaciones y los vínculos emocionales, afectivos y
emocionales ya sea del padre o de la madre, Separación que implica, muchas
veces, la incomunicación y el alejamiento, en especial del padre. De ahí que
siga en aumento el numero de hogares monoparentales de jefatura femenina en el
país.
Con
esperanza y mucha alegría vemos, en cambio, como surgen nuevas generaciones de
hombres que piensan, sienten y ejercen tanto su masculinidad como su paternidad
de una manera distinta a la de su padre. Es un cambio muy positivo en el
imaginario, en la actitud y el comportamiento, tanto personal como colectivo,
frente a la tradición machista, patriarcal y autoritaria de otras épocas frente
a la educación y formación de los hijos/as y al vínculo y relación con su
esposa o compañera.
Los
niños, niñas y adolescentes de Colombia requieren para su alegría, felicidad,
bienestar y sano desarrollo de estos hombres que, más allá de ser progenitores,
quieren y ejercen los valores y principios de las nuevas masculinidades y
paternidades. Y cuando estos padres se vinculan, toman tiempo, participan en las tareas domesticas y en los cuidados, formación y educación de sus hijos/as tanto mejor.
Reconocimiento
social y muchas felicitaciones a todos los padres amorosos, responsables, que abrazan, que dialogan, que ejercen la autoridad sin imposiciones, que
siempre están “ahí” para escuchar, ayudar y apoyar a sus hijos/as,tanto en los tiemps buenos, los regulares y los malos.